Editorial
Se puede abrazar y besar en estos tiempos, el Presidente Andrés Manuel López Obrador dice que sí, los médicos dicen que no.
La emergencia sanitaria continúa cubriendo a México como una marea silenciosa, de la misma manera que llegó a Italia y a España, donde a pesar de toda la tecnología y los recursos han podido rastrear a los “pacientes cero”, aquellos que transmitieron el virus por primera vez en el territorio.
Y mientras los países más afectados aíslan a millones de sus ciudadanos, los mexicanos nos divertimos reenviando memes y evadiendo la inminente llegada, utilizando la misma estrategia que durante milenios hemos usado contra la muerte: el humor.
La buena noticia es que seguimos en Fase 1, la más leve de las situaciones dentro de la emergencia, cuando todavía no tenemos contagios locales, por lo menos confirmados.
Sin embargo, la mayoría de los especialistas coinciden en que llegará, y pronto, a finales de marzo se esperan los primeros contactos confirmados en Sinaloa y quizá el inicio de la Fase 2.
Las medidas de prevención funcionan más en algunas ciudades que en otras, todo debido a las medidas que deciden tomar sus ciudadanos, también dependiendo de sus ocupaciones
Culiacán ha respondido bien a la “cuarentena” opcional, la ciudad ha reducido su flujo y las calles comienzan a verse vacías, un buen síntoma preventivo.
Mazatlán, debido a su naturaleza turística no ha respondido de la misma manera, pero por lo menos la suspensión de clases ha disminuido en gran medida la circulación de ciudadanos en las calles.
Los Mochis le ha dado la vuelta al mundo, con sus policías cubiertos de pies a cabeza con trajes protectores.
Sin embargo, la pregunta sigue en el aire: ¿Se puede amar en estos tiempos?
