Una de las grandes decepciones que estamos viviendo, podría llamarse el “síndrome de la apertura”, que no es otra cosa que el sentimiento de que todo iba a ser igual que antes en cuanto se terminara la cuarentena.
Pues resulta que no y los primeros que lo están resintiendo son los empresarios, pequeños y grandes. Reabrir los negocios fue terriblemente difícil para muchos, sobre todo para todos aquellos que esperaban recibir la misma cantidad de clientes, las mismas ganancias.
Resulta que el daño que le ha causado la pandemia a la economía es tan grande, que apenas comenzamos a tener conciencia de sus dimensiones.
Y lo mismo funciona para los particulares que para los gobiernos, nuestras autoridades no se cansan de dejar en claro que los buenos tiempos se acabaron.
Los alcaldes son los que más sufren, sin la capa protectora del Estado y la Federación, los municipios se convierten en los eslabones más débiles de la cadena.
El Gobierno del Estado hace tiempo que entró en modo “supervivencia” pagando a proveedores con anticipación, lo que le ha permitido no entrar en demasiados conflictos por deuda.
Pero olvídese usted de grandes proyectos en el futuro, lo que queda de aquí al 1 de julio de 2021 será terminar las obras en curso, todo lo demás está fuera de presupuesto.
¿Inventó el
hilo negro
o lo pintó?
El Presidente Andrés Manuel López Obrador de nuevo vuelve a la carga con mensajes atronadores y rimbombantes, disfrazados de amor para el pueblo mexicano.
Ayer, durante el homenaje que hizo en honor de los fallecidos por el coronavirus, no dudó en comprometer todos los recursos disponibles para los afectados por la pandemia, o sea todo el pueblo de México, queremos suponer.
Y así nos dio un decálogo de compromisos, 10 puntos, algunos bastante sobadillos y otros deberían pertenecer a las obligaciones de todos los gobierno no sólo de México sino de todo el mundo, tomando en cuenta la pandemia.
Entre los puntos más sobados está el de que no permitirá la corrupción para que haya recursos suficientes para hacer el bien al pueblo, dotar de insumos y medicamentos e insumos a hospitales y campañas para una buena alimentación y en contra de la comida chatarra.
Pero hay unos puntos que habrá que checar con lupa: uno de ellos es donde se comprometió a otorgar créditos, pensiones y becas a familias que hayan perdido a sus seres queridos por Covid-19.
Al paso que vamos no va a haber dinero que alcance para ayudar a las familias de las víctimas, pero se oye bien bonito, sobre todo para las épocas electorales que ya se avecinan.
El semáforo roto
El Gobernador Quirino Ordaz Coppel aplaudía desde muy temprano que Sinaloa dejaría el semáforo rojo para pasar al semáforo naranja en Yameto, en un evento para entregar obras de infraestructura.
El Subsecretario Hugo López-Gatell lo confirmó por la tarde del viernes, ya que dijo que Sinaloa tenía un ritmo sostenido de reducción en los contagios, cosa increíble, pero así es.
¿Cómo es eso?, ayer la Secretaría de Salud estatal informó del registro de 122 nuevos pacientes con Covid-19, con que se suma un acumulado histórico de 11 mil 354, y además alcanzamos un total de mil 845 defunciones por coronavirus.
Y truenan los gobernadores
Hugo López-Gatell será el héroe de gobernadores como el de Sinaloa y el de Chiapas, pero de otros se ha convertido en el enemigo número uno.
El nuevo semáforo que dio a conocer, donde se ubican 18 estados en rojo y 14 en naranja hizo que tronaran cuando menos seis gobernadores en su contra.
Los primeros fueron Jalisco y Tabasco. Enrique Alfaro, de Jalisco, dijo que “los caprichos” de López-Gatell estaban costando vidas, ya que cambia de criterios para el tal semáforo sin decir agua va y los pone en rojo porque se le antoja y siguiendo una agenda política.
El de Tabasco, Adán López Hernández, dijo que de plano él ya no puede con el Subsecretario porque anuncia unas cifras que no se sabe de dónde las saca.
Y a estos se les sumaron otros gobernadores, como los de Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis; Yucatán, Mauricio Vila; y Quintana Roo, Carlos Joaquín González, que no están conformes con el semáforo.
Algunos de los gobernadores de plano se rebelaron y anunciaron que dejarán de regirse por lo que diga el Gobierno federal y seguirán sus propios criterios, pintándose del color que consideren adecuado.
López-Gatell de plano va a tener que pedir prestada la bandera a la comunidad gay y utilizar para su semáforo todos los colores del arcoiris.
De nuevo Salud
Desde el sexenio pasado, los Servicios de Salud de Sinaloa han sido la caja chica de todas las irregularidades y opacidades del Gobierno del Estado.
En la administración de Mario López Valdez, los Servicios de Salud fueron un foco de corrupción, lo que llevó a los juzgados al ex Secretario de Salud Ernesto Echeverría Aispuro, aunque el funcionario consiguió un buen y muy conveniente acuerdo a su favor.
Ahora, en el Gobierno de Quirino Ordaz Coppel no ha cambiado mucho la situación.
La Auditoría Superior del Estado detectó más de mil millones de pesos en irregularidades en los Servicios de Salud de Sinaloa durante la cuenta pública 2018, y no es la primera vez que están en la mira de la ASE durante la administración del mazatleco.
Constantemente el sector salud es blanco de posibles actos de corrupción y las consecuencias están siendo palpables en plena pandemia.
Carencias, recursos insuficientes, infraestructura gastada son el castigo a ciudadanos y personal de salud que ponen los contagios y los muertos de las fechorías políticas.
Otra más
Emilio Lozoya pinta para ser otro fracaso mediático de la 4T.
Resulta que en el afán de hacer caer a los “peces gordos”, el Gobierno federal le dio todo lo que pidió al ex director de Pemex.
Por lo pronto, el artífice de corruptelas al más alto nivel fue extraditado nada más para llegar a México y evadir la cárcel, porque el señorito se encuentra en un hospital privado.