"Alfonso Durazo y el candidato para Sinaloa. López Obrador se apuesta todo a él mismo"
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Inevitable sacarle cuentas a Alfonso Durazo Montaño, el hasta ayer Secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana del Gabinete de Andrés Manuel López Obrador, no tanto porque buscará la candidatura a Gobernador de Sonora sino por el desastroso balance que deja en cuestión de combate a la violencia en México. Y lo otro viene concatenado: ¿puede ganar una elección quien carga con el lastre de 65 mil víctimas de homicidios dolosos y feminicidios registradas en los 22 meses que estuvo en el cargo?
La separación del servicio público de quien lo mismo fuera secretario particular del ex Presidente Vicente Fox Quezada como del inmolado ex candidato del PRI a la Presidencia, Luis Donaldo Colosio Murrieta, da rasgos oportunos de que la apuesta de la Cuarta Transformación para las elecciones del 6 de junio será el arropamiento moral que les pueda brindar López Obrador, sin importar mucho cómo le fue en el actual régimen.
Durazo es parte de la secuencia fallida en seguridad pública y los hechos de alto impacto ocurridos en el territorio mexicano, incluido el 17 de octubre que vivió Culiacán en 2019, se tornan pecados menores al momento en que el Presidente deba bendecir a los candidatos del Movimiento Regeneración Nacional que competirán por las gubernaturas.
Los partidos y los factótums de cada entidad estaban esperando que López Obrador enseñara los primeros signos de cómo determinará las postulaciones de Morena y la contraseña de ayer, a pesar de que sea interpretada como estrategia para deshacerse de uno de los colaboradores que decepcionó en el área de desempeño, habla de encomendar a los candidatos morenistas a lo mucho o poco que quede de aquella frugal cosecha de votos que AMLO logró en 2018.
Y avala el Mandatario a uno de sus secretarios más cuestionados al crecer los asesinatos en el País en 10 por ciento si se comparan los primeros 22 meses del sexenio del priista Enrique Peña Nieto (59 mil homicidios) con el mismo periodo inicial del gobierno de López Obrador (65 mil muertos por la violencia), balance que se traduce en que los mexicanos se sientan inseguros, atemorizados y en situación de ingobernabilidad.
A partir de este movimiento de AMLO en el tablero del ajedrez electoral de 2021 es probable que los gobernadores comiencen a mover sus piezas en sentido opuesto. Es decir, si el líder real de Morena desdeña los saldos que presentan en el servicio público los candidateables, en los estados donde gobiernan otros partidos habrá que reforzar los requisitos de experiencia, honradez, visión y voluntad para atraer los votos de aquellos sectores que empiezan a sentirse incómodos una vez que probaron el modo en que la izquierda lleva las riendas nacionales.
Durazo enfatizó al renunciar que llevará a la Cuarta Transformación como insignia de campaña y quien sabe que tanto le funcione eso en su tierra. Por el hecho de haberle prestado servicios políticos al panista Fox o al priista Colosio, a lo mejor llegará el momento en que le convenga decolorarse del guinda presidencial y plantearse como opción ciudadana. La gente de Sonora lleva metido en el alma el recuerdo de Luis Donaldo Colosio y quizá a la hora de votar valga más ese dato que el de ser parte de la 4T.
En lo que corresponde a Sinaloa está claro que López Obrador utilizará igual criterio que en Sonora. Sea quien sea el candidato, cree él, ganará empujado por el efecto AMLO y siendo ese el rasero a nadie se le puede descartar. Los alcaldes Luis Guillermo Benítez, de Mazatlán; Jesús Estrada Ferreiro de Culiacán y hasta Manuel Guillermo Chapman, de Ahome, podrían aparecer en el sombrero de la magia presidencial, difuminado tal hechizo de “el Estado soy yo” las candidaturas de Rubén Rocha Moya e Imelda Castro que por el momento se ven como las más factibles.
Hablando en plata pura, a muchos sinaloenses les alegró ayer que Alfonso Durazo se vaya a probar suerte a Sonora porque ello significa que el Gobierno federal calará a otra persona en las políticas públicas de pacificación del País. El llamado “jueves negro”, el lunar de violencia que se aferra a la zona de Tepuche, municipio de Culiacán, y los mil 700 homicidios ocurridos del primero de diciembre de 2018 al 30 de septiembre de 2020 son la herencia local de quien dejó la SSPPC.
Lo que sigue es escudriñar en el primer movimiento de fichas de parte de quien no permitirá injerencias en la designación de los candidatos de Morena. Una vez que el PRI “le comió el mandado” en Hidalgo y Coahuila, López Obrador continuó confiado de que será la imagen y fuerza personalísima de él la que atraerá el sufragio en los estados y lo demás le importará poco o nada. Mientras los demás partidos lo deletrean, el Presidente se sacó de la manga de la camisa la carta que ya todos le habían adivinado.
Reverso
No nos dejó boquiabiertos,
Con tan magnífico dedazo;
Sólo le contó los muertos,
Y se deshizo de Durazo.
Los privilegios idos
Las organizaciones de transportistas urbanos se quedaron acostumbradas a ir al Congreso a ordenar, en los tiempos en que el PRI controlaba la Cámara, con ese don de mando que les proveía el hecho de mover todas las flotillas para las campañas políticas priistas. En cambio, ayer se vieron obligados a gestionar ante la bancada de Morena que se les tome en cuenta para la elaboración del dictamen de la iniciativa de ley que otorgaría un descuento del 50 por ciento a usuarios adultos mayores y personas discapacitadas. Le tocó a José Antonio Ríos Rojo, Secretario General de la 63 Legislatura, notificarles que los tiempos han cambiado.