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"Opinión"

"8 y 9 de marzo parecen ser iguales pero no son lo mismo"

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    Este domingo 8 de marzo se conmemoró el Día Internacional de las Mujeres y el lunes 9 de marzo el Paro Laboral Nacional de Mujeres convocado por grupos feministas diversos, política e ideológicamente contrapuestos a los que se sumaron organizaciones sociales, universidades, instancias de gobiernos, artistas y escritoras, compañías y grupos empresariales y legisladores y dirigentes del PAN.

    Aunque el tema de estas dos fechas gire en torno a las mujeres, existe una diferencia significativa entre las dos.

    El Día Internacional de las Mujeres, tiene sus raíces en el movimiento obrero de mediados del Siglo 19, en un mundo industrializado en expansión, turbulento y explotador de la fuerza de trabajo con jornadas laborales extremas y miserables salarios en particular para las mujeres, que fueron las primeras en levantar la voz.

    En 1908 alrededor de 15 mil mujeres se manifestaron en Nueva York para exigir se redujeran las horas de trabajo, se les pagara el salarios que a los hombres y se les diera el derecho a votar.

    Un año después se celebró por primera vez en Estados Unidos, el Día Nacional de la Mujer, el 28 de febrero.

    Fue sin embargo, la alemana Clara Zetkin, la que impulsó el Día Internacional de la Mujer en la Conferencia Internacional de la Mujer Trabajadora en Copenhague, Dinamarca, en 1910, a la que asistieron un centenar de mujeres procedentes de 17 países. Un año después, se celebró el primer Día Internacional de la Mujer, el 19 de marzo de 1911, reuniendo a más de un millón de personas en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza.

    La fecha del 8 de marzo del Día Internacional de las Mujeres se fijó posteriormente en Rusia en 1917 en la Primera Guerra Mundial, año en el que las mujeres rusas se manifestaron en contra de la guerra bajo el lema “Pan y Paz” y realizaron una huelga masiva que logró la destitución del Zar Nicolas II, días después.

    En Europa también las mujeres celebraron mítines en torno al 8 de marzo del año siguiente para protestar por la guerra y solidarizarse con las demás mujeres, según lo señaló las Naciones Unidas (ONU), la que consagra en el primer acuerdo internacional la igualdad de género.

    En 1975 la ONU establece y celebra por primera vez oficialmente el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer y proclama en la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer el principio de la igualdad entre mujeres y hombres, prohíbe la discriminación de la mujer y obliga a los gobiernos a adoptar medidas de discriminación positiva para promover la igualdad de género”.

    No son pocos los grupos feministas contemporáneos, en particular los llamados “anarquistas”, encapuchados y agresivos contra todos y todo, desconocen o no les interesan esos acontecimientos históricos de las mujeres que pugnaron por la igualdad entre hombre y mujeres en el ámbito socio económico y político de inicio, y posteriormente, en materia de derechos humanos, la educación, la paz, los derechos humanos, la preservación de la ecología y la reproducción de la especie humana.

    Las feministas radicales han desdeñado o tratado muy a la ligera la equidad de género a la que en cada etapa de la humanidad se han logrado avances significativos siglo tras siglo. Para ellas el eje fundamental es la relación hombre-mujer (relación género/sexual) como la contradicción central en la sociedad, pues, según su análisis, el hombre se convierte por definición en su principal enemigo.

    No entienden que ese determinismo biológico históricamente ha sido utilizado por las fuerzas dominantes de toda sociedad para justificar la discriminación y falta de libertad de las mujeres que poco a poco se fue endosando a las relaciones hombre-mujer y no a las relaciones entre explotados y explotadores.

    Los esclavos eran esclavos porque por sus características raciales, se consideraban inferiores (hombres y mujeres) y se descartaba que pudieran cuidarse a sí mismos.

    Las mujeres y los hombres para ellos son diferentes no precisamente por su género, sino por su fuerza de trabajo y rol social.

    Ese es el argumento que han usado los esclavistas, feudalistas, capitalistas y neoliberalistas para mantener en el ámbito laboral, social, económico, político, educativo, cultural y psicológico la desigualdad de género y la falsa liberación de la mujer.

    Las clases dominantes referidas son y siempre han sido los principales enemigos de las mujeres, y han sustentado y fomentado la ideología patriarcal de los poderosos y el machismo de los de abajo, lo que les ha permitido hacer lo que les venga en gana con las naciones que gobiernan y los ciudadanos inmersos en la pérdida de valores, la desintegración social, la delincuencia, el crimen organizado, la drogadicción y desde luego la violencia de género, la trata de personas y abusos sexuales de niñas y niños.

    La violencia de género contra las mujeres no se circunscribe únicamente a los conflictos que se generan en las relaciones hombre-mujer, sino sobre todo a la desigualdad de las relaciones sociales y el patriarcado que no dependen del núcleo familiar como se nos ha hecho creer, sino también de la podrida estructura socio económica y los corruptos poderes públicos.

    En ese lamentable contexto, me parece absurdo que el Paro Nacional de Mujeres de este lunes 9 de marzo, se circunscriba únicamente al controvertido lema “el nueve nadie se mueve”, con el cual las feministas están convocando que ninguna mujer salga a la calle, vaya a su centro de trabajo; que sus hijas menores no vayan a la escuela y las jóvenes a las universidades, y además, que no salgan de compras.

    Las “Brujas del Mar”, del estado de Veracruz y convocantes de esta protesta, aducen que lo que se busca con esta protesta es “visibilizar los tipos de violencia de género”, lo cual francamente no entiendo, pues la ausencia de las víctimas en sí, no aporta tal visualización; por el contrario la esconde.

    Sería más fructífero que los grupos y organizaciones feministas, sean anarquistas o Pro vida, gobiernos, fiscalías, ex presidentes de México y Obispos y Arzobispos que se sumaron a las “Brujas del Mar”, documentaran en cada entidad, regiones y municipios; barrios urbanos y zonas rurales; número de familias y nivel socioeconómico; centros de trabajo, empresas y compañías; instituciones educativas, instancias de gobierno, sindicatos, partidos políticos y organizaciones civiles, medios de comunicación televisivos, radiofónicos y periodísticos, los tipos de violencia de género que se han desatado en toda la República.

    Ello además de aportar información estadística detallada de los diversos casos de violencia de género, ayudaría mucho a que los mexicanos se informen el por qué es hasta ahora que el ex Presidente Felipe Calderón y su esposa; los legisladores del PAN; Arzobispos y Obispos, Pro Vida, grupos encapuchados de feministas anarquistas, y medios de comunicación hasta ahora, se dieron cuenta de la violencia contra las mujeres.

    Veremos y diremos en qué termina. El 8 y 9 de marzo son sin lugar a dudas dos eventos en beneficio de las mujeres que reitero; “parecen ser iguales pero no son lo mismo”.

    El Día Internacional de la Mujer es un reconocimiento y homenaje a las mujeres en su lucha persistente para que les redujeran las extremas jornadas laborales de día y noche; les pagaran salarios iguales a los de los obreros y les dieran el derecho a votar. Así inició la equidad de género.

    El Paro Nacional Laboral, por el contrario, gravita en torno no a la igualdad sino a la violencia de género cuyas causas y contextos hemos descrito el 24 de febrero en nuestra página de Reflexiones en Voz Alta en Facebook.

    Desde mi punto de vista, no debe confrontarse un evento a otro. Ambos son distintos pero son un gran apoyo para las mujeres en lo general y las feministas en lo particular.