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Para no desentonar con su estilo de gobernar, “El Químico” o mejor dicho el “Cínico”, prácticamente reta a los ciudadanos haciendo ostentación de una lujosa camioneta Mercedes Benz que según él, es propiedad de uno de sus hijos.
Si la estupidez fuera premiada, el Alcalde se llevaría todos los premios habidos y por haber, pues sigue sin entender que al ser figura pública y, sobre todo, servidor público que cacarea la 4T, no solo debe hablar de austeridad, sino demostrarlo en los hechos.
Puede que la camioneta en efecto sea propiedad de su hijo y que el Alcalde solo la traiga prestada mientras reparan la que se compró con el dinero de los impuestos que pagamos, pero lo que no ha entendido es que “La mujer del César no solo debe ser honesta, sino parecerlo”.
En pocas palabras, si habla de austeridad y bajo ese pretexto está haciendo recorte de personal en el Ayuntamiento, es una tontería andar paseándose en una camioneta lujosa que demuestra su incongruencia pues piensa una cosa, dice otra y hace otra.
El Alcalde se ha caracterizado por ser llevado a los tribunales muchísimas más veces que cualquier Alcalde anterior. Y falta que termine el puesto el año que viene (ganar la reelección sólo en sus más locos sueños) para que, además de las demandas que ya tiene acumuladas, más las que se sumen de aquí a que se le termine su huesito, agreguemos las que seguramente surgirán cuando tenga que entregar (de mala gana) la administración municipal al nuevo Alcalde.
El Alcalde demuestra su absoluta falta de prudencia ostentando, sin necesidad, un automóvil lujoso encarnando fielmente la frase del General García Barragán quien dijo: “El poder marea a los inteligentes y vuelve locos a los pendejos”.
No hay duda de que el “cínico” será el peor Alcalde que hemos tenido en Mazatlán y sus actos arbitrarios e ilegales traerán como consecuencia su inhabilitación para desempeñar cualquier otro cargo público, la condena a reparar los daños causados, pero, lo más lamentable es que esas conductas generarán condenas millonarias que tendrá que cubrir el Ayuntamiento.
Parafraseando a Juan Gabriel, “pero qué necesidad, para qué tanto cinismo”.