Editorial
Los líderes de una empresa marcan para siempre a las personas que dirigen. Su ejemplo, para bien o para mal, acompañará para siempre a sus compañeros en la aventura que significa, siempre, emprender cualquier proyecto.
Los hombres y mujeres que han dirigido el Grupo Noroeste han dejado su huella a través del tiempo, pero pocos hombres han marcado de manera tan importante a esta casa editorial como Silvino Silva Lozano.
Serio, trabajador e incorruptible, Silvino ayudó a Noroeste a iniciar su camino en tiempos turbulentos, luchó contra el asedio y la presión de gobernadores como Antonio Toledo Corro, en una época donde el cacicazgo era la forma de dirigir a un estado.
Pero no solo fue su lucha en contra del poder lo que marcó su legado, además de ser el primer director de Noroeste, le tocó fundar las bases de cómo debería comportarse un periódico ante la sociedad sinaloense.
Decidió no doblegarse ante nadie, pero al mismo tiempo abrió las páginas del periódico a toda la sociedad, cuando ser independiente todavía no era negocio ni una moda.
También se enfrentó con éxito al poder de la violencia organizada, que a través de la historia ha tocado a Noroeste y a su personal con su devastadora violencia.
Pero quizá su lucha más dura fue en contra del boicot económico que emprendió el poder desde distintos frentes para acallar a un joven Noroeste.
Siempre se puso por delante cuando había que sacrificarse para que sus trabajadores cobraran su quincena y encontró el apoyo en el sector empresarial, ávido de verdad y justicia, de equilibrio e igualdad.
Todavía es pronto para saber hasta dónde llegará su ejemplo, pero Silvino Silva Lozano contribuyó más que a fundar un periódico, a fundar una nueva forma de vida en Sinaloa, una donde se puede criticar y exigir, opinar y sugerir, una donde la libertad es y debe de ser la premisa de la ciudadanía.