Editorial
El Sector Salud siempre ha sido un espacio opaco, donde se han construido fortunas de un día para otro y donde no hay límites para el derroche y la corrupción.
Para que usted tenga una idea, de los 25 mil millones de pesos a los que la Auditoría Superior de la Federación le hizo observaciones, 20 mil millones pertenecen a este sector, un agujero de dimensiones colosales.
Pero, ¿por qué es especialmente vulnerable este sector a la hora de hablar de corrupción? La respuesta es muy compleja y comienza con una razón de peso: salud siempre será un tema que demande ingentes cantidades de recursos.
Junto con educación, salud es uno de los sectores que mayor demanda de recursos tiene, pero a diferencia de educación, salud es una área donde intervienen tantos factores, donde la corrupción es mucho más difícil investigar, contener y castigar.
En salud se concentran todos los tipos de delitos que pueden alimentar a la corrupción, desde el robo hormiga hasta los fraudes millonarios con medicamentos.
Además, salud tiene implicaciones en prácticamente el resto de los sectores de la población y el Gobierno, salud es la que extiende los certificados de baja laboral o la que puede incidir en la salud general de la población.
Algunas autoridades se refieren a salud como un “barril sin fondo” a la hora de exigir recursos y la pandemia de Covid-19 solo ha empeorado las cosas, en un sector que siempre ha presentando una gula sin límites por los recursos públicos.
El mayor problema de la corrupción en Salud es que es sistémica, afecta a todo el País y paradójicamente es fácil de detectar desde afuera, basta con ver hospitales hundidos en el desabasto, infraestructura en ruinas, pésimo servicio.
Pero aunque sea fácil de observar, por dentro es muy difícil de detectar, los recursos en Salud desaparecen como agua en las manos, imposible de contener.
Urge una verdadera revolución en un sector que tiene al País en sus manos.
