"'El Químico' Benítez anda en campaña. Mal Alcalde que quiere ser Gobernador"
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Copia defectuosa del estilo brincatrancas de Andrés Manuel López Obrador, el Alcalde de Mazatlán, Luis Guillermo Benítez Torres, inició como chivo en cristalería la campaña adelantada con miras a ser el candidato del Movimiento Regeneración Nacional a la Gubernatura de Sinaloa, en 2021. La arremetida contra el Poder Legislativo, primero, y enseguida contra el Ejecutivo estatal lo está convirtiendo en un peligro para Sinaloa.
Esto es para que la ciudadanía sinaloense tiemble. Que se estremezcan los “chairos” y los “fifís” por la enredada aspiración que le apuesta más al ruido que a la viabilidad, tomando la bandera del desorden para ondearla en medio de la crisis interna que enfrenta Morena, en esto que asemeja más a un torneo de chistes donde el trofeo es la carcajada también descomunal.
Es, también, más tierra echada sobre el partido del Presidente que de por sí arrastra aquí la maldición de los ineptos. Entre más incompetentes son sus cuadros locales, a más alto le tiran. El motín en el Congreso del Estado contra Graciela Domínguez Nava resaltó la vocación marrullera de los Diputados de más bajo perfil; la ingratitud de Benítez Torres a un Gobernador que a Mazatlán le ha destinado más inversión pública que al resto de los 17 municipios juntos, exhibe el exabrupto de los malagradecidos.
Todo lo que “El Químico” hace ha traído consecuencias negativas para Sinaloa. Asume la pose virreinal de quien puede perdonar los “pecados” de los subordinados y mandar al infierno a los que caen en el desliz de no creer ni confiar en él, por no entender los renglones torcidos de la Cuarta Transformación en Mazatlán. Nunca antes había sucumbido la Comuna a similar tentación por la pira para los adversarios.
La mirra e incienso que caracterizan los 365 días corridos del periodo de Benítez Torres resultan insuficientes para cubrir las tropelías y tufos a podredumbre en el gobierno de Mazatlán que es parte del nuevo régimen que juró hacer del mandato ciudadano una forma de actuar donde “al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie”.
El problema es que “El Químico” se cree el presidentito de Sinaloa, sin que alguien le haya concedido tal poder. A nombre de AMLO manda al diablo a las instituciones y atropella todo y a todos, porque cree que la intolerancia hacia sus críticos y la impunidad para los delitos que cometen sus colaboradores le será perdonada por los electores de todo el estado, siendo que no ha podido todavía ganarse la confianza del municipio que providencialmente “gobierna”.
Con el primer informe de labores, al que llevó como avales a los presidentes municipales de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, y de Ahome, Luis Guillermo Chapman Moreno, el Edil mazatleco arrancó el proselitismo para que Morena lo envíe a la campaña de quien buscará suceder en el cargo al priista Quirino Ordaz. Por desesperado le ajusta bien el dicho de “si quieres ser derrotado, súbete al ring por adelantado”.
Su apuesta está clara. La estridencia contra aquel que identifica como adversario en la loca y frenética carrera a la Gubernatura y el silencio ante las irregularidades propias tales como ataques a la libertad de expresión, nepotismo en su equipo de trabajo, opacidad en el quehacer público e intolerancia manifiesta a la rendición de cuentas. Un año de gobernar al “a’i se va” lo quiere convertir en el “a’i les voy”.
Con tres respaldos evidentes, el de la diputada federal Merary Villegas Sánchez; la legisladora local madre de ésta, Victoria Sánchez; y el delegado federal de programas sociales, Jaime Montes Salas; le da forma Benítez Torres a un precomité de campaña cuyo objetivo inmediato es hacerlo visible ante las instancias que tomarán la decisión del candidato en Sinaloa, pero sobre todo armar el gran show tan perceptible que lo vea hasta el Presidente López Obrador.
Benítez Torres ya posee el guion, itinerario y cuarto de guerra para intentar el albazo en Morena por la candidatura a Gobernador, sin reparar en todos los pilares de gobernabilidad que puede tumbar con el extemporáneo acelere. Con espantoso desespero ya repartió los puestos del Gabinete estatal al igual que el leñador que quiere tumbar el bosque completo sin antes afilar el hacha. Todo fincado en la esperanza, otra vez que que López Obrador no le dé sino que lo ponga donde hay.
Qué ganas, pues, de agitar más a Sinaloa como si le faltaran motivos para cimbrarse. Es tal vez el destino de la tierra de los once ríos vivir siempre bajo la tensión que le provocan los bárbaros, así sean lo que controlan con el miedo o los que gobiernan para la incertidumbre. ¿Por qué no acostumbran los alcaldes de Morena verse en el espejo de sus torpezas?
Reverso
Ya entrado en este sainete,
Se le sugiere la coartada,
De que meta en su Gabinete
A Chapman y a Jesús Estrada.
Merary en modo conciliador
Vino Merary Villegas a quemar la casa y ahora les llama a los bomberos para que apaguen el fuego. En un comunicado emitido ayer luego del intento golpista que Diputados afines a ella enderezaron contra Graciela Domínguez, coordinadora de la Junta de Coordinación Política, la legisladora federal afirmó que entiende las posturas de las partes confrontadas “pero es mejor abonar a la solución del conflicto que profundizar y radicalizar las diferencias. En política es más fácil destruir que construir, pero lo que más necesita Sinaloa y nuestro país es un partido aliado del Presidente unido y fuerte, que ponga como grupo mayoritario los temas incómodos para los conservadores en Sinaloa”. Mírala pues.