Rafael Morgan Ríos
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En su afán de diferenciar su gobierno de los anteriores, el Presidente López Obrador, ante algún hecho negativo en el pasado, ha declarado enfáticamente: “Esto ya no va a pasar”, pero la realidad cruelmente lo ha desmentido. Otra de sus frases favoritas es: “No somos iguales” refiriéndose a regímenes anteriores, pero también la realidad le ha mostrado que, aunque él no quiera, sus funcionarios, sus parientes o las circunstancias han demostrado que su gobierno adolece de muchos de los defectos que critica.
Conviene recordar algunos episodios que en su gobierno no se darían, pero se dan:
1. “El huachicoleo ya se acabó”.
Excélsior publicó el 19 de septiembre que, de acuerdo con información de Pemex, se detectan 33 puntos de ordeña cada día. Pemex expuso que, de enero de 2019 a agosto de 2020, se contabilizaron 2 mil 602 perforaciones a los ductos de gas, la cual es el triple de las tomas clandestinas de todo el sexenio de Peña Nieto. Además, Pemex declaró a Reforma que, de enero 2019 a mayo de este año, ha interpuesto ante la FGR, 3 mil 126 denuncias por robo de combustible, pero el 99.94 por ciento de esas denuncias queda en el limbo. Así pues, el decir es una cosa y la realidad es otra.
2. Declaró el Presidente López Obrador que “se acabaron las masacres”, pero según estudio de Reforma, publicado el 18 de septiembre, “en lo que va del año se han registrado al menos 45 casos en donde han asesinado a cinco o más personas en 20 estados”. Ese mismo día El Universal publicó la nota sobre el asesinato de cinco mujeres en un velorio en Celaya, Guanajuato; en Jaral del Progreso, Gto., fueron asesinados en un centro nocturno once personas, entre ellas cuatro mujeres; el Estado suma 36 matanzas en lo que va del año.
Lo cierto es que este régimen se dice y se contradice en su política de “abrazos, no balazos”, pero el Ejército que ha tenido que defenderse a balazos.
3. Siendo candidato, López Obrador criticó fuertemente al Presidente Calderón “la militarización del país”, por utilizar al Ejército para contener a la delincuencia organizada, que ya controlaba y aterrorizaba a los ciudadanos de varios estados como Michoacán, Sinaloa y Baja California. Pero en esto, no sólo ha sido igual sino que ha sido peor, pues ahora el Ejército está en todas partes, lo mismo construyendo el aeropuerto Santa Lucía, que encargado de aduanas y puertos, reforzando a la Guardia Nacional, vigilando fronteras o en la construcción de dos tramos del Tren Maya, más lo que se le ocurra al Presidente; es que una cosa es ser candidato y otra ser gobernante.
4. Sostiene el Presidente que en su gobierno no se va a incrementar la deuda pública, pero lo cierto es que la deuda pública federal ya aumentó con respecto al Producto Interno Bruto, pasando del 47.1 por ciento a más del 50 por ciento del PIB. El Sol de México publica el 22 de septiembre que, “de acuerdo con el segundo informe de gobierno de AMLO, en un año, la Administración Federal añadió 764 mil 635 millones de pesos al saldo de la deuda neta, pues tanto el Gobierno Federal como Pemex tienen déficit que se tendría que cubrir con deuda. Según nota del periódico Noroeste del 29 de julio, Pemex reportó en el primer semestre de 2020 una pérdida neta de 26 mil 406 millones de dólares, mientras que la CFE anunció una pérdida de 95 mil 643 millones de pesos. Además, según la calificadora H. Rattings, estima que la deuda de México aumente 10 puntos porcentuales sobre el PIB este año.
5. Raymundo Riva Palacio publicó el 29 de septiembre en El Financiero, que, en noviembre de 2018, López Obrador presentó el Plan Nacional de Paz y Seguridad afirmando que: “... el nuevo gobierno federal (garantizaría) la paz y la tranquilidad en el país” y el 3 de enero de 2019, declaró que “en cien días más va a terminar toda la acción transformadora y vamos a mejorar este tema de la inseguridad”, pero, según estudio de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, publicado por El Universal el 24 de septiembre en 2019, durante el primer año de gobierno de AMLO se registraron 36 mil 476 homicidios en México, es decir, 29 asesinatos por cada 100 mil habitantes, colocando al país en el sexto lugar de homicidios a nivel mundial la cifra más alta desde 1990. Hasta agosto de 2020 se tienen 24 mil 115 víctimas y se teme que el año tenga alrededor de 40 mil homicidios.
Esta es la realidad, no las buenas declaraciones ni los buenos deseos. Urgen, cambios en las políticas públicas, pues como acaba de reconocer el Presidente, el gobierno solo no puede resolver los problemas, sino que requiere la colaboración de todos.