Ayer, el Alcalde de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, vivió uno más de sus episodios de locura donde se agarra contra la prensa, y esta vez fue contra una cadena de televisión.
Estrada Ferreiro criticó la labor de ese medio de comunicación ya que afirma que miente sobre lo que hace su administración, sobre todo en lo que a la recolección de basura se refiere.
El canal televisivo denuncia que hay problemas de recolección, derivado de acusaciones ciudadanas porque el carro de basura no pasa por sus colonias.
El tema generó una acalorada discusión entre el primer Edil y la periodista, y culminó en una invitación a visitar las instalaciones del canal, esto con la intención de platicar vehementemente sobre las problemáticas del Municipio.
Sin embargo hubo algo gracioso en la discusión, el Alcalde, justo antes de terminar su conferencia, citó el dicho: “Si los perros ladran, Sancho, es señal de que vamos avanzando”.
Como se sabe es una frase equivocadamente atribuida a Miguel de Cervantes, o sea bajita la mano les dijo a los comunicadores que aunque “ladren” él seguirá con su muy particular manera de trabajar.
Por cierto que al Alcalde de Culiacán tampoco le gusta que lo anden comparando con el Alcalde de Mazatlán, Luis Guillermo Benítez, “El Químico”, quien también ha tenido sus encontronazos con los medios, ni con el Presidente Municipal de Ahome, Guillermo “Billy” Chapman, al que también le gusta subirse al ring, de vez en cuando.
Ah, y también dejó en claro que no sigue la línea del Presidente Andrés Manuel López Obrador y sus encontronazos con la prensa nacional.
No hay línea, dijo Estrada, cada quien lo suyo...
La piel delgadita
La verdad es que a los tres alcaldes de Morena, de las tres principales ciudades de Sinaloa, les encanta pelear con los medios de comunicación.
Los tres niegan que siguen el mal ejemplo de su líder nacional, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, pero la verdad es que los tres sueñan con seguir sus pasos, hablar como él, emularlo hasta en sus tropiezos.
Y que los alcaldes sigan el ejemplo de sus líderes nacionales no es nada nuevo, más bien es el ejemplo que aprendieron de los funcionarios priistas, y si no basta un poco de memoria.
En los tiempos de la Presidencia de Luis Echeverría, la mayoría de los alcaldes y gobernadores de México usaban guayabera y tomaban aguas frescas, después llegó José López Portillo y todos se sentían intelectuales.
¿Y a poco no se acuerdan de la época de Carlos Salinas de Gortari? cuando todos le copiaban hasta el cantadito de sus discursos.
Así que Guillermo Chapman, Luis Guillermo “El Químico” Benítez y Jesús Estrada Ferreiro, en parte, discuten con los medios imitando a su líder, usan hasta los mismos argumentos.
La otra razón que los lleva a andar como gallitos de pelea es que tienen la “piel delgadita”, un síntoma de los políticos bisoños, de los novatos que esperan que todos les salga bien y cuando no sale andan buscando a quién echarle la culpa.
Lo mismo les pasó a los panistas cuando llegaron al poder, aunque después se hicieron como los priistas: “conchudos” y con piel de cocodrilo.
Así que será cuestión de tiempo a que se acostumbren a aguantar las críticas y a entender que lo que les cuentan al oído sus aplaudidores no siempre es la verdad.
Los alcaldes más inteligentes aprenderán que de la crítica se aprende y que un político tiene que escuchar a todos, aunque no le guste lo que está escuchando.
Algunos dirán que “chango viejo no aprende maroma nueva”, a esos les decimos que no sean tan pesimistas, nuestros alcaldes todavía pueden aprender a comportarse.
Y si no, llegarán las campañas y esas arreglan a cualquier suspirante.
Circo, Morena y teatro
Puro teatro, reza el antiguo bolero, y los priistas continúan arremetiendo contra los morenos en el Congreso del Estado, les critican todo, y ahora dicen los tricolores que a Morena ya le gustó que el recinto legislativo se haya convertido en un circo.
Sergio Jacobo Gutiérrez, incluso acusa a la bancada de Morena de llevar a los manifestantes a que hagan bulla en la sesiones y que insulten con toda soltura a los diputados opositores, o sea a los del PRI y a los del PAN.
Y casi con un dedo levantado y acusador grita que es una vergüenza lo que pasa en la llamada “casa del pueblo”, con gritones todos los martes y jueves,
Les encanta llevar porra, dice el priista.
¿Y las manifestaciones que tronaron cuando menos dos sesiones sobre las cuotas ejidales también fueron patrocinados por los morenistas?
¿Y la pleitesía rendida al Rector de la UAS, Juan Eulogio Guerra Liera, y aplausos del gran grupo de universitarios, también fueron parte del circo de Morena?
No se está defendiendo ningún alboroto, pero si de repente algunos legisladores lanzan acusaciones como escupiendo para el cielo.
Tiene razón el decir que de repente el Congreso se convierte en un circo, pero los payasos son multicolores.
La banda de los carritos
Quizás no sea la primera vez, pero lo macabro del asunto nos deja helados.
En menos de 24 horas se han encontrado los cuerpos de cuatro personas asesinadas en Culiacán, con un sello de lo más deplorable: a los cuerpos les dejan carritos de juguete encima.
¿Cuál es el mensaje? Se sabe que en el argot delincuencial esto lleva al delito de robo de vehículos, algo no confirmado por las autoridades, quienes han señalado que desconocen aún los móviles de tales crímenes.
De nueva cuenta, por más que tratemos de ser optimistas este tejido social tan rasgado no acaba de ser bordado con la pacificación.
Y lo peor, algunos tomaron los asesinatos y ese “detallito” de los carritos como algo, si no para aplaudir, sí para hacer chistoretes y teorías de “anti héroes” en las redes sociales.
Seguimos mal y nos va a llevar bastante tiempo reparar los daños de una sociedad sumergida en la cultura del crimen organizado.