La aplanadora del PRI en el Congreso se impuso y en la sesión de ayer avalaron las dos cuentas públicas de 2016 del ex Gobernador Mario López Valdez, a pesar de los señalamientos de desaseo financieros, corruptelas y supuesto daño al erario.
La indicación venía desde el mismísimo Gobernador, Quirino Ordaz Coppel, ya que un día antes, los legisladores del tricolor se reunieron con él en privado.
El encuentro fue confirmado por Irma Tirado, líder de la mayoría tricolor.
La votación a favor de Malova se interpreta como la consumación de un pacto de impunidad entre gobernador entrante y saliente.
“Asumamos de una vez que el PRI siempre ha protegido al PRI, que entre gitanos no nos leemos la mano”, dijo Carlos Castaños, líder de los panistas.
“No habrá castigos ni devolución del dinero mal gastado, Sinaloa seguirá en la impunidad”, concluyó.
La sesión no estuvo exenta de protestas dentro y fuera del recinto legislativo, pero siguen siendo protestas aisladas, gritonas, creativas en algunas expresiones, pero sin el respaldo social que estas protestas debieran tener.
No hay una verdadera convocatoria de organismos o ciudadanos que realmente quieran cambiar las cosas.
Todo se vuelve circo, desgarres de vestiduras, “¡no me dejan entrar!" “¡Atacan las libertades!”, “¡No quieren que veamos sus chingaderas!”, y demás estridencias.
Por desgracia el tricolor y el PAS los borraron de un manotazo con su acarreo corporativo.
¿Podríamos esperar algo diferente? No, todo sucedió al más viejo y rancio estilo del sistema político mexicano y la impunidad es la cobija en la que todos se protegen.
Los ‘acarreados’
Como una defensa, y al más puro estilo priista, el Congreso se llenó de acarreados del Partido Revolucionario Institucional.
Los acarreados rayaron en el cinismo y hasta en las bitácoras de visita del Congreso se apuntaron por el diputado que asistían, siendo la mayoría del PAS y el PRI.
Ahí estaba doña Julia, a ella le dijo la jefa de su colonia que fuera.
Aceptó que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo en el Congreso, pero se aventó la discusión del primer semestre de la cuenta pública de Malova.
Ayer los priistas y pasistas traían porra en serio, la gente los vitoreaba cual fueran la banda El Recodo.
¡El bando
para negociar!
Si algo han mostrado históricamente los liderazgos del narcotráfico en Sinaloa es que su estructura jerárquica, por más golpes que reciba, es una cadena de mando que se adapta a cualquier condición.
El narcotráfico no sobrevive sin impunidad, y ésta se la ponen en bandeja de plata la corrupción y complicidades de las autoridades en todos los niveles de Gobierno.
Es tanta la penetración del narcotráfico en el entramado social, que ahora se ha vuelto complicado combatirlo sin caer en la simulación.
La “entrega voluntaria” en EU de Dámaso López Serrano, “El Mini Lic”, hijo de Dámaso López, “El Licenciado”, pieza fundamental del cártel de Sinaloa, tiene una clara lectura: ya hay un sólo bando con el que las autoridades se van a sentar a negociar y/o pactar acuerdos que jamás tendrán rúbrica.
¿Pero cuánta sangre ya costó al estado este reacomodo de fuerzas?
‘Solamente un peso’
Gonzalo Gómez Flores, Secretario General de Gobierno, anunció la actualización de tarifas al transporte público urbano.
El funcionario, no sabemos si en tono cínico o solidario, anunció que el aumento es “solamente un peso” y no dos, como pedían los concesionarios.
El Secretario General de Gobierno ni siquiera dio tiempo a las familias para organizar su quincena. Tal vez para él y los transportistas un peso no sea nada.
Sin embargo, por un peso, multiplicado por varios camiones, la situación se pone fea para la clase marginada que batalla para completar para un boleto.
Aprovecharon que el Congreso del Estado aprobaba las anómalas cuentas públicas para anunciar el aumento y que la molestia fuera menor.
Como siempre, culparon al aumento al precio del diesel y a la inflación.
Descansen en paz
Esta semana ya alcanzamos y superamos, tristemente, los mil asesinatos.
La Fiscalía General del Estado reportó que hasta el miércoles se tenía contabilizado a mil personas asesinadas con dolo.
Nos cuesta creer que esto es pura percepción, que esto es mera coincidencia entre buenas o malas acciones, que fue por pura casualidad.
Nos cuesta porque hoy también debemos contar más de mil familias que perdieron a un familiar y que, siguiendo las tendencias oficiales sobre impunidad, al menos 900 siguen sin saber la verdad de lo que pasó con su hijo, hermano, padre o madre.
Si nos pusiéramos a contar cuántas personas son las afectadas por esas pérdidas, es probable que juntemos más de mil.
Insistimos en que nos cuesta creer que nos sigan diciendo que todo esto es pura percepción o una mala racha.