Ahora se sabe una habilidad nueva de Rafael Lizárraga Favela, actual Subsecretario de Operación y Promoción Turística, resulta que transa, pero nomás poquito. Poquito, no sea usted tan severo con él.
Y es que estando al frente de la Secretaría de Turismo en la administración malovista, él y dos ex funcionarios más pagaron 8 millones 651 mil 798.52 pesos por las campañas vacacionales denominadas Campaña Delta Vacations 2016, Campaña Canwest 2016 y Campaña Continental Airlines, las cuales nunca existieron.
La Auditoría Superior del Estado lo detectó, dio el pitazo a la Secretaría de Transparencia del Gobierno de Sinaloa y ayer, los titulares de esta dependencia anunciaron las sanciones por este daño al Erario.
Pero resulta que, según dijo Rogelio Aviña Martínez, subsecretario de Normatividad y Responsabilidades, Lizárraga Favela presentó pruebas que le sirvieron para recibir una sanción menor.
O sea, un “jalón de orejas” de 30 días de castigo sin goce de sueldo, por participar en un engaño, en una transa de 8.6 millones de pesos...
Explota el
sentido común
El sentido común tiene un cortocircuito en este caso.
Sí, en efecto, no somos expertos en leyes, pero ¿cómo entender que sancionan a Rafael Lizárraga Favela por participar en un fraude de 8.6 millones de pesos con sólo un mes de suspensión del trabajo sin sueldo, porque su responsabilidad fue menor?
O es o no culpable. Y en este caso, o es inocente o no de una estafa, un fraude con recursos públicos.
¿Qué demostró su evidencia? ¿Que fue cómplice por omisión, que lo permitió, que se hizo como que no vio siendo Secretario de Turismo?
Es decir, no sólo estamos hablando del daño al Erario de 8.6 millones de pesos, sino de que pagaron campañas fantasma de turismo. Eso es un doloso fraude. Y es grave.
Si fuese inocente no hubiera sido sancionado ni con un día de trabajo. En cambio, si es castigado, es porque sí es responsable del engaño al público.
Y todavía más, si a los otros dos implicados, subordinados de él, Luis Ángel Pineda Ochoa, quien era secretario técnico de Sectur Sinaloa, fue inhabilitado 8 años del servicio público y recibió una sanción 12 millones 977 mil 697 pesos.
Y José Luis Martínez Romero, entonces jefe del Departamento Administrativo de Sectur Sinaloa, fue inhabilitado 6 meses del servicio público sin goce de sueldo.
¿Por qué Lizárraga Favela sólo recibió una nalgada?
Y aún más, ¿por qué Rogelio Aviña Martínez, subsecretario de Normatividad y Responsabilidades, no fue capaz de explicarlo con claridad?
Lo que se viene
Y ya que andamos en temas de transas, el tema de que seguramente dará mucho que hablar es el de la reconstrucción de las zonas afectadas por los dos sismos que afectaron recientemente al País.
Ya comenzó la danza de cifras y la primera habla de 30 mil millones de pesos, una cantidad que fácilmente podría inflarse como un globo si no hay una verdadera vigilancia para conocer su destino final.
Con el sistema de corrupción que aceite a prácticamente todo nuestro sistema político y administrativo seguramente ya hay un ejército, pero de funcionarios listos para entrarle al tema de la distribución de recursos.
El problema es que no sólo se trata de vigilar los pesos y centavos, se trata de verificar que los trabajos de reconstrucción se realicen conforme a las normas, ya que de eso depende la vida de miles de personas.
Los temblores nos dejaron varias lecciones y una nos dice que la corrupción, al final, cuesta vidas, de ahí que se hayan desplomado edificios recién construidos, porque nadie se encargó de supervisar que estuvieran bien hechos.
El tema que
les duele
El otro tema que nada más no termina por aclararse es el dinero que recibirán los partidos políticos, y cuya exigencia ciudadana pide que sea utilizado para la reconstrucción de las ciudades afectadas por los temblores.
Para empezar, los partidos se “hicieron locos” cuando escucharon la propuesta, durante varios días nadie dijo esta boca es mía, el único que apareció a cuadro fue Morena y fue para ofrecer un 20 por ciento.
Cuando ya se vino la avalancha de críticas, el PAN y sus aliados lanzaron su propuesta de eliminar el presupuesto para los partidos y finalmente apareció el PRI asegurando que no aceptará prerrogativas este año.
Será el sereno, pero ya nadie les cree, cada que salen a decir o a proponer algo la ciudadanía aprieta los dientes y los escucha por escuchar.
Además existe el temor de que una vez que no tengan los recursos que les eran entregados empiecen a vaciar las arcas de los gobiernos que controlan, provocando aún más estragos.
Por su parte, los damnificados iniciarán una larga espera para recibir cualquier ayuda y seguramente algunos jamás recibirán nada, mientras otros se benefician con los millones que comenzarán a moverse con etiqueta de “ayuda”.