Cuauhtémoc Celaya Corella
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Dos noticias acapararon la atención de los medios y no sucedieron en México, Inge. Llegaron de la tierra del Tío Sam. Un afroamericano asesinado por un polizonte blanco en la ciudad de Minneapolis, fue una, y otra, dos astronautas enviados al espacio. Esta última nota fue tan breve, como los 10 segundos del conteo anunciando el despegue del cohete propulsor, desde Florida.
La primera nota continúa dando de qué hablar, porque señala lo frágil que puede ser la fuerza de un gobierno cuando una chusma la emprende pidiendo justicia por un asesinato perpetrado con la fuerza que da la fuerza policíaca y a los ojos del mundo. Una forma que nos muestra que la ley no detiene el odio racial, cuando ha sido argumento para fincar un imperio económico y militar, basado en la mentira de “In God we trust” y en las proclamas de una mayoría blanca sin sentido solidario y de valor cristiano para con sus semejantes, que son tan ciudadanos como cualquiera de ellos.
Pero no pasará de protestas, tal vez muy caóticas y de alto costo en movimientos de militares y en discursos de políticos, anunciando justicia para la víctima y un castigo para el asesino. El falso honor de la raza blanca, será superior a la vergüenza que produce el hecho criminal, Inge, cuando de menospreciar se trata. En ese sentido, no avanza el orgullo del país construido por migrantes.
El gobierno norteamericano ha sido muy crítico contra los gobiernos del mundo que a su juicio fallan en el respeto a los derechos humanos, tan es así que se dan el lujo de golpearlos económicamente por no respetarlos y hasta se entrometen en vigilar y calificar las acciones que llevan a cabo esos países “no amigos” del gobierno en turno, sea demócrata o republicano. Pero no hacen una autoevaluación cuando ellos no respetan los derechos humanos de sus mismos ciudadanos que pertenecen a las denominadas minorías, entiéndase, latinos, afroamericanos, musulmanes y de otras denominaciones religiosas o de procedencia.
Ese es el auténtico gringo, que basa su supremacía no en el bien común, sino en una cultura de odio que han sembrado desde las altas esferas de poder y que fomentan cuando deben de aplicar ley y fallan. No olvido el asesinato de un menor por parte de un policía fronterizo en Nogales, Sonora, por la sola razón falsa de portar piedras en las manos y de disponía a atacarlo. Oficial que ni a juicio fue llevado porque su palabra estuvo por encima del hecho mismo
El llanto de una madre mexicana no movió al gobierno de EPN para que a través de la diplomacia protestara por tal acontecimiento, y se reparara el daño causado. Es el riesgo de vivir cercano a una malla ciclónica que divide dos territorios, pero que no los puede separar. Increíble la impunidad de las leyes norteamericanas.
A las protestas se sumaron grupos ciudadanos de otras minorías e incluso, oficiales de policía arrodillados ante los manifestantes expresaban su sentir por el reclamo solicitado. Inge, el Presidente mexicano, también ha venido sembrando el encono que nos mantiene divididos. Se vio en los sucesos de Guadalajara. No busca ni buscará la integración social, ni aún en los tiempos emergentes, por las mañanas enfrenta a quienes llama mis adversarios. En el caso de los políticos corruptos tiene razón, pero no hay denuncia ante los tribunales. Y sí, en cambio, le agrada que segmentos sociales se enfrenten defendiendo sus postulados, aun cuando sean equivocados.
Eso, ha enfrentado ya a quienes han marchado en protestas y se han encontrado con quienes se mezclan y producen destrozos para buscar el rechazo social. Revisando manifestaciones en países de Latinoamérica que han caído en regímenes dictatoriales, el camino así comenzó.
Por eso no le interesa mejorar la condición de los que menos tienen, y les niega oportunidades de mejora al reducir recursos presupuestales y cerrar instituciones que con acciones reales, les generaban algún alivio, como guarderías, seguro popular entre otras.
El método de Chávez, aunque moleste señalarlo a algunos, pareciera que es guía de la 4T. El fin de semana pasada se vio a una clase media saliendo a protestar, y rápidamente los escudos cibernéticos de defensa al Presidente en campaña, se pusieron a funcionar reclamando que fueron los ricos, que por perder privilegios, eran quienes en sus unidades motrices protestaban. Seguro le informaron: “tranquilo Presidente, son los acomodados que lucraron con la corrupción quienes protestaron, vea los autos de lujo con carteles de AMLO VETE YA”.
Sí se debe preocupar el ciudadano, pues está en peligro la vida nacional. Los empresarios diseñan nuevo esquemas para que ante cualquier caso, puedan librar las fronteras y ponerse a salvo. Lo visualizan de esa manera. El fantasma del desempleo dejará de ser fantasma para convertirse en real, y eso alimentará más la pugna entre unos y otros, y eso pareciera que es el objetivo. Te quedas pensativo, Inge.