La UAS dice ser víctima de discursos de odio, opresión y hostigamiento por parte del Estado, pero cada mañana desde su radiodifusora invitan a defenestrar a la prensa, hostiga a sus propios estudiantes y actúa en contra de cualquier persona que quiera deslindarse de la infección política que carcome a la institución.
    Tres pesos de vergüenza, señores

    Esto no es para defender las palabras del Gobernador Rubén Rocha Moya, a quien seguido se le van las palabras y luego debe tuitear para ofrecer disculpas, pero sí es para criticar, y mucho, la forma en que la UAS ha utilizado sus plataformas para pronunciarse.

    El ejemplo más reciente es por el escrito que sacó la casa rosalina para pedirle a Rocha Moya que detenga un supuesto discurso de odio, porque el Gobernador en su conferencia pensó en voz alta, y pidió a la pandilla que se cree dueña de la UAS que deje de robar el dinero de la institución.

    Aunque somos respetuosos de los procesos, es evidente que existe evidencia suficiente como para iniciar media docena de procesos contra los funcionarios acusados por desvío de recursos, muchos indicios que han sido expuestos en investigaciones periodísticas, y que incluso han sido utilizados por autoridades a la hora de indagar en procesos judiciales.

    Pero a lo que queremos llegar es que si hay algún ente en el estado que no tiene cara para reclamar discursos de odio, es precisamente la UAS.

    Sí, esa institución que todos los días presta sus espacios, arenga y seguramente hasta planea que esta raza provistos sólo de un largo y penoso amateurismo periodístico lance acusaciones sin pruebas, sin el más mínimo ejercicio de comprobación o reporteo, insultos a mansalva o se atreva a compartir fantasías que ni a Walt Disney bizarro se le hubieran ocurrido.

    La UAS dice ser víctima de discursos de odio, opresión y hostigamiento por parte del Estado, pero cada mañana desde su radiodifusora invitan a defenestrar a la prensa, hostiga a sus propios estudiantes y actúa en contra de cualquier persona que quiera deslindarse de la infección política que carcome a la institución.

    Este último esfuerzo de hipocresía llegó cuando, muy orondos, boletinaron el 7 de junio para festejar el Día de la Libertad de Expresión y todo el show, unas semanas después de cerrar carreras que justamente desarrollan la libertad de expresión, como la Licenciatura en Periodismo.

    Nadie nunca ha puesto en duda lo que significa la universidad para el estado, porque sí, es mucho más que un sitio al cual mandar a los jóvenes para desarrollar conocimientos académicos; en la UAS se forman personas, deportistas, artistas, incluso familias.

    Es precisamente por la relevancia que cobra la UAS en Sinaloa, que muchos no estamos de acuerdo en cómo ha sido dirigida y por lo que hemos descubierto, saqueada por sus autoridades, en todos los sentidos, desde lo financiero hasta lo mediático.

    Porque independientemente de cómo termine toda esta bronca de los juicios contra el Rector, que si las auditorías, o la Ley de Educación Superior, la UAS sale perdiendo en su imagen como casa de estudios.

    A nadie se le olvidará nunca lo penoso que fue ver el uso de la estructura universitaria para entorpecer procesos judiciales, insultar jueces, bloquear calles cada cuatro días nada más porque se les antojó, e incluso suspender un informe de labores del Ejecutivo.

    La esperanza además recae en que la pandilla no es eterna y que las gloriosas alas del águila del alma mater de los sinaloenses siempre serán más grandes y más fuertes que las ambiciones de cualquier aspirante a dictador.

    El Alcalde en su escondite

    Insistimos en que ahora que Juan de Dios Gámez Mendívil está de vuelta frente al Ayuntamiento de Culiacán, esperamos que no se vuelva a esconder de los medios como lo hizo en 2023 y durante su campaña electoral.

    Increíble que piense que la atención a los medios sea algo que puede evadir. Ser alcalde implica rendir cuentas, dar entrevistas, responder preguntas (fáciles y difíciles), que para eso piden el voto.

    Y las cosas se ponen peor cada vez que escuchamos a los funcionarios del Gabinete decir que no tienen el permiso de declarar sobre los temas que se les cuestionan, que sólo puede hablar el Presidente Municipal.

    Hay una responsabilidad civil, y de compromiso con la transparencia en hacer pública su agenda y estar abierto al diálogo tanto con los medios como con la ciudadanía, pero en la calle, no a escondidas ni a deshoras.

    También será importante ver si cumple con todo lo que prometió en su gira de campaña.

    Que la fiel confianza que le prometió a la ciudadanía sea el emblema que se cargó desde enero hasta los últimos de mayo, porque también fue uno de los candidatos más votados.

