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"ÉTHOS"

"Agresividad social"

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    rfonseca@noroeste.com

    rodifo54@hotmail.com

     

    No toda agresividad debe incurrir en la violencia. Es común que se hable de líderes agresivos, o campañas agresivas, en cuanto que muestran ímpetu, energía o decisión para motivar e impulsar a la realización de los objetivos a pesar de manejarse en un entorno amenazador, que a otras personas las lleva a la inercia, inmovilidad, inacción o pasividad al dejarse dominar por el temor. De hecho, algunos psicólogos afirman que la agresividad es un instinto o reacción, mientras que la violencia es una acción o una omisión intencional.

    Sin embargo, hay que tener mucho cuidado en no extender unilateralmente el concepto de agresividad como energía o combatividad para liderar, puesto que excedidos estos límites se trata ya de una agresión formal para causar daño intencional a una persona u objeto.

    Así, se podría hablar de conductas agresivas al golpear o herir a otros, ya sea física o psicológicamente; burlarse, proferir amenazas y palabras ofensivas e inadecuadas. Aquí ya no se habla de agresividad para cumplir metas u objetivos, sino de conductas agresivas y nocivas que afloran de la ira, frustraciones o conflictos internos no resueltos.

    Estas conductas inadecuadas encuentran amplificado eco en las diversas plataformas y redes sociales, en las que se puede golpear, injuriar, mentir, descalificar, difamar y denostar con la mayor facilidad e impunidad a través de mensajes invasivos e irrespetuosos, como constató el papa Francisco en los números 44-46 de la Encíclica Fratelli tutti:

    “Esto favorece la ebullición de formas insólitas de agresividad, de insultos, maltratos, descalificaciones, latigazos verbales hasta destrozar la figura del otro, en un desenfreno que no podría existir en el contacto cuerpo a cuerpo sin que termináramos destruyéndonos entre todos. La agresividad social encuentra en los dispositivos móviles y ordenadores un espacio de ampliación sin igual”.

    ¿Modero mi agresividad?