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@rodolfodiazf
En repetidas ocasiones ha dicho el Papa Francisco que la vocación natural del ser humano se realiza en el encuentro y no en el enfrentamiento, que el camino del diálogo y la convivencia es el único que conduce a la auténtica paz.
Al visitar la ciudad de Nagasaki, comunidad devastada por la bomba atómica el 9 de agosto de 1945, Bergoglio subrayó: “Uno de los anhelos más profundos del corazón humano es el deseo de paz y estabilidad. La posesión de armas nucleares y de otras armas de destrucción masiva no son la respuesta más acertada a este deseo; es más, parecen continuamente ponerlo a prueba. Nuestro mundo vive la perversa dicotomía de querer defender y garantizar la estabilidad y la paz en base a una falsa seguridad sustentada por una mentalidad de miedo y desconfianza, que termina por envenenar las relaciones entre pueblos e impedir todo posible diálogo”.
Reiteró que es imposible que la paz pueda fundarse en el miedo: “La paz y la estabilidad internacional son incompatibles con todo intento de fundarse sobre el miedo a la mutua destrucción o sobre una amenaza de aniquilación total; sólo es posible desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana de hoy y de mañana...
Por último, resaltó el deber de todo ser humano de atender al grito angustiado de los que sufren: “Nadie puede ser indiferente ante el dolor sufriente de millones de hombres y mujeres que hoy siguen golpeando a nuestras conciencias; nadie puede ser sordo ante el grito del hermano que desde su herida llama; nadie puede ser ciego ante las ruinas de una cultura incapaz de dialogar”.
¿Promuevo la cultura del diálogo y el encuentro?