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Los ciudadanos de este país van a celebrar las fiestas decembrinas con buenas cuentas, en muchos reglones sensibles de la vida nacional, de parte del Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador. No pueden quejarse que no haya avances en sus demandas más sentidas, se han registrado indiscutibles cambios que los llenan de entusiasmo, para seguir con mayor ahínco los planes que se vienen implementando.
En las reformas se han producido hechos que se pueden clasificar de inéditos, por su trascendencia en el ánimo de la ciudadanía. No se puede soslayar, en el ambiente político nacional se han provocado profundas trasformaciones que impactan en la vida cotidiana de los ciudadanos. Se empiezan a ver resultados cada vez más explícitos entre los diversos estratos sociales, evidenciando de manera diáfana la objetividad del compromiso de regenerar acorde a las condiciones del país.
Sanear la vida pública de corrupción es una señal significativa para consolidar la reivindicación moral de la gente; ese solo hecho tiene enorme peso en la trasformación del entramado de la sociedad. Y es un combate que venía pidiendo a gritos la ciudadanía en el ámbito de la nación; remontar la corrupción produce muchas evidencias positivas, para que el país se encauce por el sendero de su desarrollo, en la economía y en la política, que en los últimos tiempos se habían pervertido de manera drástica a niveles insospechados.
Un cambio de ciento ochenta grados en ese renglón pone a la ciudadanía en condiciones de enormes expectativas para lograr salgan de su enclaustramiento millones de connacionales, los cuales sobreviven en condiciones paupérrimas. Abatir los índices de pobreza extrema en el país es una proeza de grandes proporciones; este cambio va a ser reconocido incluso allende de nuestras fronteras, significa dar un salto cuantitativo, sentar bases sólidas para salir del subdesarrollo a donde fue llevado el país por políticas erráticas de los gobiernos pasados, se aferraron a un modelo económico que elevó el número de pobres de manera inaudita en el solar nacional.
Se planeó como urgencia de primer orden un cambio en la conducción del país y fueron los ciudadanos, con su sufragio, quienes lograron el cambio. Gracias a la decisión ciudadana se operó el cambio en el gobierno de República, esto permitió después de más de ocho décadas las cosas en el Estado mexicano tomaran un nuevo rumbo. Con el apoyo popular cada día se afianza una nueva mentalidad de gobierno en el territorio nacional, como un mazo indestructible, el cual llena de optimismo a los ciudadanos, quienes confían en que su presidente marcha por el camino correcto.
Pese a los denuestos de los nostálgicos del pasado que no volverá, porque la ciudadanía se ha puesto en guardia y ha decidido avanzar en su liberación y establecer la democracia como un principio básico en la rectoría de la República; y lo viene demostrando de manera gráfica, con su apoyo a los planes para detonar el desarrollo sostenido que viene implementado el Presidente de la República, López Obrador, con el mayor denuedo que le es posible, sin pérdida de tiempo, eso lo corrobora la ciudadanía diariamente.
El dinamismo presidencial es reconocido por tirios y troyanos, su capacidad de trabajo fuera de lo común obliga a su gabinete a entrar en una dinámica de trabajo reconocible, obviamente redundará en bien de la población del país; la agenda de trabajo que desahoga diariamente el Presidente es de una enorme valía para los mexicanos, quienes ven con sumo optimismo su febril actividad, lo cual aplauden con entusiasmo inusitado.
Sin duda, como lo afirman muchos líderes del mundo, Andrés Manuel López Obrador cada vez se posesiona con más fuerza como el líder indiscutido del continente americano, por la certeza de sus iniciativas en favor de los pobres. Su actitud, de enorme congruencia con su discurso reivindicativo, lo ha convertido en un líder de estatura continental. Ese reconocimiento a su gobierno y liderazgo se deben a que ha abanderado sin condiciones un cambio en México, pera que sea el propio pueblo constructor de su destino.
López Obrador, día tras día, fortalece su liderazgo y concita el apoyo popular de su pueblo, por la fortaleza de sus ideas en favor de los más desvalidos.