MALECÓN
14/10/2021 04:00
    Lo que hizo está mal, no admitir el error está peor, pero el último clavo a su ataúd es creer que siempre estará respaldada por la figura de Andrés Manuel López Obrador, eso se acabará, y lo único que le quedará en ese momento serán sus acciones.
    Merary, más que un desliz

    Dicen que una imagen, una expresión, puede dejar desnuda a una persona, y al parecer eso le pasó a la Diputada federal, Merary Villegas, quien fue acusada en redes sociales, mediante un video, de ignorar a una mujer que de rodillas clama por quimioterapias para su hijo.

    En las imágenes se muestra a la diputada sinaloense discutir con un grupo de personas que solicitan ayuda para recibir tratamientos por cáncer, cuando una de ellas se hinca para suplicar por ayuda, y cuando esto ocurre, Merary Villegas da la espalda y se retira.

    La tunda que recibió en redes sociales fue de antología.

    Lo peor vino después, cuando Villegas justificó lo que había pasado en un posicionamiento, acusando al PAN de política carroñera al asegurar que Acción Nacional, en su desespero por regresar al viejo esquema de saqueo y corrupción utilice a personas con familiares que sufren de alguna enfermedad.

    Y no se quedó ahí la sinaloense, les recordó a los panistas la tragedia ocurrida en la Guardería ABC en Hermosillo, metiendo este elemento en la discusión.

    ¿O sea, las quimios y la falta de medicamentos oncológicos son para la 4T lo que fue la tragedia de los niños en Hermosillo?

    A ver cómo le va con las diputadas y diputados albiazules, y sobre todo con las senadoras panistas tan empoderadas, con eso de que hicieron que el mismo Presidente Andrés Manuel López Obrador les sacara la vuelta y no fuera al Senado a entregar la medalla Belisario Domínguez.

    ¿Y de dónde viene Merary?

    A Merary Villegas la vimos en el Congreso de Sinaloa salir como leona a defender a los maestros del “Somos Más que 53”, cuando querían entrar a manifestarse, pero los guardias del recinto no los dejaban entrar.

    A taconazo, en pleno estacionamiento, la entonces diputada local le pidió a los elementos de seguridad dejarlos pasar porque era su derecho, a su espalda estaba el también Diputado Roberto “El Güero” Cruz, apoyándola.

    Durante ese periodo, Villegas Sánchez apoyó todas las causas sociales y se convirtió en un referente del Congreso aunque Morena solamente tenía dos diputados.

    Hoy, el panorama es muy diferente, ya se le olvidó quién la puso ahí y qué es lo que se supone que debería hacer como Diputada federal.

    Desde la legislación anterior, cuando fue electa como Diputada federal no figuró, se supo de ella cuando se convirtió en la campeona en faltas en las sesiones del Congreso, pero de ahí en fuera, ni para gestionar algo para Sinaloa fue buena.

    Es una lástima, pudo haber sido una figura del morenismo puro, sin sombra del priismo, y ahora es una aplaudidora más del Presidente. No hay crítica, no hay legislación, y sí hay declaraciones politiqueras y electoreras sin fundamento.

    Lo que hizo está mal, no admitir el error está peor, pero el último clavo a su ataúd es creer que siempre estará respaldada por la figura de Andrés Manuel López Obrador, eso se acabará, y lo único que le quedará en ese momento serán sus acciones.

    Viejas mañas

    En el Congreso de Sinaloa hay legislatura nueva con mañas viejas, y se comprobó en la Comisión de Fiscalización donde las cuentas públicas de los 18 municipios fueron reprobadas, aunque cada quien intentó defender a los suyos.

    Como muestra basta un botón: el Alcalde Jesús Guillermo Galindo Castro, de Mocorito, pertenece al PAS, por lo que la legisladora Alba Virgen Montes Álvarez no aceptó el dictamen negativo.

    Los priistas defendieron a los municipios priistas y los morenistas a los suyos, reprobando a los demás.

    Lo cierto es que con tanta bronca que se han echado los municipios desde que entró la 63 Legislatura y ahora la 64, que no han sido aprobadas las cuentas, no mejoran los procesos, pues se siguen presentando las mismas malas prácticas.

    Las ‘joyitas’ de siempre

    Las cuentas públicas correspondientes al año 2019 de los ocho municipios ya están reprobadas en comisiones pero todavía las tendrá que ver a detalle y de acuerdo a la información del Legislativo dichas cuentas registran similares irregularidades, que a decir verdad no sorprenden a nadie.

    Se encontraron desde pasivos de fuente de pago hasta el uso de facturas apócrifas. Además de subejercicio presupuestal en algunos casos y sobreejercicio presupuestal en otros

    También el coco de todos, en la obra pública, porcentaje mayor en promedio al 60 por ciento de la obra realizada se adjudicó directamente, sin licitar.

    En el caso de Sinaloa municipio, el porcentaje llegó al 96 por ciento

    Además, que no falten sobresueldos, en algunos municipios, para alcaldes, regidores y síndico procurador. El negocio es pequeño y las manotas muy largas.

    Las cuentas
    de los gobernadores

    Si usted hace memoria recordará que hace unas semanas se publicó la lista de los gobernadores que dejarán el poder en estos meses y de ellos dimos a conocer los gobernadores que dejan más endeudados a sus estados.

    El asunto es que varios de esos gobernadores que habían reportado que habían dejado menos deuda y que habían pagado parte de los pasivos anduvieron maquillando las cifras.

    En cuanto llegó el nuevo Gobernador y se sentó en la silla descubrió que la deuda real era mucho más grande.

    Los casos de Chihuahua, Nuevo León, Sonora y Baja California son de escándalo, y mientras más escarban más encuentran.

    En Baja California Sur, el ex Gobernador presumió ser uno de los que más deuda había pagado y en cuanto llegó el nuevo las cuentas verdaderas resultaron un fiasco.

    Aquí en Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, ha defendido públicamente que no dejó nueva deuda y que pagó parte de la enorme deuda que dejaron sus antecesores.

    Le otorgamos el beneficio de la duda porque hasta ahorita ha demostrado ser un buen administrador, pero estaremos pendientes para ver las primeras reacciones de Rubén Rocha Moya, en cuanto se siente en la silla.