|
"Malecón"

"Vino a despedirse"

""
MALECÓN
28/11/2018

    El Presidente Enrique Peña Nieto acomodó su último viaje al interior de la República para que fuera en Sinaloa, el estado donde siempre se sintió como en casa.
     
    Ayer, la inauguración de la Base Militar “El Sauz” fue el pretexto para despedirse de los sinaloenses como Presidente, le queda solo un viaje como Mandatario y será a Argentina, donde se reunirá con mandatarios en la cumbre del G-20.
     
    De Argentina regresará el viernes por la noche y unas horas después, el sábado por la mañana entregará el poder a Andrés Manuel López Obrador.
     
    Además de despedirse de sus amigos sinaloenses, la inauguración de la base militar le permitió despedirse del Ejército y de la Armada, a los que siempre dispensó un trato especial.
     
     
    Dos amigos
     
    El Presidente Enrique Peña Nieto, además de despedirse de Sinaloa y de los militares se despidió del Gobernador Quirino Ordaz Coppel, a quien considera un amigo. 
     
    Ordaz Coppel fue el primero que abrió la sesión de cumplidos, recordando en su discurso los apoyos que recibió de Peña Nieto.
     
    Dos hospitales generales, un hospital pediátrico, ampliaciones de carreteras, apoyo para los agricultores, remodelación de estadios, pavimentación y una larga lista que obras que no se pueden entender sin la amistad del Presidente y el Gobernador.
     
    La amistad de los dos viene de lejos y trasciende la política, las familias se han acercado y comparten el gusto por la práctica del golf.
     
    De hecho, el golf desató la parte cómica de los discursos, aunque nunca lo mencionaron por su nombre. Ordaz Coppel aseguró que Peña Nieto era un “guerrero” en este deporte y siempre terminaba ganando.
     
    Cuando fue su turno, Peña Nieto le respondió a Ordaz Coppel que nada más le ganaba a él, pero que en otros partidos perdía, desatando la risa de los asistentes.
     
    Bueno, ahora sabemos cómo le hacía Ordaz Coppel para conseguir los apoyos.
     
     
    Cero autocrítica
     
    Con cierto dejo de nostalgia y un público controlado: empresarios, funcionarios y cientos de soldados, el Presidente Enrique Peña Nieto se despidió aferrándose hasta el último momento al guión que representó durante todo su sexenio.
     
    Para empezar, siempre le gustó presentarse ante públicos controlados, donde hasta el último asistente pasa por varios filtros para poder estar presente en sus eventos.
     
    La otra característica de sus eventos es la ausencia total de autocrítica, el mundo de Peña Nieto es perfecto, nada hay malo para recordar, no se acordó del México más violento que haya dejado un Presidente, ni de los miles de desplazados, ni de la pobreza creciendo de forma acelerada.
     
    El Mandatario se acordó de su excelente relación con los militares a los que les construyó 22 cuarteles, les creó leyes a su medida y les dio siempre el mejor de los tratos.
     
     
    El Sauz
     
    De la nueva base militar construida en las afueras de Culiacán, cerca de la comunidad de “El Sauz”, podemos decir que su construcción es obra de una política para dotar a los militares de áreas de primer mundo.
     
    Las instalaciones parecen competir con un hotel de lujo, aunque con el estilo y la arquitectura de los militares, enemigos del buen gusto.
     
    La base es una pequeña ciudad con todas las facilidades para que vivan más de 3 mil 500 efectivos, muchos de ellos con todo y familia, esperemos que las instalaciones ayuden a que los sinaloenses puedan recibir algo de paz.
     
     
    Tambores de 
    ‘guerra’ en 
    el Congreso
     
    El que debutó ayer como dirigente estatal del PRI, aún sin rendir protesta del cargo, fue Jesús Valdés Palazuelos
     
    El “Chuy”, quien fue aclamado con porras y vítores de parte de cientos de cenecistas en el recinto parlamentario, marcó el “tono” de lo que puede ser su gestión frente a Morena.
     
    Acompañado del ex legislador Andrés Félix, el actual Diputado local, Faustino Hernández, a la vez dirigente del sector campesino, movilizaron a cientos de cenecistas, para mostrar su músculo ante la mayoría morenista.
     
    Como se recordará, en la pasada Legislatura las huestes de la disidencia magisterial, emparentadas con Morena, reventaron varias sesiones parlamentarias.
     
    Ahora los priistas cobraron viejas facturas a Morena, sólo que la protesta de éstos adquirió tonos que deben alertar a todos.
     
    Por un lado se observó a manifestantes que burlaron los filtros de seguridad del Congreso, portando navajas; hubo un conato de violencia que pudo terminar en golpes, arrancando y haciendo tiras una manta que pedía fin a las “cuotas pro Liga”, las cuales quiere echar abajo Morena.
     
    Además, le quitaron la silla al presidente de la Mesa Directiva y hasta sonaron su campanita, para medir “fuerzas”.
     
    Señales que hablan de lo riesgoso que puede ser para la gobernabilidad interna, el descontrol de grupos que están dispuestos a lo que sea, para conservar prebendas, privilegios o simplemente, lo que ellos consideran es justo o un derecho adquirido.
     
    Ya se vio el viernes un escenario parecido, con grupos porriles de la UAS, que impidieron la instalación de una mesa de análisis sobre la reforma a la Ley Orgánica.
     
     
    Malecón es columna  institucional  de esta casa editorial.
     
    maleconcln@noroeste.com