|
"ÉTHOS"

"Dignificar el oficio"

""

    rfonseca@noroeste.com

    rodifo54@hotmail.com 

     

    Callado, pero no impasible; sabía soltar la carcajada cuando la ocasión lo requería. Sencillo en su trato, reservado, responsable y estricto cuando cumplía con su oficio.

    Maestro de muchos y amigo de todos, sin recurrir a malabares ni artilugios. Sobrio y digno en su vestir, prófugo de reflectores y supercherías. Supo mantenerse en el fiel de la balanza, sin incurrir en el elogio fácil o en la desmedida alabanza, sobre todo en el pantanoso terreno del Elenco Político.

    Pedagogo de los de antes, enseñaba con el rigor de su ejemplo el oficio a noveles y principiantes. No desdeñaba las herramientas digitales -las cuales son imprescindibles para cumplir los estándares actuales-, pero prefería manejarse con los instrumentos “de a pie”: con su pertinaz bolígrafo y su infaltable libreta.

    Tenía presente la recomendación del maestro David Randall, en su libro titulado El periodista universal: “Sin dejar de usar la grabadora, es muy importante el cuaderno de notas. Aparte del riesgo de un fallo técnico, las grabadoras tienen limitaciones: solo sirven para registrar las voces, pero no lo que se ve. Y transcribir una grabación es un proceso más lento que hojear los apuntes de un cuaderno”.

    Asimismo, conservaba como texto sagrado el consejo de García Márquez: “Para muchos redactores de periódicos la transcripción es la prueba de fuego: confunden el sonido de las palabras, tropiezan con la semántica, naufragan en la ortografía y mueren por el infarto de la sintaxis. Tal vez la solución sea que se vuelva a la pobre libretita de notas para que el periodista vaya editando con su inteligencia a medida que escucha, y le deje a la grabadora su verdadera categoría de testigo invaluable”.

    Sonorense de nacimiento, sinaloense por adopción, periodista por vocación. Descanse en paz Martín Mendoza Flores.

    ¿Dignifico mi oficio?