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"Detrás de página"

"Coberturas presidenciales"

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05/12/2020 22:16

    Noroeste explicado

    Hay coberturas periodísticas que cuestan más trabajo que otras, que, podría decirse, son más importantes por la logística que implican, y una de ellas es la cobertura de una gira presidencial a Sinaloa.

    A todas las coberturas que hacemos se les invierte mucho tiempo, recursos, planeación, pero especialmente las de las visitas de un Presidente a la entidad se distinguen porque nos exigen más desde mucho antes de que se concreten.

    Su planeación, cuidado y logística son diferentes por varios aspectos. Primero, por ejemplo, cuando se dan los primeros informes de que se gesta una visita presidencial. Esto normalmente surge por alguna declaración de una de las autoridades, casi siempre del Gobernador o a veces hasta de algún Alcalde, pero no se hace de manera oficial, sino hasta que faltan muy pocos días para la fecha concreta.

    Esto suele suceder dos o tres días antes, cuando por medio del área de Comunicación del Gobierno del Estado informan los eventos que habrá con días y hora más precisas, las cuales casi siempre están sufriendo ajustes las siguientes horas, incluso hasta el mismo día de la gira.
    Anteriormente, en sexenios pasados, era la propia área de Comunicación de la Presidencia quien daba esta información, lo hacían con mucha más anticipación, una o dos semanas, y era con ellos con quienes se tramitaban las acreditaciones de Prensa para tener acceso a cada uno de los eventos.

    En este sexenio, las acreditaciones se tramitan a través del área de Prensa del Gobierno estatal y son las únicas que nos permiten el acceso a los eventos concretos, donde la entrada no es libre, todos necesitan una acreditación, son de diferente tipo. Nosotros, obviamente, recibimos acreditaciones de prensa.

    Pero no crea que nos dan las acreditaciones que queremos o necesitamos, no, nos dan las que ellos consideran y normalmente son muy limitadas. En la gira de este fin de semana del Presidente por el sur de Sinaloa, por ejemplo, nos dieron solo dos acreditaciones por cada evento: una para un reportero y otra para un fotógrafo.

    La reducción de acreditaciones se da ahora por la situación de pandemia, aunque antes tampoco eran ilimitadas, pero sí nos llegaban a dar tres o cuatro acreditaciones.

    Además de los periodistas con acreditaciones en el interior de los eventos programados, Noroeste despliega reporteros y fotógrafos afuera de los eventos para hacer la cobertura del ambiente que ahí se genera con la recepción del Presidente, pues usualmente ahí se congregan manifestantes o gente que quiere entregarle alguna petición, o simplemente verlo y tratar de saludarlo.

    En el sexenio pasado, la seguridad tanto dentro de los eventos como alrededor de ellos era férrea. El Presidente Enrique Peña Nieto era completamente inaccesible tanto para la prensa como para la gente. Sus eventos eran de un estricto control por parte del Estado Mayor Presidencial, quien dominaba el área adentro y a cuadras o kilómetros alrededor del evento.

    Incluso los medios de comunicación eran concentrados desde horas antes en una especie de “corralitos”, diferentes uno para reporteros y otro para fotógrafos, de donde ya no se podían mover durante todo ese lapso y de donde los dejaban salir hasta que el Presidente se había retirado, a veces hasta media hora o una hora después de que se había ido del lugar.
    Ahora, que ya no existe el Estado Mayor Presidencial, es la Ayudantía quien se encarga de la seguridad del Presidente Andrés Manuel López Obrador, y definitivamente hay por lo menos mayor libertad de movimiento para la prensa durante las coberturas, aunque sigue siendo casi igual de difícil acercarse a él, pero casi siempre por el gentío que se aglomera a su alrededor desde que va llegando al evento.

    Es decir, ahora los periodistas tienen un poco más de movilidad durante los eventos presidenciales, pero de todos modos tienen un sitio asignado y no pueden andar moviéndose por todo el lugar, aunque al menos ya no colocan los estrictos, difíciles y hasta denigrantes “corralitos”.

    Otro punto importante que se considera son los traslados de los periodistas a los eventos, especialmente cuando son en zonas rurales o alejadas de la ciudad, como es el caso de la gira de este fin de semana.

    Muchas veces, Prensa del Gobierno estatal organiza el transporte para los periodistas, pero no siempre es así, y no siempre hay lugar para todos. Así que se considera y se evalúa cuál es la mejor y más segura manera de trasladarse.

    Afortunadamente, con una visita presidencial se despliega mucha seguridad en todas las zonas a visitar, así que como las corporaciones hacen mucha presencia, es más fácil y seguro para nosotros como periodistas ir a lugares que pueden llegar a ser riesgosos si fuéramos solos y sin toda esa seguridad desplegada.

    Una vez en el lugar y ya que dan el acceso a los periodistas acreditados, cada evento tiene una logística diferente y se tienen que seguir los protocolos establecidos, en este caso, por la Ayudantía, y antes por el Estado Mayor Presidencial.

    Son pocos los presidentes que son accesibles con la prensa, a veces no tanto por ellos mismos, sino por el mismo aparato de seguridad que los rodea, pero a veces sí es por la personalidad o la “reserva” que el propio Mandatario tenga en su trato con los reporteros.

    Peña Nieto, por ejemplo, era completamente inaccesible y durante casi todo su sexenio se mantuvo prácticamente en una burbuja alejada. Zedillo y Calderón también eran en general distantes, y algunos como Fox o el propio Salinas eran más dados a acercarse a la gente y también a los reporteros.

    En el caso de López Obrador, como seguramente lo ha apreciado en sus eventos a lo largo del País, es muy dado a acercarse a la gente, y las personas lo esperan con ansias desde horas antes para tratar de saludarlo o hacerle peticiones.

    Sin embargo, en la gira de ahora sí mantuvo más distancia de la gente, debido, explicaron, a la pandemia.

    Los manifestantes son los que no fallan. En casi todos los eventos presidenciales se presentan al menos una o dos protestas, a veces más, y depende de la geografía del terreno del evento y de la decisión de los elementos de seguridad qué tanto permiten el despliegue de la manifestación. Por ello se despliega cobertura no solo adentro del evento, sino también afuera.

    Los horarios de una gira, que ya dijimos que son fijados uno o dos días antes de la gira, sufren usualmente muchos ajustes, a veces retrasos, pero también se llegan a adelantar, por lo que la previsión de llegar a las coberturas dos o tres horas antes de la hora de inicio siempre es vital.

    En la gira de ayer, por ejemplo, adelantaron de última hora el evento final, y lo recorrieron dos horas antes, lo cual complica la cobertura, porque estos ajustes suelen hacerlos con poca anticipación y la premura se impone.

    Así que sí, como ya dijimos, la cobertura de una gira presencial implica una logística especial, más demandante en tiempo y recursos, tan es así que, por ejemplo, ese día los reporteros casi no pueden cubrir otro tipo de evento, incluso se llegan a mover los descansos de algunos para que ese día trabajen todos y la respuesta de cobertura sea más eficiente tanto para generar información en tiempo real para el sitio web y las redes sociales, como para el ejemplar impreso.

    Hay muchas otras coberturas especiales que se realizan, como las electorales, las de Carnaval, de los maratones o las de Semana Santa, por mencionar algunas, en posteriores columnas las comentaremos para que usted, lector, las vaya conociendo desde adentro, no solo el resultado como ya lo hace, sino las entrañas.