Cuauhtémoc Celaya Corella
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He escuchado a algunos conferencistas hablar sobre cómo será el futuro una vez que pase el Covid. Para empezar, el Covid no pasará, es un virus que aun con una vacuna y medicamento estará presente, como están los otros que desde que llegaron no se han ido. Así que lo mejor es comentar cómo quedaron los empresarios con el confinamiento obligado, Inge, y cómo encuentran las cosas una vez que se avance junto con esta emergencia y se permita crear condiciones para que, de alguna manera, el concepto económico pueda reiniciarse.
Pensemos así, Inge: hacer de cuenta que cada empresario que pueda abrir de nuevo, tendrá en sus manos su rompecabezas, experiencia y condiciones nuevas de operación. Ya algunas no embonará, pues serán otras condiciones, lo que hará complicado el comienzo. Pero le lucharán, pues es mayor el empeño que la fuerza que logre vencerlos… a muchos. Abrir de nuevo el lugar comercial, cualquiera que sea el giro, será llegar con esas piezas a pensar en cómo se van a acomodar ahora. Con una serie de restricciones, a vivir lo que no se ha vivido y comprender cómo las bases de la estructura han sido cambiadas, lo que la hará muy frágil.
¿Por dónde se comienza a armar un rompecabezas? Aunque cada uno tenga sus ideas, es una de las esquinas la que marca la pauta. ¿Cuál será esa en el caso del empresario o empresaria? El cuadro tiene cuatro esquinas, tal vez lo que tenga que hacer es ver qué pieza tiene a la mano, o cuál puede ser la esquina que sea más fácil identificar.
Esas cuatro esquinas son base: el control, que es responsabilidad de la función contabilidad. Otra esquina es la función de producción o compras, que proveen los productos, los artículos que pueden ser satisfactores de las necesidades de un mercado. Las ventas son otra esquina del rompecabezas. Ahí está la esencia que la identifica como empresa. Y una cuarta esquina de ese rompecabezas es el recurso humano. Ese recurso es lo que permite desarrollarse físicamente por ese mercado.
Como lo señalo, cada quien deberá ver cual esquina sería la primera que le dé forma a ese rompecabezas que hay que terminar muy pronto, porque ahora sí que el tiempo apremia. Un día perdido sería un día ganado por el fantasma del cierre total de un espacio que es la esperanza de vida de familias enteras, y de una corriente de desarrollo para una ciudad pequeña, o una ciudad grande. Tal vez nunca fue tan valiosa la experiencia, equiparable a la fuerza del que emprende, con la diferencia de que aciertos y fallas forjaron a un empresario, en tanto emprender sólo habla de un sueño, de un propósito que puede ser, y que no ha conocido el fracaso.
Sólo, el empresario y su fuerte deseo de encontrar en lo distinto, un nuevo amanecer para continuar bajo esquemas nuevos y sin paradigmas, la nueva misión, la nueva visión. Se caminará en el acomodo de sus piezas, pasando por puertas cerradas, con cortinas que ya no subieron porque no había reservas para aguantar, y no hubo manos que hicieran soportable el tiempo en que no hubo cómo mantener empleos, cómo aguantar costos, y los gremios que no fomentaron el espíritu de lucha, no pueden emitir un mensaje de aliento, porque eso es lo que no tienen, aliento.
Y ante la epidemia, quien debió haber salido a buscar cómo prestar esa ayuda necesaria de subsistencia, prefirió cerrar la puerta con fuerza e ignorar a quienes siempre se la han jugado por construir un país mejor, aunque los presenten como los judas comerciales desde los espacios donde el poder está secuestrado para fines de conveniencia de una minoría, que es insensible a las penurias de una masa humana que desde el alba hasta bien entrada la noche, se dedica al trabajo.
Tampoco salieron los templos del saber superior a darles la mano con capacitación, consejo, asesoría. Se replegaron asumiendo sus problemas y valorando su futuro.
Y ahí con sus piezas en la mano han comenzado a formar su rompecabezas empresarial. Dijera que coloquen primero la esquina donde van las ventas. Ahí está en punto de partida y es donde pueden embonar las piezas pequeñas que van en el entorno de esa esquina. Al evolucionar las ventas podrá acomodarse la esquina donde va la contabilidad, porque casi juegan a la par, las separa solo el tiempo de una jornada de trabajo. Y junto con las ventas, se verán claras las piezas del recurso humano. Al principio, tal vez, no puedan colocarse todas, porque ya no estarán por un tiempo esas piezas y el rompecabezas será más pequeño después de la emergencia.
Y ya con tres esquinas bien ubicadas, la cuarta se verá como consecuencia de las tres primeras. El cuadro estará hecho, y habrá que trabajar por dimensionarlo y encontrar las piezas que embonan en el centro: el crédito, el servicio, la calidad, la administración, los sistemas, el mantenimiento, la bodega, y todas las otras piezas que requerirá para armar el nuevo rompecabezas, con las viejas piezas que quedaron.