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@rodolfodiazf
Viajar es una experiencia fascinante, aunque en estos tiempos del coronavirus se haya convertido en grave riesgo. Son innumerables las apasionantes historias que se han forjado acerca de los viajes, desde el azaroso relato homérico de Ulises, hasta las colosales narraciones de Julio Verne o de Jonathan Swift.
Sin embargo, el viaje más atrevido y enriquecedor se realiza cuando se viaja a lo más recóndito de sí mismo, a la profunda veta de la interioridad.
El psicólogo José Antonio García Monge indicó que el viaje interior posibilita que vivamos auténticamente:
“Para vivir de verdad necesitamos viajar al interior de nosotros mismos. Asistir con asombro a nuestra continuidad discontinua, a nuestra identidad que se recrea a través de un crecimiento personal y social. Necesitamos conocernos para desde ahí dialogar, con verdad, con el entorno, vivir en autenticidad nuestros pasos por los distintos caminos de la historia”.
No contento con esta explicación, precisó la razón y conveniencia de hacerlo: “¿Por qué necesitamos viajar al interior de nosotros mismos? Porque ‘todo fluye’. Al río de tu vida no le puedes frenar con un dique (ideológico, afectivo, existencial, religioso...). Tu vida nace de su fuente, sigue su cauce y si quieres ser consciente tienes que fluir con ella sin que te asusten los rápidos y cascadas, sabiendo descansar en sus remansos, alimentar sus acequias, recibir sus afluentes y dirigirte con una consciencia serena hacia el mar”.
Añadió que se requiere viajar ligero y desprovisto de apegos: “No debes anclarte en ninguna idea, persona, situación, experiencia, que te impida el fluir, navegar, abrirte a la vida que tú haces y a la VIDA que te hace... Viajar al interior de tu persona es buscar la identidad que te permita decir tu palabra auténtica a la vida”.
¿Viajo a mi interior?