Decía la semana pasada que el mundo estaba empezando a ver la primera fase de la epidemia: esa en donde se empiezan a diagnosticar los primeros casos, en números pequeños porque aún se confunden con otras enfermedades típicas de la estación. Pues bien, varios países han entrado en estos días en la Fase 2, en la que ya saben con lo que están lidiando, los diagnósticos son claros, y el crecimiento de casos se hace explosivo, en forma de aumento exponencial. Corea del Sur, Italia e Irán están ya en esta etapa, con gran preocupación.
Irán es en especial alarmante ya que no sólo ha pasado de tener 80 a 400 casos, sino que nada menos que siete de sus altos oficiales de gobierno han sufrido la infección, incluyendo al Ministro de Salud. Los reportes preliminares indican negligencia y lentitud en la respuesta, y después de una peregrinación masiva a la ciudad de Qom, se han detectado más casos en países vecinos. Turquía ha cerrado rápidamente su frontera, pero es previsible que la epidemia se vaya a agravar en la región; el gobierno sigue sin tomar medidas drásticas.
Totalmente diferente a lo hecho por las autoridades en Corea del Sur, poniéndose en “modo China” y acordonando el distrito origen. La población ha sido muy disciplinada, pero se enfrentan a un reto bien diferente: una congregación religiosa al parecer bastante devota, que no está cooperando con las medidas de restricción. Finalmente, Italia también se ha puesto estricta en su respuesta; pero la preocupación ha empezado a campear y ya se ven asomos de compras de pánico en varios lugares. España, EEUU, Japón y muchos más, siguen en fase 1 ó fase 2 temprana y están reaccionando de formas diversas; México recién se une al club.
La OMS entiende que cada país tiene sus ideologías y prioridades en este momento, y está haciendo esfuerzos por recalcar la importancia de dar la mayor seriedad a esta epidemia, así como tomar por lo menos partes del drástico modelo en China que funcionó para contener el virus, que ya va en declive desde hace dos semanas. No va a ser fácil imponer restricciones de movilidad tan importantes como las chinas, pero México ya tiene la experiencia exitosa de 2009: haremos bien en recordarla y volverla a poner en práctica si la fase explosiva amenaza con salirse de control. Tristemente, a juzgar por la actitud mostrada durante la conferencia de prensa del viernes, esta vez al parecer va a depender mucho más de la conciencia ciudadana que de las acciones del gobierno.
El autor es académico ExaTec y asesor de negocios internacionales radicado en China
alfonsoaraujog@gmail.com
klaishu@hotmail.com