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Las vacunas que vendrán a atenuar posibilidades de multiplicación de contagio de coronavirus, rápidamente se han convertido en mercancía para los que participan en las reyertas políticas y para los "mala leche", esos resentidos sociales a los que les encanta alentar la incertidumbre social y que disfrutan el actuar como el hilo transmisor que alimenta el pánico entre la gente.
Hay que andarse con tiento ante tanta información que circula en las redes sociales, y antes de optar por una decisión, por ejemplo, la de no vacunarse o ingerir tal o cual medicamento preventivo o curativo versus C19, más vale compartir nuestro desasosiego con gente que merece nuestra confianza, por su seriedad y conocimiento profesional.
Por lo pronto, la mejor vacuna que tenemos al alcance inmediato es guardar la calma, tomarle respeto a la pandemia y cumplir con las recomendaciones de las autoridades sanitarias, como el simple lavado de manos a conciencia, utilización del gel desinfectante, la fría sana distancia, evitar las aglomeraciones y la utilización del indeseable cubre bocas, entre otras medidas de precaución.
Y literalmente, tales precauciones también se convertirán en necesarias para que no nos contaminen las elecciones que ya arrancaron y que se encuentran en su etapa más hipócrita; la de precampañas, con advertencias absurdas en los mensajes radiales o televisivos en los que se indica que van dirigidos a los miembros de tal o cual partido político, como si el resto de los escuchas estuviéramos ciegos y sordos.
Sin duda, babosadas inútiles, legalmente avaladas, que pretenden disfrazar la duración de las campañas políticas, con las cuales, se nos viene encima un período en el que muchos, serán inoculados por el fanatismo, en el que por cierto, se encuentran atrapadas millones de personas desde las presidenciales del 2018, tanto del lado presidencial como entre sus no pocos malquerientes.
Toda una perjudicial situación en la que ninguno de los dos flancos ha entendido que al final del día, el gran perdedor es el futuro del país, especialmente en la mala situación sanitaria que estamos pasando, la cual, está muy lejos de llegar al mil veces anunciado aplanamiento.
Para todos aquellos enganchados en los movimientos AMLO y Anti AMLO, vale recordarles que para los políticos, no hay amistades, sino conveniencias y complicidades.
Las presumidas elecciones más grandes de la historia a realizar el próximo 6 de junio, dado el imberbe espíritu democrático del mundillo político mexicano pueden convertirse en un verdadero rebrote del odio jarocho que se tienen entre sí, los segmentos radicales de los partidarios del Presidente de la República y de sus contrarios, lo que vendría a profundizar la maligna división social en la que nos encontramos; página a la que ni el Presidente de la República, principal obligado, ni sus opositores, han sabido pasar a la siguiente.
Bajo esas circunstancias, y a manera de profilaxis médica debidamente asistida, cito una reflexión del recordado cantautor argentino Facundo Cabral:
"Ningún político merece que lo defiendas con uñas y dientes. Entiéndelo de una vez por todas: no te conoce, no eres su amigo, no le importas. Deja la intensidad".
"Consejo: bájale unas rayitas a tu fanatismo. No te apartes de los que han sido tus verdaderos amigos; no dividas a la familia y si en verdad quieres un cambio profundo en la sociedad...mírate fijamente en el espejo y empieza a cambiar tú. Ocúpate en ser mejor humano".
¡Ah! Pero cómo nos cuesta entender que la esencia del cambio radical de la conformación social está dentro de nosotros.
Es una buena reflexión la dejada por el poeta cantor, que bien nos puede servir para que nuestra claridad se fortalezca y nos dediquemos a construir de manera comunitaria, sin que esto implique abandonar nuestros ideales, lo cual, urge, igual o más, que las ansiadas vacunas. ¡Buenos días!