¿Cuáles son los peligros más graves que nos amenazan hoy?
“El miedo esta clásicamente definido como tendencia espontánea, esto es, no reflexiva, no deliberada, de huida ante el peligro”. Esto escribió Carlos Llano Cifuentes, fundador de IPADE, en su libro “Ser del hombre y hacer de la organización”.
El miedo es una condición humana, afirma Llano Cifuentes... en el sentido de que determinadas situaciones deben darle miedo al hombre. Pero no ante cualquier amenaza debemos sentir miedo. El miedo es paralizante cuando nos desborda ante cualquier peligro.
Para que el peligro sea causa razonable del miedo debe realmente afectarme en lo esencial y ser superior a mí, dice Carlos Llano. Pero ante el peligro podemos tomar dos posiciones básicas. Esas dos posiciones con el eje de mi mensaje de hoy.
Posición de vulnerabilidad: el ser se supedita al hacer y el hacer se supedita al tener. En esta perspectiva la intención básica es tener lo más posible, maximizar mi patrimonio.
Con esa visión de la vida lo dramático es que el costo de ganar lo que se tiene a veces es tan alto que nuestro patrimonio financiero es todo lo que somos. Mi lucha por acaparar más bienes materiales me identifica con ellos, de modo que mi ser se confunde con mi tener. Pero las propiedades se pueden nacionalizar con un decreto, de modo que todo lo que soy puede ser estatizado.
Si lo que hago está plenamente subordinado a lo que tengo, mi actividad determina quien soy. De modo que toda mi existencia gira en torno a mi oficio de empresario, y no tengo otro quehacer en la vida que jugar ese rol.
De forma equivalente, si todo cuanto soy está solo alineado a lo que tengo, mis virtudes son cualidades de conveniencia, que solo aplican en cuanto se necesitan para cumplir mi competido de acaparar más riquezas. En otras palabras, soy cumplido, honrado y correcto porque así seré más eficiente como hombre de negocios.
Posición de fortaleza: el tener se supedita al hacer y el hacer se supedita al ser. Esta segunda postura exhibe el despropósito de tener lo más posible a toda costa. Lo que debo aspirar a tener es aquello que me permita llevar a cabo lo que quiero hacer. Y debo hacer todo lo que posibilite y propicie eso que quiero ser.
No todo lo material impulsa mi potencial de logro en mi actuación y en mi desempeño. El exceso de prosperidad puede hacernos más laxos, menos exigentes, más fodongos. La abundancia nos lleva a ser más blandos.
Nos esforzamos más y somos más luchadores en tiempos de crisis. Somos capaces de hacer más cosas con menos recursos. No desaprovechamos nada en momentos de estrechez. Si tengo claro lo que quiero ser, y no derrocho en lo innecesario, soy capaz de hacer más con menos.
Nuestra posición es más fuerte en la medida en que tenemos claras nuestras prioridades y actuamos en consecuencia. Si los bienes materiales los utilizamos como fin, no como medio, los convertimos en inversión. Aquí se centra nuestra razón de ser como empresarios: invertir para crear, no disponer de más riquezas solo para poseerlas.
A veces los peligros más terribles fortalecen nuestro ser. Nos hacen más fuertes y resistentes, más ágiles y flexibles. Debemos clarificar a qué le tenemos miedo: ¿Es a perder lo que tenemos, a tener más limitaciones en lo que hacemos o a que nos afecten en lo que somos?
Aguantar no es resignarse. El que se resigna se deja llevar por la corriente. Podemos luchar, cuando quedan opciones viables, o podemos resistir, cuando ya no hay nada que hacer.
Ante el miedo, no identifiquemos nuestra vida con cosas que no dependan de nosotros. Si planeamos nuestro futuro basado en realidades que superan nuestras capacidades, las amenazas serán insoportables. Nuestra vida ha de fundamentarse en pocas cosas fundamentales, lo demás debe ser lo periférico, lo superfluo.
Los peligros pueden atentar contra muchas partes de nuestra vida; pero si no amenazan un aspecto esencial para nosotros, aunque no podamos hacer nada para evitarlos, lo resistiremos más fácilmente.
No dependamos de lo que no vale la pena. No temamos por perder lo que no es nuestra esencia. Gracias Carlos por estas enseñanzas.
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Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.
* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois.