Son alentadoras las noticias que para principios de noviembre próximo se cuente en nuestro País con la vacuna para combatir el coronavirus, y que en el primer trimestre del año que viene se empiece a aplicar a la población, para acabar con la pandemia que ha asolado a todo el planeta.
México, Argentina, los laboratorios AztraZeneca (de Carlos Slim) y la Universidad de Oxford sellaron un acuerdo para la producción de la vacuna en nuestro País, dándose un paso sumamente importante para que desde el próximo año aquí se pueda contar con la vacuna y podamos librarnos de los efectos letales del coronavirus, que tanto ha diezmado la salud y la economía de los mexicanos.
Con el anuncio de la producción de la vacuna de Oxford, también se ha informado de otras vacunas producidas por China, Estados Unidos y Rusia. Pronto, el mundo entero estará en condiciones de ver el fin del túnel de la pandemia actual. Estos avances en salud traen esperanzas a la humanidad, pues permite ver el final a este terrible flagelo.
Por eso son importantes los acuerdos que México y Argentina lograron con los laboratorios para comenzar a producir la vacuna contra el Covid-19. Eso demuestra que México tiene gobierno a la altura de las circunstancias, que toma medidas acertadas para cuidar la salud de la población.
En la actualidad, México ha logrado recuperar el prestigio que lo distinguía en el concierto de las naciones, porque durante las tres décadas de gobiernos neoliberales se dio al traste con la política exterior mexicana. Antes del salinismo se tenía voz y prestigio en los foros mundiales, por políticas avanzadas como la Doctrina Estrada, de no intervención en los asuntos domésticos internos de otras naciones, la firma de tratados de no proliferación de armas nucleares y nuestra generosa política de asilo ante diásporas causadas por dictaduras.
Hoy, los mexicanos ven con beneplácito que se recupera la presencia de México en el ámbito de las naciones, otros gobiernos reconocen el buen actuar del nuestro y hasta comienzan a imitar, como lo ha anunciado el gobierno francés, nuestros programas sociales. Eso debe enorgullecer a los ciudadanos que aman a su patria.
Se tiene que reconocer esta verdad incontrastable sobre la grandeza moral de nuestro País; lo que dice México se escucha con atención en los foros mundiales, en los cuales dejó de ser un miembro más para convertirse en actor importante en el desarrollo de la democracia y la justicia a nivel global. La política exterior del País sale de ese periodo oscuro, pragmático y lleno de inconsistencias, propio del periodo neoliberal, y ha retomado el rumbo progresista que siempre había caracterizado a México en el exterior.
Celebramos con entusiasmo este retorno a nuestra tradición progresista, porque esa ha sido la aspiración legítima de los patriotas que han dignificado la política exterior mexicana, llenándola de mística y logrando el reconocimiento de los gobiernos y pueblos del mundo.
Por cierto, uno de los más reconocidos secretarios de Relaciones Exteriores fue un paisano sinaloense, Genaro Estrada, quien dio prosapia y prestigio universal a la política exterior de México. Con su doctrina colocó a México al nivel de los países más avanzados del mundo en política exterior; por eso, hemos dicho, con orgullo, México tiene cosas que podemos presumir sin jactancia, solo destacando los aciertos y las grandezas de nuestro País. Hoy caminamos por buen camino, sin falsas expectativas, con objetivos claros en arribar a un futuro promisorio.
Se ha dicho muchas veces que México es un país que cuenta con extraordinarios recursos naturales y humanos para remontar sus eventuales tropiezos, también se ha enfatizado que con dichos recursos nuestro país puede convertirse en una potencia económica, a la altura de las más desarrolladas de la tierra. Ahora, después de mucho tiempo y épocas de autoritarismo, un pueblo laborioso y trabajador, que siempre ha buscado salir del intrincado subdesarrollo, tiene un gobierno y, sobre todo, un Presidente que trabaja en sintonía con todos para lograr avanzar en los niveles de bienestar para su pueblo.
El pueblo de este País se ha resuelto a alcanzar metas superiores de desarrollo y lo va a lograr más temprano que tarde.