    Ojalá que no le pase lo que a Jesús Estrada Ferreiro, que creyó que la popularidad de la gente le brindó fue por su buen léxico, dominio de lenguaje y guapura, que cada que cerraba la avenida Álvaro Obregón era una fiesta y que todos bailaban sus jingles pegajosos.

    Ojalá, repetimos, que no se esconda y dé la cara como funcionario público que es.

    Defiende Feliciano
    su chamba

    El Diputado Feliciano Castro Meléndrez salió ayer a asegurar que no fue un fallo de la 64 Legislatura que el intento de reforma a Ley Orgánica de la UAS se haya quedado en los amparos promovidos por la Casa Rosalina y les echó la bolita a ellos al señalar que “es deuda de los que se oponen”.

    Después de que le preguntaron a Feliciano que si cómo queda la actual Legislatura con ese intento que todos hemos visto que no fue como dijeron que sería.

    Según Castro Meléndrez ellos tienen el mérito de haber puesto en la conversación pública la discusión sobre la necesidad de reformar la vida interna de la UAS, que la 64 Legislatura del Congreso del Estado no falló ni quedó a deber con el pueblo sinaloense.

    “No, porque al contrario, yo creo que uno de los méritos de esta Legislatura es que puso sobre la mesa el tema. ¿Por qué? Porque vivimos en un Estado de Derecho, y hay procesos que no dependen del Congreso... No es un problema de una deuda de este Congreso. Una deuda para Sinaloa, una deuda para la UAS es que no avancemos a la reforma a la Ley Orgánica, en ese sentido, la deuda es de quienes se oponen al interior de la universidad, dígase la autoridad universitaria”, señaló.

    Las suspensiones, recordó, son medidas de prevención, el fondo del tema no se ha abordado.

    “Aún falta que el propio Colegiado revise el fondo del planteamiento, entonces, nosotros estamos plenamente convencidos”, dijo.

    Luego dejó varios cuestionamoentos al aire: ¿Debe o no reglamentarse la Ley Orgánica a la luz del artículo tercero constitucional?, ¿quién habrá de oponerse a que en la UAS se diga explícitamente la libertad de pensamiento, la igualdad de género, que las mujeres y hombres universitarios ejerzan en igualdad de condiciones su participación en el Consejo Universitario, en las direcciones de las escuelas, en la administración central de la institución?

    “Habríamos de preguntar a la autoridad universitaria si está en contra de la participación de los universitarios en la elección del Rector, de los directores”, señaló.

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    Malecón es columna institucional de esta casa editorial.

    malecon@noroeste.com

    Tres pesos de vergüenza, señores

    Esto no es para defender las palabras del Gobernador Rubén Rocha Moya, a quien seguido se le van las palabras y luego debe tuitear para ofrecer disculpas, pero sí es para criticar, y mucho, la forma en que la UAS ha utilizado sus plataformas para pronunciarse.

    El ejemplo más reciente es por el escrito que sacó la casa rosalina para pedirle a Rocha Moya que detenga un supuesto discurso de odio, porque el Gobernador en su conferencia pensó en voz alta, y pidió a la pandilla que se cree dueña de la UAS que deje de robar el dinero de la institución.

    Aunque somos respetuosos de los procesos, es evidente que existe evidencia suficiente como para iniciar media docena de procesos contra los funcionarios acusados por desvío de recursos, muchos indicios que han sido expuestos en investigaciones periodísticas, y que incluso han sido utilizados por autoridades a la hora de indagar en procesos judiciales.

    Pero a lo que queremos llegar es que si hay algún ente en el estado que no tiene cara para reclamar discursos de odio, es precisamente la UAS.

    Sí, esa institución que todos los días presta sus espacios, arenga y seguramente hasta planea que esta raza provistos sólo de un largo y penoso amateurismo periodístico lance acusaciones sin pruebas, sin el más mínimo ejercicio de comprobación o reporteo, insultos a mansalva o se atreva a compartir fantasías que ni a Walt Disney bizarro se le hubieran ocurrido.

    La UAS dice ser víctima de discursos de odio, opresión y hostigamiento por parte del Estado, pero cada mañana desde su radiodifusora invitan a defenestrar a la prensa, hostiga a sus propios estudiantes y actúa en contra de cualquier persona que quiera deslindarse de la infección política que carcome a la institución.

    Este último esfuerzo de hipocresía llegó cuando, muy orondos, boletinaron el 7 de junio para festejar el Día de la Libertad de Expresión y todo el show, unas semanas después de cerrar carreras que justamente desarrollan la libertad de expresión, como la Licenciatura en Periodismo.

