Malecón

MALECÓN
06/04/2025 23:24
    Lo que el Gobierno Municipal está haciendo no es promoción turística: es desentenderse de lo que ocurre en esas comunidades, minimizar los riesgos y trasladar la responsabilidad al visitante. Promover zonas golpeadas por la violencia como si estuvieran listas para recibir vacacionistas no solo es insensible; es peligroso.

    La vieja confiable del acarreo

    Entre las estrategias del Gobierno de Sinaloa para cambiar el discurso y apropiarse de la narrativa en medio de la crisis de seguridad, se han empezado algunas obras públicas selladas bajo el concepto de Plan Sinaloa, y se han realizado eventos para recuperar las calles y las zonas de conflictos.

    En estos eventos, entre los que se encuentra una gira por Imala, la primera piedra de la continuación del malecón de Culiacán y ahora un evento deportivo de boxeo se ha usado la vieja artimaña del acarreo haciendo uso de estructuras o recursos públicos.

    A los morenistas les gusta decir que “no son iguales a los de antes” pero en estos temas a como se parecen, pues resulta que todos estos eventos se ve repletos de funcionarios estatales, federales y municipales con sus familias, pues el Gobernador Rubén Rocha no puede encabezar eventos vacíos.

    Este domingo, el evento de Clase Nacional de Boxeo, que en realidad fue un calentamiento y calistenia y que fue iniciativa federal, fue llenado con sindicalizados, empleados de las dependencias del Gobierno de Sinaloa y gente de la delegación del Bienestar que hasta lista tuvieron que atender pues la instrucción fue acudir sí o sí, para quedar bien.

    También se hizo uso de camiones del Cobaes, Conalep y DIF para acarrear gente y facilitarles el acceso al evento, pues seguramente de otra forma los asistentes no hubiesen ido.

    Por supuesto los eventos estuvieron militarizados para garantizar la seguridad de los presentes, pues en medio de una crisis de seguridad ya no se sabe en qué punto se desata un enfrentamiento y vale más el blindaje.

    No es que no se respalde la idea de realizar eventos para recuperar las calles, pero es ridículo pensar que la normalidad regresará con eventos institucionales, llevando gente a fuerza y pidiéndoles a los burócratas que lleven a sus hijos e hijas a estos espacios a pesar de la situación de inseguridad.

    Turismo de alto riesgo

    Sin playas y sin plan B, el Ayuntamiento de Culiacán ha decidido lanzar la que quizá sea la campaña turística más audaz: promover como destinos vacacionales aquellos lugares donde recientemente ha habido enfrentamientos armados.

    Ante la pérdida de las playas de Ponce, Las Arenitas y el Conchal —ahora fuera de su jurisdicción por la municipalización de Eldorado—, el gobierno municipal optó por “ofrecer” como alternativa las sindicaturas de Imala, San Lorenzo y Baila, incluyendo Cospita, la única comunidad con salida al mar que permanece dentro del municipio.

    El problema no es la belleza de estos lugares, ni su valor como espacios de recreación —al contrario, históricamente han sido parte del tejido cultural y social de Culiacán. El problema es que hoy esas zonas se encuentran atravesadas por una crisis de seguridad que comenzó en septiembre de 2024, con una disputa interna en el Cártel de Sinaloa, y que ha dejado un saldo de violencia, miedo y desplazamientos de familias completas.

    Cuando se le cuestionó al alcalde si podían garantizar la seguridad de quienes acudan a estos lugares, la respuesta fue tan vaga como preocupante: “nos estamos preparando para que estén en óptimas condiciones para que la gente disfrute”. Ni una sola mención concreta sobre acciones específicas, ni garantías claras. Solo la promesa genérica de que “se trabaja en ello”.

    Lo que el Gobierno Municipal está haciendo no es promoción turística: es desentenderse de lo que ocurre en esas comunidades, minimizar los riesgos y trasladar la responsabilidad al visitante. Promover zonas golpeadas por la violencia como si estuvieran listas para recibir vacacionistas no solo es insensible; es peligroso.

    Mientras tanto, en Imala, San Lorenzo y Baila, la vida cotidiana sigue marcada por la incertidumbre. Y en el discurso oficial, todo está “en preparación”, todo está “listo para disfrutarse”, como si el miedo no habitara ahí desde hace meses.

    El terror para la Policía

    Casi por nada, que solo en lo que va del 2025 Sinaloa ya aparece en los primeros lugares de los estados más letales para agentes policiales y de tránsito.

    Para nadie es un secreto que la cosa se puso color de hormiga para los agentes del orden desde el pasado 9 de septiembre de 2024, cuando estalló la crisis de inseguridad en Sinaloa por la guerra interna del Cártel de Sinaloa, y quienes han han sido blancos de todo tipo de agresiones, amenazas y asesinatos.

    Sólo en este 2025, de acuerdo al organismo civil Causa en Común, se han registrado 16 asesinatos de agentes durante los primeros tres meses.

    También, el 2024 cerró con 16 asesinatos de policías y tránsitos, de los cuales 13 ocurrieron una vez iniciada la crisis de seguridad.

    Esta organización, que recopila y analiza información relacionada a las políticas públicas de seguridad y justicia en el país, colocó a Sinaloa como la entidad con más asesinatos de agentes policiales, solo por debajo de Guanajuato.

    La ONG reveló que en México al menos 124 policías han sido asesinados de enero a marzo, considerando policías estatales, municipales, federales y tránsitos.

    Además de Guanajuato, con 17 casos, y Sinaloa con 16, la lista la conforman Michoacán y Guerrero con 10, y Estado de México, Jalisco y Tabasco con ocho.

    Otra cifra qué llama la atención es que desde que la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, rindió protesta, en México la cifra de policías asesinados es de 218.