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"Malecón"

"El primero de AMLO"

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MALECÓN
01/09/2019

    Austero, sin multitudes ni besamanos, así fue el Primer Informe de Gobierno del Presidente, Andrés Manuel López Obrador.

    Fiel a su estilo, el Informe reflejó las virtudes y debilidades de un Presidente que impone su sello a todo lo que toca.
    El mensaje comenzó con una nota de humor, avisando que no iba a leer todo el Informe completo, y terminó burlándose de la oposición a la que consideró “moralmente derrotada”.
    El evento fue en uno de los patios del Palacio Nacional, con la presencia del gabinete, los gobernadores y poco más, incluso sobraron sillas, dejando en claro que no era un Informe como el de sus antecesores, donde la multitud comenzaba muchas calles alrededor del recinto.
    Solo, de pie sobre un sencillo templete de madera, López Obrador habló al pueblo de México en la misma conversación que mantiene desde que soñó con llegar al poder y llevar a cabo la Cuarta Transformación.
    Tocó prácticamente todos los temas que manejó durante su campaña electoral, asegurando que los problemas se han ido resolviendo poco a poco, aunque reconoció que hay temas donde falta mucho por hacer.
    Su Informe no permitió réplica ni respuesta, habló para asegurar que la mitad de los hogares del País ya están recibiendo alguna ayuda y que pronto el 100 por ciento de los hogares de los indígenas la recibirán.
    Tuvo buenos comentarios para los empresarios y no peleó con los medios de comunicación, al contrario aseguró que más de 200 periodistas en peligro reciben protección.
    Fue el Primer Informe de AMLO, un resumen de sus mañaneras o una larga mañanera, donde la única voz, la única presencia, fue la de un Presidente y su monólogo.
    ¿Tercer Informe?
    Lo primero que llamó la atención del Primer Informe es que el Presidente Andrés Manuel López Obrador le cambió el nombre por el de Tercer Informe.
    El cambio viene de las explicaciones que ha dado el Presidente cuando asegura que su Primer Informe fue a los 100 días de Gobierno y el segundo el 1 de julio, cuando habló sobre los logros de su administración.
    Uno de los momentos más importantes sucedió cuando habló de la inseguridad, donde reconoció que no ha conseguido buenos resultados, aunque prometió “serenar al País”.
    Otro de los temas que decidió tocar, aunque ha sido una de las debilidades de su Gobierno es el de la economía, donde reconoció que no han conseguido el crecimiento que esperaban, pero rechazó la posibilidad de que exista una recesión.
    Destacó sus logros, donde mencionó la “guerra al huachicol”, la ayuda a los adultos mayores y le dedicó especial atención al tema de la producción petrolera, donde consiguieron detener la caída en la producción.
    Uno de sus temas preferidos afloró en su mensaje, el de la cancelación de las pensiones a los ex presidentes y la desaparición del Estado Mayor Presidencial, 8 mil elementos que se integraron a las fuerzas armadas y que ahora “cuidarán al pueblo”.
    Sinaloa en el Informe
    En el Primer Informe de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador Sinaloa apareció un par de veces, las dos de manera positiva.
    Primero nos mencionó para recordar el esfuerzo de su Gobierno en la solución del impuesto al tomate que impuso Estados Unidos y que terminó retirando el Gobierno de Donald Trump, después de las diligencias del Gobierno mexicano, el Gobierno de Sinaloa y los productores.
    Presente entre los asistentes, el Gobernador Quirino Ordaz Coppel escuchó la segunda ocasión que se mencionó a Sinaloa en el Informe, cuando el Presidente enumeró los estados donde se construyen presas actualmente.
    Polémica
    Los momentos polémicos del informe estuvieron más en las ausencias al evento que en propio discurso, Presidencia no se tomó la molestia de invitar a los líderes de la oposición al evento.
    El desaire a la oposición no ocurrió ni en la época del presidencialismo absoluto del PRI, cuando siempre había un espacio para los opositores, aunque fuera en un rincón del Congreso de la Unión.
    Otro de los momentos con “carnita” sucedió cuando el Presidente Andrés Manuel López Obrador le dio un espaldarazo a Manuel Bartlett, director de CFE, y cuestionado en los últimos días por su “riqueza inexplicable”, donde le enlistaron casas por valor de 800 millones de pesos.
    A Carlos Slim, el millonario empresario mexicano, también le dio su “palmadita”, reconociendo su labor en la negociación con las empresas que construyen gasoductos en México y que operaban con contratos leoninos que dañaban al País.
    En general se expresó bien de los empresarios mexicanos, a los que agradeció su esfuerzo por sacar adelante la economía del País, cuando generalmente los utiliza de “piñata”.
    A la prensa no le dedicó sus tradicionales ataques, ni mencionó la palabra “fifí” en todo el Informe, manteniéndose, la mayoría del tiempo, en un tono mesurado, de estadista.
    El prietito en el arroz
    Y cuando ya se encarrilaba para terminar con una hora y media de discurso, al final no pudo evitar echar bronca y denostar, como si fuera incapaz de irse de una fiesta sin pelear con alguien.
    El Presidente Andrés Manuel López Obrador terminó burlándose de la oposición, a la que consideró incapaz de detener la marcha de su gobierno, de la transformación del País que inició, a la oposición que consideró “moralmente derrotada”.
    Nada más decirlo, el mismo López Obrador se dio cuenta que sus palabras estaban fuera de contexto, no encajaban con el discurso conciliador que había desplegado durante más de una hora.
    Tratando de recomponerse aseguró que no lo había dicho por arrogancia ni como burla, pero el daño ya estaba hecho.
    La marcha deslucida
    Durante el Informe, detractores del Gobierno de AMLO organizaron una marcha para denunciar algunos de sus errores, pero la marcha apenas contó con un pequeño grupo de manifestantes.
    Al grito de: “no somos fifís”, los activistas se dirigieron al Monumento a la Revolución donde se perdieron en la inmensidad de la Ciudad de México y donde poco pudieron hacer por “agüarle” su primera fiesta al tabasqueño.