    Nadie nunca ha puesto en duda lo que significa la universidad para el estado, porque sí, es mucho más que un sitio al cual mandar a los jóvenes para desarrollar conocimientos académicos; en la UAS se forman personas, deportistas, artistas, incluso familias.

    Es precisamente por la relevancia que cobra la UAS en Sinaloa, que muchos no estamos de acuerdo en cómo ha sido dirigida y por lo que hemos descubierto, saqueada por sus autoridades, en todos los sentidos, desde lo financiero hasta lo mediático.

    Porque independientemente de cómo termine toda esta bronca de los juicios contra el Rector, que si las auditorías, o la Ley de Educación Superior, la UAS sale perdiendo en su imagen como casa de estudios.

    A nadie se le olvidará nunca lo penoso que fue ver el uso de la estructura universitaria para entorpecer procesos judiciales, insultar jueces, bloquear calles cada cuatro días nada más porque se les antojó, e incluso suspender un informe de labores del Ejecutivo.

    La esperanza además recae en que la pandilla no es eterna y que las gloriosas alas del águila del alma mater de los sinaloenses siempre serán más grandes y más fuertes que las ambiciones de cualquier aspirante a dictador.

    El Alcalde en su escondite

    Insistimos en que ahora que Juan de Dios Gámez Mendívil está de vuelta frente al Ayuntamiento de Culiacán, esperamos que no se vuelva a esconder de los medios como lo hizo en 2023 y durante su campaña electoral.

    Increíble que piense que la atención a los medios sea algo que puede evadir. Ser alcalde implica rendir cuentas, dar entrevistas, responder preguntas (fáciles y difíciles), que para eso piden el voto.

    Y las cosas se ponen peor cada vez que escuchamos a los funcionarios del Gabinete decir que no tienen el permiso de declarar sobre los temas que se les cuestionan, que sólo puede hablar el Presidente Municipal.

    Hay una responsabilidad civil, y de compromiso con la transparencia en hacer pública su agenda y estar abierto al diálogo tanto con los medios como con la ciudadanía, pero en la calle, no a escondidas ni a deshoras.

    También será importante ver si cumple con todo lo que prometió en su gira de campaña.

    Que la fiel confianza que le prometió a la ciudadanía sea el emblema que se cargó desde enero hasta los últimos de mayo, porque también fue uno de los candidatos más votados.

    Ojalá que no le pase lo que a Jesús Estrada Ferreiro, que creyó que la popularidad de la gente le brindó fue por su buen léxico, dominio de lenguaje y guapura, que cada que cerraba la avenida Álvaro Obregón era una fiesta y que todos bailaban sus jingles pegajosos.

    Ojalá, repetimos, que no se esconda y dé la cara como funcionario público que es.

    Defiende Feliciano
    su chamba

    El Diputado Feliciano Castro Meléndrez salió ayer a asegurar que no fue un fallo de la 64 Legislatura que el intento de reforma a Ley Orgánica de la UAS se haya quedado en los amparos promovidos por la Casa Rosalina y les echó la bolita a ellos al señalar que “es deuda de los que se oponen”.

    Después de que le preguntaron a Feliciano que si cómo queda la actual Legislatura con ese intento que todos hemos visto que no fue como dijeron que sería.

    Según Castro Meléndrez ellos tienen el mérito de haber puesto en la conversación pública la discusión sobre la necesidad de reformar la vida interna de la UAS, que la 64 Legislatura del Congreso del Estado no falló ni quedó a deber con el pueblo sinaloense.

    “No, porque al contrario, yo creo que uno de los méritos de esta Legislatura es que puso sobre la mesa el tema. ¿Por qué? Porque vivimos en un Estado de Derecho, y hay procesos que no dependen del Congreso... No es un problema de una deuda de este Congreso. Una deuda para Sinaloa, una deuda para la UAS es que no avancemos a la reforma a la Ley Orgánica, en ese sentido, la deuda es de quienes se oponen al interior de la universidad, dígase la autoridad universitaria”, señaló.

    Las suspensiones, recordó, son medidas de prevención, el fondo del tema no se ha abordado.

    “Aún falta que el propio Colegiado revise el fondo del planteamiento, entonces, nosotros estamos plenamente convencidos”, dijo.

    Luego dejó varios cuestionamientos al aire: ¿Debe o no reglamentarse la Ley Orgánica a la luz del artículo tercero constitucional?, ¿quién habrá de oponerse a que en la UAS se diga explícitamente la libertad de pensamiento, la igualdad de género, que las mujeres y hombres universitarios ejerzan en igualdad de condiciones su participación en el Consejo Universitario, en las direcciones de las escuelas, en la administración central de la institución?

    “Habríamos de preguntar a la autoridad universitaria si está en contra de la participación de los universitarios en la elección del Rector, de los directores”, señaló.

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