Arturo Santamaría Gómez
santamar24@hotmail.com
El feminismo, visto en su conjunto, fue el movimiento social más importante del mundo en el Siglo 20 y lo sigue siendo en lo que va del 21.
Es la acción colectiva que más logros ha obtenido en la búsqueda del equilibrio y la justicia social. Ninguna revolución, ningún movimiento obrero, estudiantil, indígena o de cualquier otro corte ha logrado limar petrificadas resistencias societarias como el ya más que centenario movimiento feminista a favor del sufragio de las mujeres, y por lo tanto de la democracia; a favor de las oportunidades educativas, laborales, salariales; a favor del divorcio y la libertad sexual; a favor de la libertad para decidir sobre su propio cuerpo; a favor de la igualdad en las relaciones de pareja y familiares, entre varios objetivos más. Algunos de esos logros ya están muy avanzados o consolidados en naciones de los cinco continentes.
Pero, como las mismas feministas dicen, falta mucho por hacer. No es lo mismo lo que se ha obtenido en Dinamarca que en México. Y no es lo mismo, dentro de nuestro propio País, lo que se ha forjado en la Ciudad de México que en Mazatlán o Culiacán. Es por lo mismo, que las luchas feministas continúan.
Es necesario decir, por otro lado que, como en cualquier otro movimiento, hay pluralidad de pensamientos y acciones. Es decir, en estricto sentido hay feminismos y no un solo feminismo. Esto lo han dicho con mucha autoridad intelectuales y líderes feministas mexicanas como Martha Lamas y Sabina Berman.
Hay muchas feministas, como la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheimbaum, que no está de acuerdo, por ejemplo, con las acciones violentas de los grupos feministas anarquistas más radicales. Estas se han hecho muy notorias en los medios pero no son nada eficaces para atraer a más mujeres ni concitar sólidos apoyos en otros sectores sociales. El feminismo radical se ha engolosinado con la violencia ciega y no ha logrado que el Estado detenga, o por lo menos disminuya, la violencia criminal contra las mujeres.
Sin duda que la movilización y las manifestaciones masivas son fundamentales, pero estas pierden fuerza con una violencia que pareciera infantil sino causara tanto daño a personas, edificios, negocios y otros bienes materiales.
Pero las acciones violentas prácticamente se han limitado a la Ciudad de México, muy poco se han visto en otras ciudades, y en las sinaloenses nunca.
Por esto sorprende la aparatosa respuesta policiaca y las declaraciones amenazantes y autoritarias del Alcalde Guillermo Benítez Torres contra las pacíficas feministas mazatlecas que se manifestaron en las calles al inicio de esta semana.
En la historia mexicana ningún Gobierno federal ha sido tan tolerante, e incluso permisivo, con las movilizaciones callejeras como el de AMLO, y ningún Gobierno capitalino ha mostrado tanta tolerancia con la violencia movimientista como el de Claudia Sheimbaum, precisamente porque su partido en gran medida es resultado de muchas luchas callejeras y de la herencia de movimientos como el estudiantil, el magisterial y feminista, entre otros. Pero resulta que, en Mazatlán, sus gobernantes aplican raseros desiguales con los pescadores, vecinos de colonias o trabajadores de diferentes ámbitos que han bloqueado las vías públicas para manifestarse, y en cambio a las feministas pacifistas, dentro de las cuales hay muchas menores de edad, las agreden verbalmente (hay pruebas grabadas de ello) y las amenazan. Es inadmisible.
¡El Alcalde de Mazatlán dice que procederá jurídicamente contra las mujeres que con pintura dejaron las huellas de sus manos en los muros del edificio de gobierno! Vaya delito! ¿Cuántos años de cárcel va a pedir para ellas? Y con tono amenazante, como en los peores tiempos de Gutiérrez Barrios, a nivel nacional, o del “Gordo” Escobar en el Mazatlán de los ochenta, declara: “se tienen datos, fotos y toda la información de esas jóvenes que dañaron el patrimonio del Pueblo”, según cita el portal Línea Directa.
Este gobierno no tan solo debería respetar y tolerar estas pacíficas y juveniles manifestaciones feministas, sino apoyar sus demandas que están en el ideario morenista.
Muchos estaremos listos para defender a las feministas mazatlecas y contribuir al fortalecimiento de sus colectivos ante cualquier acto arbitrario de las autoridades.
Posdata
Dice fatalistamente el señor Gabriel Igartúa el pasado miércoles: “Está sector turístico al borde de la extinción”, según cita Noroeste a ocho columnas. Al día siguiente, la portada de nuestro diario informa: “Mazatlán, con mayor recuperación turística. Tendrá la cifra más elevada en turismo en el País para fin de año: Sectur.
Es cierto: la crisis turística ha sido brutal en el mundo y la industria tendrá que rectificar y reinventar muchas prácticas, además de crear otras; pero hablar de extinción es una palabra mayor que, al menos en Mazatlán, no es verificable.