"Habrá presupuesto estatal con final feliz. Legislativo y Ejecutivo aprendieron bien"
A diferencia del presupuesto de 2019 que fue el traumático juego de estira y afloja para el Congreso del Estado y el gobierno de Quirino Ordaz Coppel, hoy estos dos entes políticos le podrían hacer honor al dicho que señala que echando a perder se aprende, certificando que la cerrada curva de aprendizaje les sirvió de algo a ambos factores de decisión. Estaríamos presenciando, si el guión se cumple al pie de la letra, la sana función de la negociación entre instituciones que deben colaborar entre sí, sin someterse una a la otra.
Es parlamentarismo puro que ha evolucionado en los estados del país donde el Legislativo lo controla un partido y el gobierno otro. Sinaloa es privilegiado para la praxis política porque los dos actores, Ejecutivo y Legislativo, se han complementado corrigiéndose en igualdad de circunstancias las tentaciones autoritarias. Alegrémonos porque probamos al fin el vino añejado en la democracia.
Al llegar a este punto de desarrollo de las autonomías, se prevé que la intensa labor de cabildeo que por parte del Gobierno del Estado estuvo a cargo del Secretario de Administración y Finanzas, Carlos Ortega Carricarte, y con la presidenta de la Junta de Coordinación Política, Graciela Domínguez Nava, en el otro lado de la mesa de conciliación, la Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos 2020 llegue “planchada” a la sesión de hoy.
Así cada poder lucirá brillo propio por obra de la avenencia. Un gobierno estatal que a principios de 2019 se retiró del diálogo, habituado a la vieja lógica de que el Ejecutivo propone y el Congreso obedece, y el grupo legislativo de Morena que estrenaba ínfulas de control absoluto, dan un viraje a la sencilla fórmula de trabajar cada uno desde su ámbito pensando en las necesidades y prioridades de los sinaloenses.
Se notará la diferencia porque las reasignaciones que en la agonía de 2018 y nacimiento de 2019 operaron para fraguar el conflicto, ahora esos reacomodos presupuestales se realizaron en común acuerdo y la discusión entre dos instituciones que están obligadas a defender sus posturas se realizó en las comisiones correspondientes, sin que la gresca partidista fuera visible para la opinión pública.
Ahí, en los salones de trabajo del Congreso, se dijeron todo lo que tenían que decirse. Tal catarsis que sana las tensiones propias de encuentros entre poderes y partidos diferentes, debió hacer la función de resanar los intereses, no por el espíritu navideño sino como fruto del entendimiento. Ser oposición nada tiene que ver con que el Gobernador y los diputados sean empáticos con los ciudadanos, al menos más que con los partidos o las ambiciones que les son intrínsecas.
Esa es la razón del desenlace terso en el proceso legislativo para aprobarle el gasto 2010 al gobierno de Ordaz Coppel. Sin que el Presidente Andrés Manuel López Obrador deba interferir para calmar a sus huestes morenistas y hacerles ver que “Quirino Ordaz en un buen gobernante y si no les gusta no me importa”. Tampoco será necesario que el Mandatario estatal vete el presupuesto y que la diputación morenista enmiende la plana. Impensable esta vez el berrinche en cada extremo que mete a Sinaloa en la incertidumbre.
Está por verse si los 55 mil millones de pesos planteados por el Gobierno del Estado al Congreso son sometidos a importantes redistribuciones y qué áreas se sacrifican para favorecer a otras. Hoy estará a la vista si el 10 por ciento del presupuesto 2020, que son ingresos propios, se tornó la manzana de la discordia para obstaculizar el 90 por ciento del gasto proyectado, que es la participación federal.
Por supuesto que esto está lejos de ser el final feliz del cuento de la sana distancia entre el Congreso y el Gobernador. Se trata solamente de la coyuntura difícil para acordar el presupuesto y atender los programas sociales que ponderan los diputados de Morena y la negativa de Ordaz Coppel a que le impongan camisas de fuerza. Otros elementos de peso son la promesa del Ejecutivo por continuar con el ajuste del cinturón, eficientar la recaudación propia y fortalecer la inversión productiva.
Pronto cada cual volverá a su naturaleza, ámbito y responsabilidad. Solamente que de aquí en adelante quedará más claro que el Ejecutivo y Legislativo pueden mostrarse un día feroces en la defensa de sus soberanías, y al siguiente despertar mansos por la disipación de las barreras ideológicas. Así de atroz y pacífica es la guerra política.
Reverso
¡Qué dechado de civilidad,
al cabildear el presupuesto!
¡Qué Congreso tan dispuesto,
al espíritu de la Navidad!
Bien hecho, diputados
Anticipo de lo que resultará este lunes en el Congreso, sin pena ni gloria pasó en la Asamblea del viernes la aprobación de nuevos impuestos. Se las ingeniaron en Gobierno del Estado y Legislativo para aumentar o crear gravámenes en casinos, casas de empeño, outsourcing y razers que refuerza la recaudación estatal con 100 millones de pesos, sin que esto repercuta a la sociedad en general. Y se eliminó la “carnada” que iba en la propuesta del Gobernador, de crecer al 20 por ciento el impuesto pro educación, una carga tributaria que ha sido muy opaca. Bien hecho porque la carga impositiva ya no soporta más peso.
alexsicairos@hotmail.com