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@rodolfodiazf
Nos encontramos en el núcleo de los festejos del Carnaval. Lunes y martes son los días centrales para desembocar en el tiempo litúrgico de la Cuaresma.
El vocablo Carnaval significa literalmente adiós a la carne. Según algunas fuentes estas fiestas tienen origen pagano y fueron ofrecidas al dios Baco, o provienen de otros festejos tradicionales, como las Saturnales o Lupercales.
Esto ha motivado que muchas personas entiendan estos días como oportunidad de desenfreno y exceso carnal antes de comenzar el camino espiritual de la Cuaresma.
Sin embargo, también se debe recordar que en tiempos antiguos, cuando no había métodos y técnicas de refrigeración adecuados, era necesario terminar con las provisiones de carne que ya no se podrían consumir durante el tiempo de penitencia, ayuno y mortificación de la Cuaresma. Por eso inició la celebración que decía adiós a la carne, el Carnaval.
Con el tiempo, esta celebración adquirió tintes y coloridos fantásticos. Incluso, en algunos países se añadió a la celebración el fin de la temporada invernal. Se comenzaron a fabricar carros alegóricos, se prepararon danzas y bailes, y se endosaron vistosas vestimentas, disfraces y antifaces.
Algunos lugares ideales y bullangueros fueron escogidos para escenificar grandiosos eventos de Carnaval, como Río de Janeiro, Venecia, Cádiz, Tenerife, Colonia, Nueva Orleans, Barranquilla, Veracruz, y en nuestro estado, Mazatlán.
Cuaresma, por el contrario, es un tiempo de mortificación, sacrificio y penitencia, una época en que se deben arrojar lejos todos los antifaces y máscaras, un periodo propicio para reflexionar en el cauce por el que transcurre nuestra vida.
Es un tiempo para realizar algunos ejercicios ascéticos que permitan superar los defectos y alcanzar una maduración y crecimiento espiritual que se traduzca en una mejor conducta personal y hacia los demás.
¿Cómo vivo el Carnaval? ¿Me preparo para la Cuaresma?