La excusa de estar desinformados
En el tema de la omisión en obligaciones de transparencia de funcionarios encargados de la seguridad del Estado tenemos que ser reiterativos, pues no puede convertirse normalidad el hecho de que la Vocera de Seguridad Pública del Estado de Sinaloa y el Gobernador Rubén Rocha Moya estén tan desinformados, o que usen esto como una excusa.
La noche del martes las redes sociales se inundaron de información sobre un enfrentamiento en la zona rural de Mocorito, pero varias horas después la funcionaria Verona Hernández Valenzuela sale a decir que no hubo reportes al 911 sobre los hechos e incluso responsabilizó a la ciudadanía señalando la poca cultura de la denuncia ante instancias correspondientes.
Hernández Valenzuela sabe perfectamente que no existe manera de que los medios de comunicación podamos verificar si lo que dice es cierto, y por eso juega con esa carta.
También es importante destacar que en los meses que tiene como encargada de la Vocería no ha dado información útil o de calidad en ningún momento, por lo que resulta bochornoso su papel, ya que es alguien encargada de rendir cuentas pero no de tomar decisiones en la Secretaría de Seguridad Pública.
Mientras que el Gobernador Rubén Rocha Moya, horas después, mencionó que desconocía lo ocurrido en la zona rural de Mocorito y que podría haber un detenido, así sin detalles.
Acá es evidente que el Gobernador sí está informado, pero no está autorizado para declarar, o al menos eso queremos pensar, pues de lo contrario significaría que ignora lo que pasa en el Estado que gobierna y que la federación no confía en él como para darle información sobre el resultado de operativos.
Hace ya unas semanas el Gobernador negaba una situación de seguridad complicada en Choix, negó víctimas y negó desplazamiento, y aunque anda muy activo gastanto el dinero del préstamo a 20 años para obra pública no ha visitado la región de Choix.
Quien supuestamente sí la visitó fue la Sebides, pero se le ha solicitado a la titular de esta dependencia María Inés Pérez Corral que integre a medios de comunicación a sus visitas, y quién sabe a qué le saca pues hace como que la Virgen le habla y nomás no deja que se le acompañe. Capaz en una de esas los medios son testigos de desplazamientos ocultos o historias pesadas que el Gobierno estatal prefiere no registrar pues no se puede pensar otra cosa.
Un pasito, muy chiquito, hacia la gran liberación
Bien dicen que muchos pocos hacen un mucho, y esperamos que no sea la excepción con un bien tan valioso para Sinaloa como lo es su Universidad Autónoma.
El principal tema del día de ayer probablemente fue precisamente la UAS, con su histórica jornada de elección para la Rectoría en los próximos cuatro años, e independientemente del trasfondo tergiversado y manipulado, representó una fecha digna de recordarse dentro de la centenaria historia rosalina.
Aún sin tener algún adelanto de los resultados, a pocos les sorprenderá saber que el desvergonzado y desbigotado Rector Jesús Madueña Molina corre con ventaja en la contienda con la académica Denisse Díaz Quiñónez.
A lo largo de estas semanas hemos sido incisivos en exponer todas las marrullerías y todo el cobre que ha sacado a relucir el séquito de viudos del ex Rector Héctor Melesio Cuén Ojeda, para mantener en el poder a quien podría considerarse uno de sus más fieles secuaces.
De forma descarada, burda, desleal y por supuesto ilegal, se ha utilizado la estructura de la Universidad para llevar agua al molino de Madueña y que lidere a la institución por otros cuatro años.
A sabiendas de lo complicado que luce ese escenario, sería una grata sorpresa ver triunfadora a Denisse Díaz en estos comicios, pues sería una gran señal de que la UAS encontrará un resquicio de liberación del gran lastre que representa el cuenato en sus entrañas.
Ayer señalamos que, gane o pierda Madueña, cargará eternamente con la cruz de ser el Rector de las tortillas millonarias, y el Rector que permaneció la mitad de su periodo fuera de funciones por algo tan vergonzoso como lo es el manoseo del recurso público de la Universidad.
Hoy toca decir que, gane Jesús Madueña Molina o gane Denisse Díaz Quiñónez, el 9 de abril la Universidad Autónoma de Sinaloa recuperó al menos un poquito de su libertad, y su comunidad debe tomar ese día como un parteaguas en la historia de la máxima casa de estudios del Estado.
Con sus diferentes movimientos, luchas, denuncias, exhortos, propuestas y demás acciones, los universitarios que realmente enaltecen a la UAS deben sentirse orgullosos de que ayer, por primera vez en 20 años, tuvieron el derecho a votar por el rumbo de su institución.
Tristemente el sentir de muchos académicos fue que de poco serviría al estar todo decantado hacia un candidato, pero el logro está en que, muy a regañadientes, los funcionarios de la UAS tuvieron que organizar una elección en la que integraran a toda la comunidad.
Sí, el proceso estuvo muy manipulado y vimos a muchos sobajarse por cada espacio rosalino para promover el voto a un Rector acusado de corrupción, pero precisamente esas eran las vergüenzas que buscaban ahorrarse al querer impedir una reforma a la Ley Orgánica.
El siguiente paso en esta búsqueda de liberar al águila universitaria, debe estar enfocada en mover a los jóvenes y hacerles ver la importancia de que participen y sean ellos quienes escojan lo que se hará con sus escuelas, con sus clases, con sus profesores, con sus inscripciones.
No hay fecha que no se cumpla ni plazo que no se venza, y ayer llegó el día que la pandilla que se cree dueña de la UAS no quería que llegara: el día en que todos los universitarios tengan voz y voto en su casa de estudios.
Los sondeos y la inseguridad
No hay que tener un posgrado ni ser un erudito para entender cómo la violencia afecta a nuestros estudiantes, por el simple hecho de estar más presente que normalmente lo habíamos vivido.
Pero por lo mismo es que una de las herramientas más valiosas que conocemos en la comunicación social es buscar muestras de opiniones sobre la situación que estamos viviendo, justamente para entender su daño, dimensionar sus alcances y por supuesto tomar decisiones.
En las últimas semanas nos hemos dedicado a salir al Centro de Culiacán y preguntar tanto a jóvenes como a adultos cómo es vivir en la crisis de inseguridad en la que vivimos ya desde hace siete meses.
Las respuestas de los adultos fueron muy interesantes, pero la de los jóvenes nos sorprenden sobremanera.
La preocupación, nos confiaron, se central en la zozobra e incertidumbre por no saber o tener la garantía de seguridad para el día siguiente, para la tarde o la mañana, para la hora próxima de que algo violento ocurrirá o en el lugar en donde pueda pasar, en el camino, en el origen, o en el destino.
Eso sin duda que ha tenido una repercusión irreversible en la manera en que se toman las clases, se procesa la información y se responde a las evaluaciones, pues es como sobrevivir en el miedo sin terminar de tomar en serio la escuela.
Sería bueno que el equipo del Presidente Municipal de Culiacán, Juan de Dios Gámez Mendívil, realizara esta tipo de ejercicio para que sepa que no son canchas deportivas las que necesitan nuestros jóvenes en estos momentos.
Y lo mismo va para dependencias como la Secretaría del Bienestar, de María Inés Pérez Corral, que piensan que con una despensa y un corte de pelo es el mayor favor que le pueden hacer a nuestros hermanos de las zonas rurales y serranas.