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"ÉTHOS"

"Amor de madre"

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    rfonseca@noroeste.com
    @rodolfodiazf

     

    El amor de la madre por sus hijos es absolutamente incondicional. Es capaz del mayor sacrificio con tal de evitar que los frutos de sus entrañas sufran hambre o cualquier otra adversidad.

    En el Antiguo Testamento se narra un famoso juicio de Salomón, a quien acudieron dos mujeres peleando por un niño. Ambas decían que el niño era su hijo, por lo cual el Rey Salomón ordenó que partieran al niño en dos y dieran la mitad a cada una. Inmediatamente, una de ellas desistió y pidió que se lo dieran a la otra mujer, con lo cual el Rey supo que la verdadera madre prefirió perderlo que verlo morir (1 Re 3,16-28).

    En otro texto, se define el amor que Dios tiene por sus hijos con una extraordinaria comparación: “¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!” (Is 49,15).

    En la cuarta estación del Vía Crucis -Jesús encuentra a su madre- correspondieron los comentarios a la madre de una persona detenida, quien dijo: “Cuando condenaron a mi hijo, ni siquiera por un instante tuve la tentación de abandonarlo. El día que lo arrestaron toda nuestra vida cambió, toda la familia entró con él en la prisión. Todavía hoy, el juicio de la gente no se aplaca, es una cuchilla afilada. Los dedos que nos señalan aumentan el sufrimiento que ya llevamos en el corazón”.

    Sintiéndose corresponsable, expresó: “Cargué con las culpas de mi hijo, también pedí perdón por mis responsabilidades… Rezo continuamente por él para que, día tras día, pueda convertirse en un hombre distinto, capaz de amarse nuevamente a sí mismo y a los demás”.

    ¿Imito el amor de madre? ¿Amo intensamente?