Editorial
En México nos estamos acostumbrando a que los militares lleguen a salvarnos en el último momento, ya lo hacen en épocas de desastres naturales, en la guerra contra el narcotráfico y ahora en contra de la pandemia provocada por el Covid-19.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador dio la voz de arranque ayer, anunciando el inicio del Plan DN-III y del Plan Marina, los operativos que autorizan al Ejército y a la Armada iniciar sus labores en la emergencia sanitaria.
Básicamente lo que está haciendo el Gobierno federal, al llamar a los militares, es ampliar su capacidad de atención médica, para evitar que colapse el sistema de salud mexicano, en la semana que los especialistas consideran que llegaremos al pico de los contagios.
Los militares se concentrarán en atender hospitales equipados para hacer frente a la pandemia y lo harán en seis estados, principalmente: Baja California, Estado de México, Tabasco, Ciudad de México, Quintana Roo y Sinaloa.
Estos seis estados concentran la mayor parte de los contagios y será ahí donde se concentre el mayor esfuerzo de las autoridades.
La medida es clave por diversas razones, los militares cuentan con una larga tradición hospitalaria, tienen hospitales modernos, equipados y eficientes, son disciplinados por naturaleza y cuentan con recursos.
Es ahí donde los gobiernos estatales se verán muy beneficiados, ya que la lucha en contra de la pandemia está vaciando las arcas estatales.
Los militares llegan con la bendición presidencial, pero también con la de los gobiernos estatales y con la esperanza de la ciudadanía afectada por el virus, a la que le urge atención.
El único detalle pendiente es la coordinación entre el Sector Salud y los militares, esperemos que no exista ninguna complicación.