lqteran@yahoo.com.mx
No se puede negar la cambiante realidad actual del País, interesante por donde se le observe. La polémica en torno a trepidantes problemas sociales, acumulados por largo tiempo y a los que hoy se les busca salida de acuerdo a su magnitud. Se percibe, en el ambiente político nacional, buena vibra para que los cambios y planes se concreten.
En este país, por muchos años, la democracia ha sido una de las “asignaturas pendientes”, como se dice en el léxico de los políticos. El resultado de la elección del 2018 fue una rebelión ciudadana sin antecedentes, como respuesta al escamoteo del voto ciudadano en elecciones anteriores, llegando los ciudadanos a la justa convicción de no permitir se burlara otra vez su decisión soberana de hacer valer su sufragio, como en efecto ocurrió.
El próximo año van a tener lugar las llamadas elecciones intermedias. Se espera, de acuerdo con el ambiente que campea en el territorio nacional, sea de nuevo la voluntad de los ciudadanos la que determine los resultados comiciales, donde se elegirán los diputados al Congreso de la Unión y nueve gubernaturas de los estados; como vemos, será un proceso electivo importante, se van a movilizar todos los partidos con registro, en un alto número de estados de la Unión, sobre todo donde serán electos gobernadores y se pondrá a prueba la capacidad de convocatoria de cada uno de los partidos políticos.
Otro aspecto importante: se va a poner a escrutinio la certeza en cuanto a organización y resultados electorales por parte del INE (organismo que deberá renovar a cuatro de sus consejeros nacionales), que debe dejar de lado protagonismos y dar muestras de probidad a toda prueba. Esto va a ser lo más trascendente, la limpieza de la elección como una medición sobre manera valiosa de la calidad de nuestras elecciones. Allí está la clave para que en el País se empiece a caminar por el sendero de la democracia verdadera, tomando en cuenta el discurso del actual régimen, las expectativas de los votantes, que reclaman el estricto respeto a la voluntad ciudadana. A menos de un año y medio de las elecciones intermedias la aspiración de todos es que haya elecciones limpias, sin fraudes ni compra de votos.
Lo que sí podemos vaticinar, desde hoy, es que los partidos políticos tradicionales no tienen ningún futuro en el proceso electoral que viene; lo vamos a corroborar en julio del 2021; sin mucho aspaviento el despertar de la ciudadanía es definitivo, de nada sirven las reiteradas mentiras de los voceros de esos partidos políticos de viejo cuño, tienen una deuda impagable con los ciudadanos.
Partiendo de la realidad política que priva en el territorio nacional, las cosas no pintan nada halagüeñas para los partidos que gobernaron las últimas tres décadas; lo reiteramos, porque es necesario que se entienda, la ciudadanía comprende perfectamente el meollo de la problemática nacional y no se va con la finta, identifican a sus verdaderos verdugos, a quienes en el próximo pasado obstruyeron con expresiva maldad el cumplimiento de su agenda y su aspiración a una vida digna, a quienes los sometieron a tremendas estrecheces, a quien gobernaron sólo a favor de unos cuantos potentados. Esto será difícil de revertir, los conglomerados sociales lo tienen presente, por más discursos cínicos que les lancen los políticos que prohijaron esa opresiva realidad.
La gente ha aprendido por experiencia propia a evaluar los planteamientos de uno y otro signo político, y a sacar sus propias conclusiones, aplicando la lógica más elemental, simplemente recurriendo al sentido común de las cosas, sin hacer acopio de erudición ni retórica. Saben, gracias a esa sabiduría e instinto natural que les da la vida, quién busca gobernar para llenarse los bolsillos a costa del erario público, y quién busca gobernar para servir a los ciudadanos, para sacar adelante al País, después de la decadencia en la que lo metieron esos políticos logreros. En eso radica la base para afirmar lo que viene: la futura debacle de los partidos que traicionaron el sentir ciudadano durante largo tiempo.
Los ciudadanos han dicho basta y han puesto punto final a las trapacerías desde el gobierno, proponiéndose, por todos los medios a su alcance, establecer en toda la Nación la democracia como un principio infalible.