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El desconocimiento y la incertidumbre han sido constantes en el sistema educativo desde el inicio de la pandemia. Hace unas semanas, los docentes suspendieron la fase intensiva de su Consejo Técnico Escolar debido a que la autoridad educativa federal cambió la estrategia para que el próximo ciclo 2020-2021 sea brindado a distancia y fundamentalmente por la televisión con el apoyo de tecnologías de la información y comunicación (Acuerdo, 14/07/20).
La autoridad educativa ha señalado que se tiene un convenio con cuatro televisoras para ofrecer educación a distancia a 30 millones de estudiantes de 16 grados escolares, todo esto en diversos horarios para que las familias puedan atender a sus hijos y apoyarlos con sus actividades. El uso de la televisión es entendible debido a que es una de las herramientas más accesibles y de mayor alcance en los hogares comparada con la computadora o el internet. Para darnos una idea, en Sinaloa, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) del año 2018, 22 por ciento de las familias contaban con televisión analógica; 54 por ciento, digital; y 24 por ciento, con ambas.
Aunque la televisión tiene mayor alcance para llegar a las comunidades escolares, las niñas, niños y jóvenes requieren la interacción entre pares, así como reforzar sus vínculos afectivos para generar comunidades de aprendizaje. Si bien, es comprensible que debido al alarmante número de contagios de Covid-19 que posicionan a México entre los más afectados del mundo se haya tomado la decisión de iniciar el próximo ciclo escolar a distancia, será importante trabajar paralelamente para que en el momento oportuno sea posible regresar a las escuelas y mitigar el rezago y los efectos de todos aquellos estudiantes que no pudieron seguir aprendiendo, lo hicieron en condiciones limitadas o tuvieron que abandonar la escuela.
Hay diversas cuestiones que debemos analizar y reflexionar sobre esta estrategia, puesto que en lugar de apoyar a los docentes con recursos diversificados para que implementen metodologías pedagógicas pertinentes de acuerdo con la diversidad de contextos, se les impone mayor control sobre su trabajo. De esta forma, su rol se reduce a ser un instrumento de seguimiento sobre lo que se expone en la televisión en lugar de que estos sean un recurso que el docente utilice de manera flexible a sus necesidades, además, los maestros sólo evaluarán basándose en dichos contenidos. Con lo anterior, los estados tampoco tendrían la capacidad de establecer aprendizajes mínimos como se hizo en la fase uno de #AprendeEnCasa ya que las decisiones sobre la programación vienen directamente desde la Federación.
Debemos aprender de la evidencia ya generada en este tiempo para que sociedad y gobierno aportemos juntos en la conformación de un plan más ambicioso y efectivo que nos permita conocer lo que ya se hizo bien y lo que falta por mejorar. De esa forma será posible corregir, ajustar y seguir avanzando en esta tarea tan compleja.
Transmitir contenido mediante la televisión es insuficiente, aún se necesita desarrollar estrategias oportunas y más completas para atender a los más afectados y excluidos del aprendizaje como pueden ser estudiantes en condiciones de marginación, que tienen discapacidad, así como los que cambian de nivel educativo. Evitar el abandono escolar será imprescindible ya que en cifras estimadas por la SEP son aproximadamente 2.5 millones de alumnos en educación básica los que interrumpirían su trayectoria educativa debido a la pandemia. Asimismo, se necesitará desarrollar más y mejores canales de comunicación, vinculación, apoyos y acompañamiento de las familias y docentes fortaleciendo sus redes de apoyo y desarrollando instrumentos para atender la situación socioemocional de los estudiantes.
Con lo anteriormente señalado, no quiero decir que la televisión no pueda ser un recurso para aprender, lo es, y de acuerdo con la encuesta #EnseñoenCasa que realizamos en Mexicanos Primero Sinaloa fue utilizada por 6 de cada 10 docentes en nuestro estado para concluir el ciclo escolar pasado. Sin embargo, seguiremos insistiendo en que la complejidad del sistema educativo requiere también de otro tipo de estrategias que garanticen que el aprendizaje sea de todos y no solo el privilegio de unos cuantos.
