El Presidente Andrés Manuel López Obrador dio a conocer el segundo informe de su Gobierno, el problema es que no nos quedó claro de qué País hablaba.
La descripción en su informe fue la de un País prácticamente perfecto, donde, acaso, falta muy poco para erradicar la corrupción, casi acabó con el desempleo y de la crisis económica se está saliendo sin necesidad de endeudar al País.
Nada dijo del video donde se observó a su hermano sumándose a las filas de miles de funcionarios que reciben ilegalmente bolsas con miles de pesos, tampoco recordó el desastre económico que podría retrasar décadas a México.
De la pandemia que ha postrado a México de rodillas y que mantiene a millones de personas viviendo bajo la angustia de no saber cómo enfrentar al virus, solo dijo que está en manos de profesionales, nada dijo de los más de 64 mil muertos.
Es cierto que una de las funciones de un Presidente es animar a la ciudadanía, ser optimista y ofrecer un futuro luminoso, pero el tabasqueño no se midió, su informe fue una letanía de triunfos y progresos que no se ven por ningún lado.
Los olvidados
El sector de la pesca, quizá el sector más olvidado y vilipendiado durante décadas por los gobiernos mexicanos, ni siquiera mereció un espacio en un informe donde el Presidente dejó en claro que la única ayuda que dará a los mexicanos será la que recibirán directamente desde los programas federales.
De las víctimas de la violencia aseguró que hay menos feminicidios, menos asesinatos, menos delitos, cuando las cifras señalan que sus años serán los peores de la violencia en el País.
Andrés Manuel López Obrador aseguró que ya no manda la delincuencia, cuando los carteles de la droga se erigen más fuertes que nunca y con capacidad de realizar atentados en la mismísima capital del País.
Recordó que el precio del petróleo pasó de cero a 40 dólares el barril, como si fuera un logro suyo, cuando los precios internacionales del crudo los señala el mercado mundial y poco o nada puede hacer un Presidente mexicano para fijarlos.
En fin, el segundo informe de Gobierno fue una mañanera más, donde el tabasqueño es capaz de decir cualquier cosa sin que nadie sea capaz de contradecirlo y donde cualquier ocurrencia se puede declarar, aunque no esté respaldada con datos reales.
La cantaleta sigue y sigue
Llama mucho la atención cómo las autoridades que se encargan de la seguridad pública siguen el mismo discurso e insisten con la cantaleta de que en Sinaloa la incidencia delictiva va bajando, y le achacan esto a la llegada de la Guardia Nacional y el trabajo coordinado de los tres órdenes de gobierno.
Nos queda claro que hay trabajo coordinado para vigilancia, pero nos parece que dista mucho de ser la razón por la que la incidencia vaya a la baja, sobre todo en el asunto como los homicidios.
Este martes, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública difundió un comunicado en el que su titular Renato Ocampo Alcántar, uno de los defensores de la coordinación, adelantó que Sinaloa cerró el mes de agosto con 78 homicidios, una cifra a la que no habían llegado en meses anteriores, por lo menos en el 2020.
Es obvio que tienen razón cuando la autoridad habla de que hay una baja en las denuncias de homicidio doloso, sin embargo, nadie difunde ni lleva un discurso en el que tome en cuenta las denuncias por desaparición, por personas que son sustraídas de sus mismas casas y ya no vuelven.
El problema de desapariciones en Sinaloa es tan grave, que ya hay 15 colectivos de familiares de personas desaparecidas, repartidos entre Culiacán, Ahome y Mazatlán, los lugares con más denuncias. Pero también hay en otros municipios como Guasave, Salvador Alvarado y El Fuerte, donde empezó todo.
Sería muy prudente que dejen de andar presumiendo bajas en homicidios dolosos si no hay una comparativa con estadísticas de denuncias de personas desaparecidas, porque estas también cuentan.
Donde duele
Dimes y diretes se desataron en el Congreso cuando el líder de la bancada del PRI, Sergio Jacobo Gutiérrez, enumeró una serie de aspectos en los que consideró que el Gobierno federal ha fallado, y recordó que hay productores esperando los pagos del maíz.
Estas declaraciones vinieron a levantar polvareda en la Diputación Permanente, donde la mayoría es de Morena, quienes salieron en defensa de su líder supremo, Andrés Manuel López Obrador.
Entre que es el guardián del pueblo, que aplica la austeridad al máximo, que ha sabido manejar la pandemia y demás argumentos para defenderlo, hicieron fila cinco de los integrantes de la Diputación Permanente en la sesión ordinaria, mientras Jacobo Gutiérrez escuchaba, pues supo darles donde les duele.
Y es que este día todos y todas quisieron opinar del Segundo Informe de Gobierno de AMLO, polarizando aún más el ambiente político, de por sí todas las sesiones del Congreso se ven enrarecidos con algunos temas, este fue la cereza del pastel.
Toma de protesta ‘blindada’
Contrario a los pronósticos, la toma de protesta de Teresa Ochoa Pérez, la flamante nueva dirigente del STASE, fue tranquila y protocolaria.
Y cómo no, si después del zafarrancho que se armó en Mazatlán y Culiacán en la jornada electoral, era lógico.
Desde la entrada del salón de eventos Figlostase había ocho patrullas, y en el estacionamiento otras tres, si al menos hay seis elementos por cada vehículo, estamos hablando de 66 policías estatales con rifles de cargo para vigilar una toma de protesta sindical.
Ni chance le dio Teresa Ochoa a sus contrincantes de las planillas amarilla, blanca y azul, quienes denunciaron irregularidades en el proceso, de poder siquiera acercarse con una cartulina.
La dirigente sindical dijo estar limpia y poder ver a los trabajadores a los ojos, pero con esa demostración armada, lo único que demostró es que el miedo no anda en burro.