"Desesperación en sectores y hogares. Plan para el rescate de Sinaloa, ahora"
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Tal vez el término “letal” sea exagerado para advertir del futuro inmediato que se les viene encima a los sectores económicos si el Gobierno en las esferas federal, estatal y municipal retrasa la reactivación general y demoran los programas “muletas” de apoyo económico que ayuden a levantarse a las empresas más frágiles. Hablar de crisis profunda y extensiva resulta menos sensacionalista, aunque las luces de alarma estén al rojo vivo y nadie ofrezca las intenciones o programas para apagarlas.
Sinaloa se está llenando de historias que transitan del miedo a la enfermedad Covid-19, al pánico de quedarse sin trabajo. A aquellas familias que se la rifan a diario para prolongar el quédate en casa y eludir los contagios cada amanecer les plantea el reto de esquivar el brete del agotamiento de los medios de sobrevivencia. Es la angustia que sigue encerrada en las casas mientras la vía pública se convierte en la única posibilidad, al ras de la mendicidad, de poner sobre la mesa los satisfactores básicos.
Lo preocupante es que el salario que aporta estabilidad familiar se acabó o está pausado, en espera de que los negocios reanuden tareas productivas y se recapitalicen para pagar las nóminas. Frente a esto, las instituciones públicas muestran tal indiferencia que la nueva fase de la pandemia parece establecer el “contágiese quien quiera” y “resistan hasta que la desesperación los desquicie”.
El Gobierno en general tarda en establecer medidas que estén a la altura de la emergencia presente. Aparte de que se le hizo bolas el engrudo en lo referente al manejo de la emergencia sanitaria, en algún lugar se le atoró también el plan de reactivación económica y social y se le empalman la crisis de credibilidad y operatividad en momentos en que el País acumula más propagación y muerte de las que es capaz de manejar.
En el contexto local, a reserva de que sean decisiones top secret, existe poca información de los avances logrados en la Mesa de Diálogo del Acuerdo por Sinaloa porque los compromisos acordados son percibidos como catálogo de buenas intenciones. Los ayuntamientos, ni se diga, son celadores de arcas al borde de la indigencia y sus finanzas están al mismo nivel de pauperización que las de los contribuyentes. A eso se debe la sordera al llamado de auxilio de los comerciantes e industriales de la transformación para que salve a las empresas y los empleos.
El Gobierno federal brilla por su ausencia y lo mismo abandona a los estados cuyos gobernadores alzan la voz exigiendo que el Presidente Andrés Manuel López Obrador haga llegar la ayuda, como tampoco socorre a las zonas donde los mandatarios se han aguantado los reclamos procurando que eso les valga el rescate procedente de Palacio Nacional. De derrotaremos al coronavirus se ha emigrado a la sentencia de domaremos a los sectores económicos.
Los gobernantes hacen lo mismo que los ciudadanos y sectores afectados por la Covid-19: voltear a los lados a ver de dónde viene la ayuda. Si al menos dirigieran la mirada hacia naciones que sí les están respondiendo a sus sociedades, como es el caso de Ángela Merker y su plan de reactivación para Alemania con la inyección de 130 mil millones de euros que buscan levantar la planta productiva.
¿Por qué esto no ocurre en México? La estrategia de la Canciller federal de Alemania consiste en otorgar un bono único de 300 euros por cada hijo a las familias, bajar la tasa del IVA del 19 al 16 por ciento, incentivar la compra de camiones, aviones, barcos y automóviles respetuosos con el clima y el medio ambiente, entregar a los municipios compensaciones por la pérdida de ingresos tributarios, establecer un programa de asistencia de 25 mil millones de euros para la pequeña y mediana industria y para trabajadores autónomos.
Darles beneficios empresas y consumidores en el precio de la energía eléctrica, reducir impuestos para empresas en dificultades, adelantar las inversiones previstas en infraestructura y más dinero para la investigación y la modernización en las áreas de digitalización, comunicación, tecnología de avanzada y la transición hacia fuentes de energía renovables, son otras de las acciones alemanas.
O por qué no acogerse México al modelo de Naciones Unidas y de organizaciones financieras internacionales que ofrecen bolsas emergentes para salir de la crisis del coronavirus que, está demostrado, ningún País podrá enfrentarla en el aislamiento. A una pandemia que afecta a todo el planeta la comunidad universal le está respondiendo con soluciones globales, logrando que la restauración se acelere en naciones o bloques que enfrentan mayor devastación que México.
Pero en el suelo azteca a una crisis nacional se le intenta arreglar con acciones donde lo federal abandona a lo estatal, y los apoyos se definen con base a sumisiones o reyertas políticas, dejando que el SARS-coV-2 mate la unidad popular, cierre todas las salidas y por no dejar nada engulla hasta la confianza en el gobierno. Y aquí sí resulta adecuada la palabra “letal” que utilizan Canaco y Canacintra para prever lo catastrófico que resultaría aplazar las soluciones conducentes.
Reverso
Nos hace falta Héctor Suárez,
Para preguntar qué les pasa,
A los que no ven los pesares,
Del trabajo o de la casa.
Regreso al edén
Según estimaciones de la Secretaría de Desarrollo Económico y organizaciones de prestadores de servicios turísticos, en Mazatlán son afectados alrededor de 25 mil empleos (18 mil formales y 7 mil adyacentes) solamente en lo que corresponde a la industria sin chimeneas. El dato da una idea de por qué el imperativo de reabrir esta actividad, medida que está por tomarse y podría ser aplicada a partir del lunes 15 de junio.