Resulta que en la conferencia de prensa La Semanera otra vez se hizo realidad esa amenaza que piensan los periodistas cuando el Gobernador Rubén Rocha Moya sale con camisa cuadrada: se enojó y arremangó parejo.
Esta vez fue porque le recordaron que los ocho cadáveres que amanecieron hace unos días en las calles de Tamazula, Durango, eran de sinaloenses que fueron privados de la libertad por un grupo de civiles armados en una colonia del norte de Culiacán.
Rocha Moya se encabritó y criticó que organismos como Iniciativa Sinaloa, que desde hace más de una década investiga y señala actos de corrupción en gobiernos estatales y municipales, tanto de panistas, como de priistas y ahora de morenistas, le estaban rogando a San Judas Tadeo para que los cadáveres fueran hallados en Culiacán o de perdida en territorio sinaloense.
Como si eso cambiara algo, esas personas fueron privadas de la libertad en Culiacán y ahora están muertas.
El frenesí del mandatario también alcanzó a Javier Llausás, que dirige el organismo civil Construyendo Espacios para la Paz, que también desde hace años estudia, analiza y explora opciones y estrategias para ayudar a que bajen los índices delictivos en lugares muy difíciles como el sector de Alturas del Sur.
Según el Gobernador, en las administraciones pasadas había más muertos y más violencias.
Lastimosamente, con declaraciones y actitudes como estas de “usan el tema para golpearlos políticamente”, nada va a cambiar en nuestro estado o el país.
Imagínese usted, tanto estar fregando con que cambiarían la realidad de cómo nos afecta la delincuencia, para llegar y salir con que toda crítica es campaña en su contra y la de su movimiento.
Aaaaaayyy, ellos nos golpean con el tema. Y los números de violencia familiar y raptos suman y suman y suman, como si tuvieran una estrategia integral para combatirla.
Ni tampoco echándole la culpa a Llausás y a la gente de Marlene León. Habría que decir, aunque no guste, que mucho de lo que se ha mejorado, aprendido y entendido de la violencia en Sinaloa no ha venido del gobierno, sino de la sociedad civil.
Cada vez queda más claro, el mejor Rocha que conocemos es cuando muestra experiencia, conocimiento y sensibilidad; pero el peor Rocha surge cuando se mimetiza con su jefe de Palacio en dichos y actitudes.
Y no son iguales, porque el Gobernador sí tiene una formación académica reconocida que, tristemente, él mismo ningunea cuando le gana la mecha corta.
Otro tema que tampoco gustó el Gobernador fue el del diputado Pedro Villegas Lobo, que como auténtico Pirrurris anda pichándole colegiaturas a un grupo de mujeres, de las que además ya pudimos constatar, son de su grupo cercano de amigas.
El compa anda quedando bien con dinero público, y ahí la dejamos para no decir más.
Esa es la bronca con cierta gente que llega a puestos en los que se debe administrar dinero para ayudar a los más necesitados.
Es obvio que este tipo, como cualquiera, debería saber que el dinero para gestión es para ayudas de otro tipo, no para andar regalando colegiaturas a sus amistades.
¿Cuánto plebe en comunidades como Villa Juárez o alguna otra rural anda batallando para completar sus útiles o deseando alguna bequita para ayudarse para el camión? Y este diputado utilizándolo para quedar bien.
Rocha Moya, a pregunta directa, dejó solo a Villegas Lobo diciendo que se hiciera responsable, y acto seguido desestimó la relación partidista y recordó que tanto Estrada Ferreiro y “El Químico” Benítez son también de su partido pero están bajo proceso.
Y en eso tiene razón el Gobernador, por eso le volveremos a preguntar a Feliciano, a quien luego le da por torcer la ley para proteger a su diputado.
y vulnerabilidad
La pregunta que nos hacemos todos en estos días o qué ronda la cabeza de la gente, sobre todo mazatleca, es si el puerto sinaloense aguantaría un impacto como el huracán Otis.
La respuesta obvia es NO. Y no sólo por obviedad, también los expertos lo señalan.
La organización Conselva, Costas y Comunidades, enfocada en la conservación y desarrollo sustentable, con un excelente nivel, nos lo dice claramente:
“Debido a su geomorfología de planicie costera con altos grados de erosión, pendientes suaves, propensión a inundaciones y relativa baja altura con respecto al nivel medio del mar, Mazatlán tiene una vulnerabilidad física MUY ALTA ante el cambio climático”.
Y es que: “Por su ubicación geográfica en el Óceano Pacífico, el nivel de peligro ante los efectos de huracanes en el litoral de Mazatlán es ALTO, particularmente debido a sus altas temperaturas que calientan el agua del mar”.
A esto se suma el alto grado de erosión de nuestras playas por el incremento del oleaje de los últimos años, lo que hace aún más vulnerable a la zona costera.
Además, en Mazatlán existen 27 escurrimientos, entre arroyos, lagunas y ríos, casi todos invadidos por el crecimiento urbano desordenado que caracteriza a nuestra ciudad.
Súmese a eso la ausencia de barreras naturales como vegetación, manglares y demás, que hemos estado destruyendo de manera sistemática las últimas décadas.
O sea que lo ideal sería prevenir. Aunque eso nunca urge.
Cuando vivimos en un país donde seguido se mata a periodistas, casi no nos asombra que en una guerra se esté asesinando a colegas de medios internacionales.
Es el caso del conflicto Israel-Palestina, o Israel-Hamás como se dice en una especie de eufemismo.
En 15 días, la cifra de reporteros muertos está muy por encima de cualquier otro conflicto bélico: han matado a 19 periodistas tan solo en Gaza, además de uno en Líbano y tres periodistas israelíes asesinados por Hamás. Cifra que podría haber subido ya en estos últimos días.
Tan solo el miércoles de la semana pasada se registró además el asesinato de varios miembros de la familia del periodista Wael Al-Dahdouh, director de la oficina de Al Jazeera en Gaza, en un aparente ataque del ejército israelí a su casa. Murieron su esposa y sus tres hijos.
Surge la duda de si el ejército de Israel está atacando a propósito a periodistas en un intento de desinflar la cobertura que se está haciendo en la zona y donde precisamente ante los ojos del mundo es una masacre de Israel sobre Palestina.
Tiempos de terror para la prensa en el mundo.