Rafael Morgan Ríos
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Una de las consecuencias de la pandemia que azota a México es que puso en evidencia el llamado “analfabetismo digital”, tanto del magisterio, como del alumnado y la población del País. Según nota de Excélsior, el 60 por ciento de los docentes del País no están instruidos en los procesos digitales de enseñanza a distancia; además, según estudio del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, la crisis sanitaria agravó la marginación de la población en situación de pobreza al quedar fuera de la educación en línea, el trabajo en casa y el comercio electrónico, pues sólo el 23.4 por ciento de los hogares rurales tienen acceso a internet y sólo 20.6 por ciento cuentan con computadora o una tableta.
A este retraso tecnológico se agregó el intento del Gobierno de México de aplicar un recorte de 75 por ciento en el gasto operativo del CIDE, lo que provocó una reacción de intelectuales, científicos e investigadores contra la medida, misma que finalmente se retiró. El propio Conacyt ha sufrido también recortes a su gasto, sueldos y becas, afectando y eliminando programas de investigación y de avance tecnológico, acusándose a su personal científico de falta de resultados en su trabajo.
Es importante dar un vistazo a la Agenda Digital Nacional propuesta por las Asociaciones y Cámaras de la Industria de las Tecnologías de Información, Internet y Comunicación, para el Gobierno y la sociedad de México. Agenda que se propuso a los candidatos a la Presidencia de la República, para su inclusión en el Plan Nacional de Desarrollo con aplicación transexenal, con visión a corto, mediano y largo plazo, que lleve beneficios digitales para todos y otorgue acceso universal a internet, con servicios y derechos en línea y una educación que alfabetice digitalmente y desarrolle habilidades para el trabajo futuro, cuidando se garantice la integridad de los ciudadanos, que se homologuen los servicios de salud con expedientes electrónicos homologados, todo ello, en cumplimiento del mandato constitucional de conectividad para la población.
La Agenda Nacional Digital consta de 14 capítulos o ámbitos de acción que van desde el Impulso a la Educación, Mejorar los Servicios de Salud, la Digitalización del Gobierno, la búsqueda de una Sociedad de la Información y el Conocimiento y la Digitalización de las Empresas.
Incluye los ámbitos de Ciberseguridad y Civismo Digital, las telecomunicaciones eficientes, el acceso al mercado global digital y otros cinco capítulos sobre aspectos tecnológicos, cerrando con amplias recomendaciones para su implementación.
Para darse una idea más completa, los 14 ámbitos de acción contienen además 121 recomendaciones de aplicación, es decir, se entregó a los candidatos casi todo el menú para su aprovechamiento, aunque, hasta el momento, es poco lo que se sabe que se haya implementado por el actual Gobierno; peor aún, la muy reciente propuesta de iniciativa de ley del Senador Ricardo Monreal para eliminar al Instituto Federal de Telecomunicaciones, la Comisión Federal de Competencia Económica y la parte de la electricidad, en la Comisión Reguladora de Energía, para crear el Instituto Nacional de Mercados y Competencia para el Bienestar, con claros mensajes contra las empresas de telecomunicaciones y de las tecnologías de la información e internet, con lo que probablemente se acabe por retroceder en estas materias.
En el ámbito educativo y la cultura, la Agenda propone siete recomendaciones, tales como: Avanzar en un programa de implantación de educación digital e integrar velozmente una infraestructura, software y métodos educativos para todos los niveles en todo el País; para ello se incluirían redes sociales inalámbricas de acceso libre en campus escolares, se daría capacitación escolar y profesional, se promovería el intercambio académico y cultural, se promoverían las ciencias y las artes, con asesor remoto a los alumnos y con planes de educación de calidad a distancia y educación autodidacta.
Se recomienda promover un modelo educativo basado en STEAM, o sea, sobre las disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas, precisamente lo que más falta hace.
Se recomienda también establecer incentivos para el Primer Empleo TIC, integrando a los egresados de las carreras TIC a las competencias laborales y habilidades empresariales.
Como se puede ver, es toda una revolución en el área educativa, en la que tendrían que colaborar no sólo el magisterio, sino el gobierno, la iniciativa privada y la academia.
En siguientes artículos se comentarán algunos otros ámbitos de aplicación y sus recomendaciones.