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"Entre Columnas"

"Bicicletas blancas: Cenotafios de una tragedia"

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ENTRE COLUMNAS

    omar_lizarraga@uas.edu.mx

    Una bicicleta de color blanco instalada en algún punto de la ciudad, es un recordatorio de que en ese lugar ha fallecido un ciclista, generalmente arrollado por un vehículo de motor. Las también llamadas “bicicletas fantasmas”, generalmente son chatarra pintadas de blanco y amarradas o colgadas a un poste o a un árbol cerca del lugar del accidente.

    En Mazatlán, hay instaladas dos bicicletas blancas; una en la Avenida Juan Pablo II, casi frente al cuartel militar; misma que nos recuerda que ahí fue arrollado Juan Domingo Ramírez. La otra, está colgada de un poste sobre la avenida Marina Mazatlán, frente a un conocido hotel, que señala el lugar donde murió también atropellado el canadiense Erick Rubin.
    Hace unos días, al norte del estado volvió a ocurrir una de estas tragedias cuando un automóvil arrolló al entrenador Julio César García mientras rodaba en la carretera Los Mochis-Topolobampo. Sus compañeros lo describen como un apasionado del ciclismo, un hombre solidario que siempre estaba dispuesto a dar un consejo a cualquier persona.
    Para los que practicamos este deporte es triste cuando un camarada ha perdido la vida, es un recordatorio de que nos pudo ocurrir a cualquiera. Nuestro mayor temor es ser arrollados por un automovilista imprudente, y no poder llegar más a casa.
    Para evitar este tipo de tragedias, es necesario fomentar el respeto hacia el ciclista. Yo personalmente celebro que en Mazatlán estén construyendo ciclovías, al menos en las principales avenidas, pero falta mucho por hacer.
    Es de importancia una campaña que resalte los beneficios que tiene el uso de la bicicleta, pues ésta no sólo ayuda a adelgazar, sino que fortalece los músculos, protege las articulaciones y mejora el sistema inmunológico.
    Más allá del beneficio a la salud, ser ciclista es un acto que repercute a todas y a todos. Es un medio de transporte ecológico que no genera daños ambientales, contribuyendo así a bajar los niveles de contaminación. Con el uso de la bicicleta se mejora el paisaje urbano, se contribuye a crear calles más incluyentes y urbes más humanas. Por esta razón, cada vez son más las ciudades que invierten recursos para hacer del ciclismo una forma de movilidad urbana.
    Quien tiene una bicicleta, en su modalidad de montaña o de ruta, conoce el sentimiento de libertad que da sentir el aire de la velocidad en el rostro, el aroma de la naturaleza y la belleza de los paisajes. Todos saben de los riesgos que esto conlleva; lesiones y eventuales caídas, pero incluso quien que se ha fracturado un hueso del cuerpo, pronto está de nuevo montando su bicicleta. Sólo los apasionados del ciclismo lo entenderán.
    Todo ciclista está obligado a compartir espacio con vehículos de motor, esto hace estar siempre alertas, como dice un poema de autor desconocido: “el ciclista va en silencio como en sueños, pero más despierto que los demás. Tiene el motor en la espalda y el corazón en las piernas”.
    Estimado lector, si usted conduce un automóvil, proteja a las personas que usan la bicicleta, baje la velocidad y guarde su distancia. Como a usted, también lo esperan en casa personas que lo aman. No queremos instalar más bicicletas blancas en la ciudad.
    Es cuanto….