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"Detrás de página"

"De la cobertura en Tepuche y el apoyo a Cruz Roja"

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    ¿Porque Noroeste apoya a Cruz Roja?

    Esta semana recibimos muchas críticas en nuestro fanpage de Facebook a raíz de la publicación de una campaña en apoyo a Cruz Roja Mazatlán para conseguir donativos.

    Cruz Roja es una organización de la sociedad civil sin fines de lucro que sirve de primer respondiente de todo el país y que sobrevive de donativos de personas y empresas.

    Las críticas e insultos iban en dos sentidos: ¿Por qué Cruz Roja “ya no es gratuita” y cobra por sus servicios? y ¿por qué Noroeste la apoya? De nuestra parte podemos responder por lo segundo. Lo primero le corresponde a las autoridades de Cruz Roja explicarlo.

    Noroeste apoya a Cruz Roja de la misma manera que lo hace con toda organización de la sociedad civil (AC, IAP u ONG) que se nos acerque. Siempre lo hacemos en “especie”: con campañas de difusión o con cobertura sobre sus actividades.

    Lo hacemos sin recibir nada a cambio y buscamos que las causas de estas organizaciones se dan a conocer y maximicen su impacto para allegarse recursos o socializar sus iniciativas. Lo reiteramos para quien nos acusó de aliarnos con Cruz Roja para robarle a la gente.

    En Noroeste entendemos lo difícil que es operar y sobrevivir para las organizaciones sin fines de lucro, porque aunque somos un negocio nunca hemos repartido dividendos a nuestros socios (somos prácticamente una ONG) y nos solidarizamos con ellas.

    Por las razones anteriores seguiremos apoyando a Cruz Roja y a cualquier otra causa que nos parezca transparente, confiable y legítima. Es parte de nuestra misión de construir ciudadanía en Sinaloa y en México.

    Y solo como dato: no respondemos a los insultos en redes.

     

    Bagresitos: la importancia de estar en el lugar y con la gente que lo necesita

    Esta semana, como las anteriores, en el municipio de Culiacán, específicamente la zona norte, rural y serrana, tuvo su punto más alto de alerta y tragedia cuando se confirmó el asesinato de 16 personas en la comunidad de Bagrecitos, sindicatura de Tepuche.

    Una disputa, que comenzó desde principios de diciembre de 2019, se mantiene en la zona y se intensificó en las últimas semanas.

    Después de lo ocurrido el Jueves Negro quedó más clara la importancia de que el periodismo no sólo se mantenga a la espera de un reporte oficial y lo que la autoridad diga o desmiente.

    Durante esa histórica jornada, la Secretaría de Seguridad Pública estatal se negó a confirmar cualquier situación y la mayoría de los reportes brotaron por redes sociales, la misma población tuvo que alertar.

    Tanto para los periodistas como para los ciudadanos, el peligro era el mismo, estar en la calle incrementaba la posibilidad de que algo malo podría ocurrir.

    Este miércoles, en una entrevista difundida al mediodía por la oficina de la SSP Sinaloa, el secretario Cristóbal Castañeda Camarillo desmentía, y con énfasis replicaron las áreas de prensa, que existiera una llamada de auxilio por hechos violentos en Tepuche.

    Mientras él lo desmentía, los vecinos del lugar coincidieron en que la refriega armada comenzó después de las 08:00 horas y se mantuvo hasta las 14:00 horas. La noticia, por denuncias de organismos de DH y luego por la presencia de policía, se confirmó ya por la tarde noche.

    La necesidad de conocer qué es lo que había pasado, para los periodistas, es que en ocasiones se deben encarar los peligros en este tipo de situaciones. Una cobertura de esta naturaleza requiere, además de la valentía, experiencia y actuar con prudencia.

    En Sinaloa, en los manuales no escritos para cobertura de la nota roja, ya existe entre la reglas hacerlo de manera grupal, sin que la exclusividad y la ambición de ganar la nota vaya por encima de la seguridad personal de los periodistas.

    Pero también hay otras cosas que tomar en cuenta y que son fundamentales, como que haya presencia policial en la zona, informar a las autoridades que reporteros visitarán la zona y acudir en un vehículo con identificativos para no arriesgarse a que haya confusiones.

    Lo complicado de llegar a Bagrecitos, una comunidad a 30 kilómetros de la zona urbana de Culiacán, es que policía y Ejército dieron protección a los periciales hasta primeras horas del jueves y el convoy de unas 20 camionetas dejó el lugar a las 9:00 horas para ya no regresar.

    Además de necesitar un monitor, es decir, algún colega que esté pendiente de los periodistas en camino, a través de llamadas, mensajes y ubicación en tiempo real, también hubo que mantener contacto con los pobladores por el camino, con el fin de conocer las condiciones y la situación del lugar.

    También fue importante identificarse como periodistas y realizar preguntas adecuadas.

    Bagrecitos, un lugar que saltó a la fama en redes por la impresionante belleza de su río que corre hacia abajo en medio de rocas y raíces de árboles longevos, lucía solo y en las casas sólo había unas pocas familias.

    Aún con el terror que conlleva el que grupos armados transiten libremente por enfrente o a los lados de sus casas, algunos vecinos accedieron a platicar sus impresiones sobre la situación, algunos detalles, el contexto y si había antecedentes, datos importantísimos para poder contrastar información oficial como esa de que mientras el Secretario de Seguridad Pública Estatal decía que era “falsa alarma”, allá seguía la masacre.

    Sin embargo, estas charlas no se hubieran podido dar si los periodistas no muestran su preocupación por el caso y aún con el peligro y el miedo a sufrir atentados contra su propia integridad física, estando presentes y explicando el motivo de su visita al lugar.

    Son cosas que no son nada fáciles, pero que son vitales para que el periodismo pueda seguir informando con veracidad y con una mayor precisión.

     

    contacto@noroeste.com