La práctica de las comparecencias de servidores públicos ante el Congreso de Sinaloa ha sido en los últimos años un ejercicio que abona al fortalecimiento de la necesaria relación y división entre los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial. En la entidad, posterior a la entrega del tercer informe del Gobernador Quirino Ordaz, el Congreso del Estado convocó a la mayoría de los titulares de la principales secretarías y dependencias del Gobierno estatal, con el propósito de escuchar y revisar a más detalle los resultados del ejercicio gubernamental del periodo que comprende el año 2019.
En lo que va del presente año se han venido realizando una serie de comparecencias desde mediados del mes de enero y se estima que concluyan durante febrero. Si bien ante la opinión publica este ejercicio de rendición de cuentas es bien visto y aceptado por la ciudadanía, valdría la pena revisar y analizar con detenimiento cuál ha sido el uso y resultados de estas comparecencias que por segunda ocasión se realizan en la actual Legislatura estatal.
Primero será conveniente definir qué entendemos por comparecencia; para la terminología legislativa, comparecencia es el acto mediante el cual los miembros del gobierno que han sido citados por el pleno, expresan presencialmente la situación que guardan los asuntos que, por ley, tienen encomendados. Ahora bien, es pertinente analizar además el contexto político en el que se desarrollan, en tanto que el Poder Legislativo está conformado por una mayoría de Morena frente a un Gobierno estatal que comparece, emanado del PRI.
El escenario político sugiere en teoría que la división de poderes y la pluralidad representativa son ventajas que fortalecen la democracia y promueven mayor competitividad entre los poderes del Estado. Es decir, que se espera como resultado de estas comparecencias, que los gobiernos y sus instituciones sean cada vez más eficientes, trasparentes y eficaces. El propósito se entiende como la búsqueda de mejorar cada vez más el desempeño del servicio público, por una parte y por otra desterrar la corrupción, simulación e incompetencia de los gobiernos. Éstas han sido demandas históricas de parte de la ciudadanía.
Ahora bien, las preguntas iniciales serían: ¿Están dando resultados para tales propósitos las comparecencias? ¿Se tienen claros los objetivos que persiguen estos encuentros? Mi respuesta es no. En la oportunidad que he tenido de presenciar algunas de ellas, ha sido indiscutible la falta de claridad o voluntad por lograr los propósitos que las motivan, la gran mayoría de los legisladores actúan con una deficiente capacidad para dimensionar los temas que se revisan en estas reuniones. Seguramente habrá excepciones, desafortunadamente son una muy reducida minoría en todos los grupos parlamentarios.
Se puede afirmar que las comparecencias se han convertido en esfuerzos fallidos, en actividades institucionales reducidas a inercias burocráticas, en acostumbradas reuniones protocolarias que no llevan a ningún resultado; que demuestran la falta de responsabilidad social y ética de las y los diputados. Una pérdida de tiempo, un absurdo.
A pesar de que en esta legislatura se distingue por ser dirigida prácticamente por la mayoría de Morena, todavía perviven prácticas añejas de simulación del antiguo régimen, aquel que combatieron antes de ganar elecciones. Paradójicamente, como antes se hizo, todavía se actúa en función de la competencia partidaria y los intereses implícitos del próximo proceso electoral; además de la lisonja y la provocación, entre la farsa y la arenga vacía. Las comparecencias de origen perdieron su rumbo, se desvirtuaron a sí mismas, la metodología con la que se desarrollan no lleva a ningún resultado, prevalece el discurso repetido y hueco, descontextualizado, sin sentido, a la altura del más básico ejercicio político de un Cabildo municipal. En la inercia opositora, el legislativo pide más respuestas y propone casi nada.
Las comparecencias se han convertido el espejo del Congreso, en el que sin pretenderlo, se refleja la falta de coherencia con la que los intereses y el futuro de los sinaloenses son representados.
Hasta aquí mi opinión, los espero en este espacio el próximo viernes.
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