Editorial
Aunque hay indicadores que parecen generar cierto optimismo, lo cierto es que en México la pandemia del Covid-19 aún no ha cedido y siguen siendo miles las personas infectadas y muchos muertos los que a diario se registran.
Y mientras en México no termina su primera fase, en otros países, como en Europa, empiezan a tener rebrotes de la pandemia que ha obligado a retomar medidas que se tuvieron durante la primera fase.
¿Qué va a pasar con México y con Sinaloa? Aún no se sabe, pero lo cierto es que el riesgo de que los contagios se vuelvan a multiplicar, como ocurrió en la fase más intensa del Covid-19, aún está latente.
Qué bueno que haya estados en que las cosas han funcionado bien y los casos de nuevos pacientes con Covid-19 y la cifra de decesos vaya a la baja, como se ha presentado en Sinaloa, de acuerdo con los números.
Eso genera optimismo y despierta expectativas sobre lo que viene para la entidad, principalmente, en lo que se refiere a la reapertura de ciertos giros de negocios que aún siguen cerrados.
Pero más allá de eso, es necesario que las medidas que se adopten se hagan con responsabilidad y con el compromiso de que las medidas preventivas para mitigar la propagación del nuevo coronavirus se mantengan.
La nueva normalidad advierte que nada será normal y la vida social en entidades como la de Sinaloa debe asumirse así: con el lavado constante de manos, uso de gel antibacterial, el cubrebocas debido y la sana distancia.
No importa que el semáforo epidemiológico cambie de color y se imponga al Estado uno más flexible. Las medidas se deberán mantener si lo que se quiere es evitar un rebrote.
La responsabilidad, como ya se ha dicho, es de todos: de las autoridades que conceden los permisos, de los empresarios, que abren sus espacios y de la población, que debe seguir las indicaciones.
No hay fecha, se ha insistido, que diga cuándo termina la pandemia. Pero sí hay una acción, que ayuda a contenerla: cuidándose de manera personal. No dejen de hacerlo.
