Editorial
El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha hecho de la polarización una política de Estado, sus opciones políticas son muy sencillas: se está con él, a su favor, o se está en contra de él.
López Obrador ha llegado al poder montado en un “tsunami”, arrasando al resto de los partidos políticos, “jubilando” a los antiguos dueños de la política en México.
El problema es que ha dejado un páramo desierto detrás de él y sin enemigos es difícil que sus seguidores puedan percibir su grandeza, su tamaño, su capacidad de vencer, así que se ha dedicado a construir unos nuevos.
Pero inventar no es fácil, generalmente las mentiras se sostienen poco tiempo y van generando desconfianza, así que cada vez que se miente hay que construir nuevas mentiras que sostengan a las pasadas, o por lo menos que las hagan olvidar.
Ahora él y su equipo se han inventado un documento que contiene una gran conspiración, una grande y detallada operación para destruirlo, para tumbarlo de la silla grande, a la que ha llegado gracias al pueblo.
El documento incluso revela la identidad de los supuestos conspiradores, todos ellos empresas exitosas, importantes, de esas que generan miles de empleos y que durante años han sido pilares fundamentales de la economía mexicana.
También aparecen nombres de destacados periodistas, peleones, críticos, muchos de ellos criticaron a gobiernos priistas y panistas, así que ya se les conoce por su particular manía de ver las cosas malas de los gobiernos y exigirles que enmienden el camino.
El documento, firmado por el llamado Bloque Amplio Opositor, parece más bien el compendio de las pesadillas de la 4T, una lista de sus fobias, los periódicos que no les gusta leer y de pasada le regala cierta credibilidad a todos esos periodistas que acusa de ser sus enemigos.