El último en darse cuenta
Muy a su manera, el Gobernador Rubén Rocha Moya llegó la mañana del viernes a la ceremonia del banderazo que dio inicio el operativo de Semana Santa en Altata.
Altanero de quienes se habían escandalizado de lo que hasta ese momento se conocía: la privación ilegal de la libertad de una familia en La Noria, una comunidad perteneciente a Imala, en la puerta a la zona serrana del municipio de Culiacán.
Muy a su estilo, insistimos, con un aire de quererse quitar la presión de la tragedia, esos “hechos aislados” que ya son más comunes que inusuales.
Como si no viviera en Sinaloa el Gobernador, defendiéndose a gritos y sombrerazos de enemigos políticos imaginarios que según él pretenden usar la inseguridad para atacarlo a él y a su Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Del General Gerardo Mérida Sánchez, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, ya ni quisiéramos hablar, parece que no tiene caso, es alguien que no está preparado para un cargo así, mucho menos en Sinaloa.
Pero el Gobernador ni viendo la tempestad se hinca, aunque después sea él mismo quien asuma el costo de comunicar detrás de su cuenta de X.
No eran 15 las personas levantadas el viernes, como dijo Rocha Moya para minimizar el hecho, ni tampoco “algo que lamentablemente pasa como en todos lados”, es evidente que hay una guerra interna peleándose en el Cártel de Sinaloa y el gobierno actual prefiere quedarse callado.
Vaya, ni siquiera se atreven a llamarlo como lo que es: unas disputa que implica al menos a dos facciones del Cártel de Sinaloa.
¿Cómo lo sabemos? Porque todo mundo habla de eso, porque dejaron mensajes, porque la guerra ya ha pasado antes, porque hay cuerpos carbonizados, cuerpos decapitados, vehículos en llamas, grupos armados por la ciudad privando a familias enteras, encapuchados, con armas largas, con amenazas, con gritos de auxilio por la madrugada, porque ni la policía municipal ni la estatal meten las manos, porque tuvo que venir un pelotón de fuerzas especiales, del Ejército Mexicano, y porque no eran 40, eran 66 desaparecidos.
Ni intereses de rusos ni de búlgaros, como dijo en su discurso, señor Gobernador. Ni noticias para golpear, es el cártel más poderoso del mundo convulsionando nuestra comunidad y usted, por estar aferrado a la narrativa de Palacio, parece ser el último en darse cuenta.
Estrategia fallida
Y es que, siguiendo con el tema, lo que falla, además de la obvia estrategia de seguridad, es la estrategia de comunicación, donde los hechos siempre rebasan al Gobierno en temas de información.
Como que la autoridad, ante crisis de violencia, va siempre detrás de la sociedad.
Y es que sí está bien que tal vez sea necesaria la prudencia, pero no tan amplia como para permitir que la especulación se propague, como ha ocurrido en los hechos recientes.
Ahorita lo que sobra en Culiacán y sobre Sinaloa es psicosis, miedo, incertidumbre y especulación. Si el Gobierno del Estado no quiere que el estigma se refuerce, tiene que empezar por cambiar la realidad y responder las preguntas que todos nos hacemos: ¿qué pasó en realidad?, ¿por qué?, ¿habrá justicia?
Ay, el Secretario
Aunque no queramos, en temas como el que nos ocupa ahora, tenemos que volver a hablar del Secretario de Seguridad Pública de Sinaloa, Gerardo Mérida Sánchez, que bien podría ser un cuadro nada más de adorno en las instalaciones del Palacio de Gobierno de Sinaloa y a lo mejor así podría hacer más por la ciudadanía que lo que hace en el cargo.
Y es que en la cadena de hechos que vienen desde el jueves, la mañana de este domingo Sinaloa amaneció con la amarga noticia de que un enfrentamiento dejó sin vida a un elemento de la Guardia Nacional mientras realizaba su labor y otro más resultó herido.
Horas después una agresión de civiles armados contra elementos de la Guardia Nacional quedó registrada en video por un periodista que quedó en fuego cruzado.
Todo esto sumado a que vivimos un fin de semana espantoso, tras los hechos del viernes cuando civiles armados se llevaron de sus casas a 66 personas en diferentes puntos de la ciudad, entre ellos 22 niños y niñas.
Y el Secretario parece que le corre atole por las venas pues no se avispa, es más, ni siquiera para expresarse tiene talento el señor.
No se le ve en campo en operativo, sus apariciones en relación a todos estos hechos han sido por video sentadito en su oficina tratando de dibujar un panorama que desconoce y denotando su incapacidad de mantener el cargo.
Ya lo hemos dicho en este espacio, pero es que ya parece inimaginable que el Gobernador Rubén Rocha Moya no gestione ante la autoridad federal el retirarlo de este cargo pues no está haciendo absolutamente nada.
Parece que Mérida Sánchez se maneja bajo el entiendo de que “ayuda mucho el que no estorba”, y por eso mejor ni se mueve para que hagan su chamba los elementos que sí saben hacerla.
Aferrarse a la normalidad
Mientras la Fiscalía General del Estado sigue actualizando datos de las personas privadas de su libertad, o como dice el Gobierno, “desaparecidas por ausencia”, la vida continúa y arrancó la Semana Santa con el Domingo de Ramos.
Los feligreses acudieron a las parroquias, pero en las catedrales de Culiacán y de Mazatlán los obispos hicieron eco de los reclamos y la perplejidad de la población ante los hechos violentos del viernes.
El Obispo de la Diócesis de Culiacán, Jesús José Herrera Quiñónez, hizo un llamamiento a quienes perpetúan la violencia.
Mientras que el de Mazatlán, Mario Espinosa Contreras, llamó a las autoridades a no sólo ser reactivas sino preventivas.
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