Editorial
¿Hasta dónde están dispuestos a llegar los políticos mexicanos si se trata de sus intereses, incluso si se topan con los intereses de la ciudadanía?
El periódico The New York Times dio a conocer que las autoridades de la Ciudad de México sabían que la capital mexicana había entrado en semáforo rojo desde el pasado 04 de diciembre, pero que habían manipulado las cifras de los contagios para retrasar una cuarentena.
Los funcionarios responsables se han negado a declarar sobre el asunto, pero el tamaño del rebrote que viven la capital y el Estado de México los señala con un dedo de fuego.
Por más que se intente esconder el avance del virus en México resulta imposible, sería mucho más fácil intentar tapar el sol con un dedo.
Y la capital del País es solo una muestra de lo que está pasando en los estados, donde a las cifras siempre se les da una “maquillada” para intentar rebajar el rubor del rojo.
A nadie le conviene entrar en un cierre de sus actividades no esenciales, pero es mucho peor decir mentiras para mantener abierta una sociedad.
Desgraciadamente, renegar la existencia del virus solo provoca más muertos y más contagios, algo que nadie quiere cargar en su memoria, pero que los funcionarios provocan al mentir.
La Ciudad de México se encuentra cerca de que sus hospitales colapsen, debido a la enorme demanda de personas contagiadas y con síntomas severos.
Y la solución no puede ser “maquillar” las cifras, siempre va a ser preferible la honradez, aún y cuando nos enfrentamos a una catástrofe.
El problema es que nuestros políticos no tienen a la honradez entre sus atributos.
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