"El Fiscal que no quiere ser fiscalizado"
Ahora resulta que Juan José Ríos Estavillo no quiere ser fiscalizado.
Ya se sabe que Javier Valdez fue asesinado, pero algo que no ha quedado claro es por qué insisten en que fue por robarle su carro.
Ayer nos dio muestra de que el señor Fiscal no quiere ser fiscalizado, pues ante preguntas sobre por qué insistir en el robo, Ríos Estavillo prefirió dejarnos como novia celosa en Whatsapp, en visto, pues.
Tan fácil se dio la vuelta, dijo que ya iba tarde a un evento y que ya había respondido eso.
No, señor Fiscal, no ha respondido por qué insistir en una línea de investigación que socialmente no se puede sostener.
Ahora bien, ¿quién fiscaliza al Fiscal?
Trabajando para ‘huevones’
Así lo dijo una señora que había sufrido robos varias veces en su casa y ante el hartazgo lanzó el “estoy trabajando para los huevones”.
Y sí, esas personas a las que no le gusta comprar sus cosas con el producto de un trabajo honrado le pegan a todo mundo en el bolsillo y son depredadores de patrimonios que la gente adquiere con tanto esfuerzo.
Lo anterior porque hoy Noroeste da a conocer que en Sinaloa se roba un auto cada 70 minutos, y que de acuerdo con datos de la Fiscalía General del Estado, hasta el 30 de mayo ya se tenían 3 mil 81 vehículos robados, lo que coloca al 2017 como el tercer año con más casos promedio en la historia de Sinaloa.
Y si piensa que esa cifra es lo peor, no, lo peor es que de esos casos, el 50 por ciento corresponden a vehículos que fueron arrebatados con violencia, es decir, las personas fueron atacadas con distintos tipos de armas o con golpes mientras conducían, subían o bajaban de sus unidades.
Y más, de acuerdo a las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública establecen que Sinaloa es la segunda entidad con más robos con violencia en el País por cada 100 mil habitantes, sólo debajo del Estado de México.
Los ladrones no sólo acaban con el patrimonio de la gente que se parte el lomo para tener sus cosas, sino que dejan a estas personas, robadas, humilladas y aterrorizadas.
Un mes para no olvidar
Mayo se fue dejando un inmenso dolor en la sociedad sinaloense, que vio cómo el asesinato se utilizó como una herramienta para infundir miedo y horror.
Las bajas provocadas por las armas pusieron a pensar al ciudadano de a pie, “si esto le pasa a ellos que son muy reconocidos”, ¿a mí qué no me harán? Este razonamiento estalló en la mente de muchos, quienes ante la ineficacia de las autoridades para prevenir y esclarecer los crímenes, salieron a las calles a exigirles que cumplieran, y si no, que se fueran.
Pero hasta el momento nadie se ha ido, sólo parecen escuchar el dolor ajeno, pero no aterrizan los reclamos de justicia. La autoridades están más interesadas en mostrar una imagen que no corresponde a la realidad, al Sinaloa de sus calles violentas.
El marcador es desfavorable para la tranquilidad de los ciudadanos.
Y es que mayo cerró con 183 personas asesinadas, en el Gobierno de Quirino Ordaz Coppel. Entre los crímenes están el cometido contra el periodista Javier Valdez, contra el abogado Miguel Ángel Sánchez Morán, contra el director del ISSSTE en Mazatlán, Miguel Ángel Camacho Zamudio, contra cinco maestros y dos mujeres.
Por lo que lo ubica a mayo como el mas violento en los primeros cinco meses del año y desde abril del año 2011 no se había registrado una cifra igual.
Según estadísticas de la Fiscalía General del Estado y archivos periodísticos, en lo que va del año se tiene un registro de 716 homicidios dolosos, mientras que el año pasado a la misma fecha, se tenía un registro de 530 asesinatos.
¿Más deuda?
La administración de Fernando Pucheta Sánchez, a decir de la Regidora del PT Guadalupe Valle, pretende endeudarse para liquidar un préstamo que data de los tiempos de Jorge Abel López Sánchez. Para la edil, quien advierte que se abre la puerta para más créditos, es un “cheque en blanco” que la Tesorería pretende hacer que avalen los regidores.
La cantidad que se pretende cubrir es por 107 millones de pesos, de un crédito original de $160 millones. Ahora bien, endeudarse no es una práctica mala si los proyectos, desde un principio, están plagados de transparencia y rendición de cuentas, y que haya capacidad de pago para no generar atrasos a las siguientes administración. Pero en este País, las cuentas siempre tienen espacio de más en el papel.
La pregunta es, ¿y por qué no cubrir la deuda de otra administración? Esto resulta curioso, ahora que se rumora que Jorge Abel tiene intenciones burocráticas de regresar al edificio de Ángel Flores y 5 de Mayo.