Oigo un estruendo fuertísimo, como si una bomba hubiera caído muy cerca de aquí, recuerdo que no estoy en Afganistán o algún desafortunado país de aquellos que siempre están en guerra, aunque sí, lo sé, a México también lo podríamos considerar como un país en guerra y en el que nos están matando a las mujeres sin que se haga algo, pero esa es otra historia, recuerdo que es el último día del año 31 de diciembre de 2019 y la pirotecnia que empieza a retumbar en el horizonte lo confirma, aunque tristemente hay algo peor que me lo recuerda, el miedo y la angustia de los perros que viven conmigo, que cegados por el terror, tiemblan al no saber qué es lo que pasa.
No puedo imaginar lo que debe ser el no saber lo que pasa a tu alrededor, solo puedo imaginar a los animales creer que el cielo se está cayendo sobre ellos o que viene acercándose un monstruo tan grande que cada uno de sus pasos suena como si el mundo se acabara y sentir que su hogar el único lugar donde realmente se sienten seguros no es suficiente para protegerlos.
Creo que para un animal la pirotecnia debe ser el equivalente a aquellos miedos nocturnos que teníamos todos cuando éramos niños, aquel terror que nos hacía pedirle a nuestra madre que dejara la luz prendida de la habitación, aquel terror que no nos permitía bajar el pie de la cama porque sabíamos que sin lugar a dudas “algo” nos arrastraría hacia la oscuridad debajo de ella, vaya debe ser terrible pasar por ese miedo.
Los animales no son los únicos afectados con la pirotecnia, está más que probado que hay muchos individuos que sufren cada vez que se festeja o que alguien utiliza pirotecnia, entre ellos niñas con autismo, adultos mayores, gente padeciendo alguna enfermedad y todo esto sin contar la gran afectación a la calidad del aire con cada cohete que es usado.
Este año, sin embargo, en Nuevo León la mayoría de los municipios prohibieron la venta de pirotecnia para estas fiestas decembrinas, no tengo más que aplaudir a las autoridades por este tan acertado ejemplo para todo México, este 31 de diciembre, si, se escucharon aún en el horizonte aquellas bombas, pero debo reconocer que ya no es la misma cantidad que en años anteriores, después de una campaña grande de concientización acerca del daño que esto le causa al ambiente y la mala calidad del aire que tenemos, a las personas y a lo animales, más allá de la prohibición mucha gente al parecer entendió que para celebrar no es necesario oír pólvora estallar, han pasado ya miles de años desde que los chinos inventaron la pólvora, creo que ya es hora de cambiar, además con la tecnología que hoy existe la pirotecnia es algo obsoleto, claro los cambios nunca son de la noche a la mañana, aún hay mucha pero mucho gente que no ha llegado al Siglo 21, se nos van quedando atrás y ellos aún de manera ilegal conseguirán cohetes que tronar este fin de año, pero empiezo el año 2020 esperanzada, sabiendo que hemos dado un paso adelante en el respeto hacia el medio ambiente y la vida.
El gobierno de Argentina prohibió el uso de pirotecnia en evento de Gobierno (cof cof 4T).
Los empresarios de Alemania hicieron un comunicado para decir que no iban a vender cohetes por el ambiente, los animales y las personas enfermas.
¿Será este el primer paso para acabar por fin con la pirotecnia? ¿será el 2019 el año en que acabaron las explosiones?, uno de mis deseos para el nuevo año es que así sea, ya no quiero ver niños mutilados porque les explotó la pirotecnia en las manos, gente que perdió todo porque sus casas se incendiaron (como en el festejo de los rayados), estoy harta de ver como los primeros días de enero las redes sociales se llenan de posts donde se reportan perros perdidos que asustados salieron corriendo sin rumbo y terminaron heridos o muertos.
El fin de año debe significar un nuevo comienzo, ojalá que este año que empieza nuestros propósitos sean menos egoístas e incluyan dejar de lastimar a quien no puede defenderse, por favor lucha en contra de la explotación en todas sus formas, y comencemos a crear un mundo mejor para todos.
Por un año mejor... cambiemos.